Energía. La experiencia del CEO de una empresa europea en Panamá.
Aciertos y desafíos de GDF Suez en la generación termoeléctrica
En 2007, compraron la planta térmica de Bahía Las Minas, que generaba 280 mW, cinco años después, producen más barato casi el doble, 455 mW.
Philippe Delmotte es el CEO de GDF Suez Energy Centroamérica y llegó a Panamá hace cinco años, cuando esta empresa del sector energético – la más grande del mundo en el ámbito privado- decidió establecer operaciones en nuestro país, al comprar la planta de generación termoeléctrica Bahía Las Minas, en la costa caribeña colonense.
Delgado y dinámico, su cabellera casi toda blanca no denota ni un ápice de senectud. Todo lo contrario, encabezó personalmente un recorrido por todo el complejo de generación de energía eléctrica, con motivo de una operación de mantenimiento mayor, que por su complejidad y elevados costos (unos 15 millones de dólares), suele realizarse solamente una vez al año.
Concluido el recorrido de casi dos horas, en auto y a pie, bajo un fuerte aguacero, con una afable sonrisa, platicó con Calle 50 sobre su experiencia al frente de esta empresa belgo-francesa, aquí en Panamá.
“GDF Suez es una compañía con una plantilla mundial de más de 200 mil empleados e ingresos anuales de 90 mil millones de euros”, comenzó a decir con su simpático acento francés.
Delmotte, de origen belga e ingeniero mecánico de profesión, tiene más de 30 años de experiencia en el sector energético y antes de su llegada al tropical istmo panameño, recorrió varios continentes, y ha laborado desde en su natal Europa, pasando por Kazajstán, migrando a Singapur, luego a Canadá, de ahí al lejano Oriente pasando por Tailandia, Hong Kong y China, hasta llegar otra vez al Nuevo Mundo, ingresando por el Sur, en Perú.
¿Por qué se establecieron en Panamá? “Para mí hay dos elementos importantes que son:
primero, el crecimiento económico de Panamá es alto y tiene la necesidad de inversión a largo plazo, y que Suez puede aportar un valor agregado al sistema panameño, eso fue decisivo. El segundo elemento fue la estabilidad política. Para nosotros es importante, y en Panamá es alta”, destacó.
El ingeniero agregó que otro tercer aspecto que consideró la empresa fue la ubicación de Panamá, porque les permite considerar al país como una plataforma para la expansión de la compañía fuera de Panamá hacia América Central y en el Caribe.
Cuestionado sobre los desafíos enfrentados por la empresa en Panamá, bajo su dirección, Delmotte al principio cauteloso, compartió lo que, a su juicio, fue el peor momento atravesado por GDF Suez en el país.
“El reto más importante para nosotros fue la reconversión del búnker al carbón, cuando el contratista Sadelmi quebró en 2009, pero pudimos terminar el contrato, que era del tipo “llave en mano”, en el que el contratista tiene que hacer todo y normalmente no puedes intervenir en el contrato, pero esta vez tuvimos que tomar el control nosotros. Solamente este tipo de cosas lo pueden hacer empresas grandes. Eso fue un tema complicado, pero la planta ahora funciona bien”, manifestó como meditando lo aprendido.

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