Un libro fundamental de cual nadie debiera prescindir.
‘Narraciones panameñas’, elogio de un libro sin par
Creo que el gran acierto de esta obrita es su concienzuda búsqueda de verdaderas joyas de nuestra cuentística clásica, lo que nos permite asomarnos a la gran tradición literaria panameña.
Pedro Crenes Castro (Desde Madrid) / Desde Madrid
Rojo y con una pollera y un montuno. Así es la portada de un viejo libro de referencia en lo que a literatura panameña se refiere. “Narraciones panameñas” figuraba en la lista de libros que teníamos que comprar para Español. Me daba risa el apellido de la autora, Berta María Cabezas. Me imaginaba siempre a la autora (a la que no he visto ni en fotos) con más de una cabeza: una chiquillada como tantas de aquella época.
Este es un libro fundamental del que yo no prescindiría nunca. Y no me tomen por oxidado y caduco a la hora de escoger libros para la enseñanza literaria. Creo que el gran acierto de esta obrita es su concienzuda búsqueda de verdaderas joyas de nuestra cuentística clásica, lo que nos permite asomarnos a la gran tradición literaria panameña.
Nombres como Salomón Ponce Aguilera, Gil Blas Tejeira o Luisita Aguilera Patiño (la única mujer en la selección) han tenido su relevancia literaria y estética que no se ensombrece por otros grandísimos nombres de nuestra cultura como Octavio Menéndez Pereira o Ernesto J. Castillero cuyas biografías están sembradas además de cargos públicos de gran relevancia que tanto bien han hecho a nuestra identidad nacional.
Pero para mí el mejor de todos esos cuentos es, sin duda, el de mi querido Lucas Bárcena, “Miedo”, el cual he aprendido de memoria en su práctica totalidad. “Era así cuando pequeño…”, arranca el cuentos, brillante, rítmico, con una lograda tensión de la trama. Consigue Bárcena que sigamos al personaje hacia su miedo, hasta ese camino iluminado por la luna llena que revela la temida aparición y desata la tragedia final que aquí no les pienso revelar. Una intensa joya que he albergado en mi corazón y me ha empujado en mi propia escritura.
Luego hay otro maravilloso cuento que me he atrevido a convertir en otro y que pronto podrán leer. Se trata del divertidísimo y aleccionador “Bueno es el culantro, pero no tanto” de Santiago D. MacKay, una historia que me regaló desde mi juventud un personaje patrio, el chinito “mondonguero”, del que espero recuerden la historia, ocurrida según la leyenda por allá por los años que fuimos colombianos.
MacKay, brillante en su hacer literario, fue en su época, según recoge el libro de Berta María Cabezas, un cronista del viejo Panamá que se fue, un nostálgico que firmaba como Fray Rodrigo y que mantuvo una columna en la Revista Siete (Del Panamá que se perdió) que me voy a tomar la alegría de rescatar.
Al final de cada cuento hay una ficha para rellenar a modo de repaso de lo leído. Creo que fue con “La Zamacueca” (de Darío Herrera) con el que por primera vez sentí una verdadera comprensión de una historia con todos sus matices, metáforas y sutilezas del lenguaje. En un momento del cuento el autor habla de “la ola purpúrea” de la mejilla. Busqué en el diccionario y he aquí, milagro, entendí que lo que el autor quería decir. Aunque obvio por el contexto, se me reveló aquel día lo que era una metáfora.
Berta María Cabezas dice en su nota preliminar algo que me entusiasma, y que muchos profesores han procurado en estos años: “me empeñé en que las nuevas generaciones se enterasen de su propia literatura. La idea de que después abandonaran las aulas sin tal conocimiento me parecía del todo imperdonable”. Sin duda, una labor que tenemos que continuar desde la casa y en la escuela.
Por eso, por su vocación de vínculo con nuestro pasado, por su clara indagación sobre lo que somos, creo que “Narraciones panameñas” es un libro que debe seguir siendo ampliamente difundido y comentado. Un libro que no debemos dejar salir de la lista de los de obligada lectura para nuestros estudiantes por el bien de ellos sobre todo y del nuestro también, abocados siempre a olvidar de dónde venimos y sin saber a dónde vamos.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.