Crece el crédito doméstico en Panamá
Los sectores que impulsan este crecimiento están asociados a los productos de banca de personas, especialmente en los sectores hipotecario (7.3%) y de préstamos personales (10.4%).
- Diana Díaz
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- - Actualizado: 01/3/2019 - 04:59 pm
Un informe de la Superintendencia de Bancos indica que el crédito doméstico al sector privado aumentó en 6.2%, si se compara con similar período del año anterior, según se refleja en el Informe de Actividad Bancaria del mes de marzo.
Los sectores que impulsan este crecimiento están asociados a los productos de banca de personas, especialmente en los sectores hipotecario (7.3%) y de préstamos personales (10.4%).
Informe de Actividad Bancaria destaca crecimiento del crédito domésticohttps://t.co/oRlHn3gxsj pic.twitter.com/pl7Okc7HFo— Superbancos Panamá (@Superbancos_Pa) 7 de junio de 2018
En este sentido, se destaca que el crédito hipotecario residencial continúa siendo uno de los financiamientos que mantienen una demanda creciente. Para el cierre de marzo este financiamiento alcanzó un crecimiento de 7.3%.
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El saldo de los créditos hipotecarios concedidos totalizó $16,237 millones, registrando una expansión de $1,111 millones con respecto al mismo período del año pasado.
En tanto, las viviendas cubiertas por la Ley preferencial abarcan el 36.4% de la cartera hipotecaria, unos $ 8,315 millones. La tasa del sector hipotecario a marzo es de 5.50%.
El informe detalla que la cartera de consumo personal continua creciendo a un ritmo sostenido de 10.4%. Uno de los segmentos más dinámicos fue el orientado a crédito de autos, que creció 2.3% en marzo de 2018 respecto al mismo mes del año pasado.
De igual manera los créditos otorgados por tarjeta de crédito también mostraron cifras significativas al tener un aumento de 10.6%.
En cuanto a la calidad de la cartera del Centro Bancario Internacional, el componente moroso representa el 1.7% y la cartera vencida 1.6%.
El informe destaca que los componentes con morosidad relevante son sectores que cuentan con garantías reales que respaldan dichos créditos.
La dinámica y tendencia observada en el saldo de cartera vencida muestran que la expansión del nivel de créditos de los bancos no ha significado un deterioro relevante de la calidad de la cartera de crédito, lo que sugiere que
las entidades de intermediación financiera han realizado una adecuada gestión de otorgamiento de crédito.
Los datos a marzo 2018 muestran un aumento en provisiones específicas para las diferentes categorías de riesgos, basados en el Acuerdo No. 4-2013).
Indica el informe que para este periodo, el nivel de provisiones alcanzan $760 millones.
Por otro lado, se han constituido provisiones dinámicas sobre el aumento de todas las facilidades crediticias que carecen de provisión específica asignada, es decir, sobre las facilidades crediticias clasificadas en la categoría normal.
A partir de la implementación, esta reserva por parte de los bancos registra un saldo al mes de marzo de 2018 de $1,199 millones.
A partir de 2012, se estableció que la presentación de estados financieros de los bancos que conforman el Centro Bancario debe prepararse bajo criterios NIIF.
Es por ello que los bancos además de calcular las provisiones regulatorias establecidas en el Acuerdo 4-2013, también deben realizar el cálculo de provisiones bajo los criterios NIIF. Y de existir alguna diferencia, a favor de la provisión regulatoria, la misma debe ser reflejada como una Reserva de Patrimonio.
A partir de enero de 2018 entró en vigencia la NIIF9 que introduce un cambio significativo en la metodología para el cálculo de las provisiones. A diferencia de la NIC39 que estaba basada en la pérdida incurrida (evidencia objetiva de deterioro), la NIIF9 establece que la provisión se debe calcular en función de la pérdida esperada que puedan presentar las operaciones.
Indica el informe que la NIC 39 utilizaba lo que se conoce como modelo de “pérdida incurrida”, modelo que a raíz de la crisis financiera del 2008 fue cuestionado porque significaba que durante el curso de un préstamo, las pérdidas crediticias esperadas no se tuvieran suficientemente en cuenta.
Esto condujo al G20 a pedir a los emisores de normas (IASB y FASB) que adoptasen un enfoque más hacia el futuro en el reconocimiento del deterioro de los créditos incobrables, denominado “modelo de pérdida esperada”.
El modelo de “pérdida esperada” que entró en vigor en 2018, se centró más en las expectativas de pérdidas crediticias futuras y así permitir el reconocimiento temprano de esas pérdidas.
El mayor beneficio de esto, es que se podrá tener más información de forma anticipada antes de que se materialice el impago de la obligación.
En el caso de Panamá, al estimar la pérdida por comportamiento de los créditos según el perfil de riesgo (Acuerdo 4-2013: Mención Especial hasta Irrecuperable) se estima una posible pérdida el cual se corregía con su determinada provisión, que a su vez representa una herramienta de cobertura en el banco.
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