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Cómo dominar la sesión de preguntas después de su presentación
- Caroline Webb
Para permitirse pensar con mayor claridad y creatividad al enfrentar preguntas que no son fáciles de responder, necesita reducir la sensación de amenaza y darse a usted mismo un sentido de control.
![Podemos reducir nuestros nervios preparándonos bien para nuestras presentaciones. Foto/Creado por yanalya](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2020/02/21/4880_0.jpg)
Podemos reducir nuestros nervios preparándonos bien para nuestras presentaciones. Foto/Creado por yanalya
Si a usted no le agrada mucho hablar en público, está bien acompañado. Esta es una fuente de ansiedad tan ampliamente compartida que cuando los psicólogos quieren generar estrés desagradable en una persona, con propósitos experimentales, suelen hacerla hablar en público.
Por supuesto, podemos reducir nuestros nervios preparándonos bien para nuestras presentaciones. Sin embargo, cuando ayudo a los profesionales a prepararse para una importante reunión, suelo escuchar una preocupación específica. Recientemente uno de mis clientes me dijo “conozco mis diapositivas, domino los números y he practicado mis anécdotas, pero no me gusta la sesión de preguntas. No sé qué es lo que van a preguntar las personas, así que me preocupa no tener una buena respuesta a sus cuestionamientos. O, peor aún, decir algo tonto.”
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Para permitirse pensar con mayor claridad y creatividad al enfrentar preguntas que no son fáciles de responder, necesita reducir la sensación de amenaza y darse a usted mismo un sentido de control. He aquí cuatro enfoques a practicar:
1. Aprecie la conversación: Las preguntas son buenas. Significan que su auditorio ha puesto atención a lo que usted dijo y está reflexionando activamente respecto a su contenido. Reencuadre las preguntas como una satisfactoria conversación que indica un saludable involucramiento, y su cerebro tenderá menos a ponerse a la defensiva. Cuando termine de hablar, mientras la primer persona levanta la mano, dígase silenciosamente: “Ajá, bien — ¡están interesados!” Después comience su respuesta mostrando aprecio por la pregunta: “Gracias, ese es un tema importante.” Esto le da un momento extra para pensar en su respuesta y hace que su auditorio se sienta valorado.
2. Encauce su empatía: Durante las reuniones de trabajo, las personas usualmente no hacen preguntas para tratar de que usted tropiece, sino porque quieren entender el impacto práctico que sus ideas podrían tener en sus trabajos. Entonces, mientras prepara su presentación, asegúrese de dedicar tiempo a ver el contenido desde los ojos de su auditorio. Piense acerca de lo que usted preguntaría al final de su charla. Tomar en cuenta la perspectiva de su auditorio lo ayuda a mantenerse tranquilo, recordándole que está lidiando con seres humanos, no con soldados enemigos.
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3. Comience con la coincidencia: Algunas veces alguien hace una pregunta porque no está de acuerdo con usted. Este puede ser un momento particularmente delicado. Comience su respuesta enfocándose en lo que coinciden. Después céntrese en donde está el desacuerdo real y expliqué qué le dio forma su opinión.
4. Defiéndase con curiosidad: Algunas veces la pregunta que le hacen se siente sorpresiva y puede hacer que incluso el más experimentado presentador tenga dificultades para responder. Esto puede pasar cuando un miembro del auditorio está tratando de ser divertido o informativo o, más a menudo, cuando alguien quiere ilustrar una situación muy específica con la que está lidiando. No puede preparar una respuesta para esta clase de pregunta impredecible. Sin embargo, puede estar listo con una mentalidad útil: curiosidad. Por ejemplo, podría decir: “Eso es intrigante – ¿es esto algo que has experimentado tú mismo?”
Y, si después de esa entrada sigue sin tener una respuesta, regrese a la primera de estas estrategias y muestre aprecio por un aporte que amplía los horizontes. “No estoy seguro al respecto, pero gracias – lo analizaré y te buscaré para responder.”
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