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Alberto Fernández y su plan para lidiar con la crisis en Argentina
El nuevo presidente desea impulsar el crecimiento y reducir la inflación. Eso será difícil.
- The Economist
- - Publicado: 28/12/2019 - 06:00 am
Alberto Fernández manejaba el Toyota en el que iba con su novia, Fabiola Yáñez, al Congreso para su toma de protesta como presidente de Argentina. Ese gesto, al igual que todo lo que dijo en su discurso de una hora, envía la señal de que tiene la intención de ayudar de manera urgente a los argentinos comunes que sufren por la recesión, la alta inflación y la creciente pobreza. Sin embargo, algunos se preguntaban, a medida que el peronista aceptaba la banda presidencial y el bastón de manos de Mauricio Macri, su predecesor de centroderecha, si conducirá al país hacia adelante o hacia atrás.
En parte, la pregunta surgió por la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, la nueva vicepresidenta, que precedió a Macri como presidenta. Fernández de Kirchner, una populista que gobernó de 2007 a 2015, creó el desastre económico que Macri debía mejorar pero no pudo. Ella ha sido acusada en nueve casos judiciales separados por actos de corrupción y otros delitos. En el nuevo gobierno, ya cuenta con una influencia sin precedentes para una vicepresidenta. El nuevo mandatario (no hay parentesco con Fernández de Kirchner) quiere complacer a las masas como ella lo hizo, al menos con los argentinos pobres, pero sin repetir sus errores. Eso será complicado.
La “catástrofe social” que Alberto promete terminar es real. Dos quintas partes de los ciudadanos argentinos no pueden costear la canasta básica. La tasa anual de inflación supera el 50 por ciento. El rescate financiero de Argentina por 57.000 millones de dólares de parte del Fondo Monetario Internacional, FMI, es el más grande en la historia de la institución. Alberto promete poner la economía "de pie". Sin embargo, uno de sus asesores explica: "No hay preguntas fáciles sobre la economía, y no hay buenas opciones".
La apuesta de Macri fue que él podría restaurar la confianza que Fernández de Kirchner había afectado, la cual conduciría al crecimiento. Al asumir la presidencia en 2015, levantó el control cambiario creado por Fernández de Kirchner, llegó a un acuerdo con acreedores extranjeros (con los que ella había peleado) y redujo los impuestos punitivos a los exportadores. Ese enfoque fracasó, en gran parte debido a que Macri no cortó el déficit presupuestario lo suficientemente rápido para mantener tranquilos a los inversionistas cuando las tasas de interés globales se elevaron. El peso se desplomó y la inflación despegó. El acuerdo con el FMI en 2018 fue la segunda puñalada al intento de revivir la confianza. Sin embargo, la austeridad que exigió impactó justo cuando la temporada política en Argentina estaba comenzando, lo que debilitó la economía y llevó a los votantes hacia Alberto. Eso volvió a golpear al peso.
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La gran idea del nuevo presidente es revertir la secuencia de Macri: el crecimiento conducirá a un renacimiento de la confianza y no de manera inversa, argumenta. Para impulsar el crecimiento, planea traer de regreso estrategias usadas por el gobierno de Fernández de Kirchner —pero blandirlas con mayor destreza—.
Es probable que la pieza central del programa económico sea una reestructuración de la deuda de 105.000 millones de dólares con tenedores de bonos extranjeros (que no incluye la deuda con el FMI). Esto será realizado por el nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán, un académico con poca experiencia política que se especializa en negociación de deuda. Ha propuesto que Argentina difiera el pago tanto de los intereses como de la deuda principal durante los próximos dos años. Los analistas asumen que terminará exigiendo mayores concesiones de parte de quienes otorgaron los créditos. Los precios de los bonos indican que los mercados esperan un recorte implícito —un descuento en el valor nominal de los bonos— de casi el 50 por ciento. “Cada dólar que no usemos para deuda irá para la recuperación en casa liderada por los consumidores”, ha dicho Guzmán a sus nuevos colegas.
La idea de pagar a los acreedores extranjeros menos de lo que se les debe parece destinada a convertirse en una decisión popular. También lo serán los planes de Fernández de aumentar los salarios del sector público y de los trabajadores de bajos ingresos, así como los de elevar las pensiones.
Las ideas para controlar la inflación no son ortodoxas. El nuevo gobierno podría mantener el tope a los precios de los servicios que estaba programado para expirar a finales de 2019. Se espera que mantenga los controles de capital creados por Macri como una medida de emergencia para frenar la depreciación del peso, y para alcanzar un pacto con los empleados y los sindicatos comerciales para mantener bajos los precios y los salarios (esto podría significar que los salarios se incrementarán en menor cantidad de la que Fernández ha indicado).
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La gran pregunta es si un paquete así puede excluir las medidas que afectan al crecimiento y que los peronistas hicieron campaña en contra. Eso es poco probable. El nuevo gobierno no desea usar los 11.000 millones de dólares restantes de su préstamo del FMI, pero todavía deberá lidiar con el fondo. El FMI es probable que reciba de buena manera un recorte a la carga de la deuda en el sector privado (lo que facilitaría que Argentina pagara al fondo). Es probable que ambos tipos de acreedores insistan en un superávit fiscal primario antes de los pagos de intereses, lo que significa más austeridad en mente de Fernández. Existe una especulación preocupante de que el banco central pagará las promesas como pensiones más altas a través de la impresión de dinero, a pesar de que se piensa que su nuevo presidente, Miguel Pesce, es una opción segura. Si la política fiscal o monetaria es demasiado laxa, eso impulsará la inflación a pesar de las reparaciones planeadas para contenerla.
Aunque Fernández vuelve a poner en práctica algunas de las técnicas usadas por su predecesora peronista, él señala que no repetirá sus excesos. "Este es el equipo económico de Alberto, y estará a cargo en este frente", dice un asesor. Sin embargo, el nuevo presidente no ha sepultado los temores de que Fernández de Kirchner tendrá una influencia indebida. Guzmán obtuvo el Ministerio de Economía después de que ella evaluó a otros dos candidatos, dijo el asesor presidencial.
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