La rosa y la palabra
- Salvador Medina Barahona
Yo digo que si se critica algo, también se debe estar dispuesto a trabajar para entender por qué ese algo es así, o modificarlo a su mejora. Yo tuve la buena fortuna y privilegio de haber recibido apoyo, consejo, espacio y crítica de gente de generaciones poéticas anteriores.
Pequeña como va por los días (me refiero, claro está, a su estatura corporal), se hace cada vez más grande en el adoquinado de honor de nuestra literatura. Tenaz como ella sola, escurridiza a ratos, presente cuando tiene que estar y, sobre todo, hermosa perdiz de palabras hermosas, Consuelo Tomás Fitzgerald dejó de caminar para emprender un vuelo hacia latitudes lejanas, a fundir su poesía con la poesía de los otros. La tres veces Premio Ricardo Miró nos representó recientemente en el Festival Internacional de Poetas de Struga, en Macedonia. Se llevó un puñado de versos en los ojos y los dejó escapar por su boca para, en un ritual que parece no abandonarla nunca, recoger la poesía de las calles, la gente, las cosas. El ritual la oficia a ella, en un gesto inverso en el que la sacerdotisa de las palabras se deja anegar de luminosidades sagradas. Por eso, de vuelta en casa, sus ojos estaban llenos de luz; sus labios callaban un lenguaje que pronto le habría de delatar como un heraldo blanco en las jornadas de nuestro propio festival de poesía. De eso hablaremos en las siguientes líneas: Bocas del Toro, Panamá entero viajaron a Macedonia en los versos de la Tomás, como cariñosamente le decimos; pero volvieron aquí, en ella, para escoltar nuestro bien llamado arte de amar, nuestro Ars Amandi 2010, una avanzada épica que un puñado de poetas y amigos emprendieron “en busca de lo humano”. Veamos qué ocurrió antes, durante y después de que la autora de Lágrima de dragón(Premio Miró de Novela 2009) dejará su impronta en aquellas tierras lejanas.
CTF:Conocía a Jorge Palma, un poeta uruguayo con el que hicimos buenas migas en el Festival de Poesía de La Habana en 2009. Él me había comentado que estaba recomendado para este importante festival, el más antiguo de Europa, pero tenía dudas en ir. Muy lejos, situación babélica (por los idiomas) y otras consideraciones monetarias, yo me puse en campaña para convencerlo de que fuera. Cuando regresó, agradecido, él me recomendó a los directivos y me llegó la convocatoria. Ellos te piden los poemas por delante, te evalúan, y luego de esto, si les pareces, te invitan. Y bueno, parece que pasé la prueba.
CTF:Bueno, en el caso particular de Struga, yo creo que allí lo único que ellos conocían de mí era mi poesía, y no toda porque les envié los poemas que tengo traducidos al inglés. El poema siempre pierde algo en la traducción, por más buena que sea, pero aun así, me consideraron. Pero creo que es un pensamiento generalizado que el poeta no es solo alguien que escribe versos en sus horas libres, sino que es también un ser humano con un compromiso social y con un oficio que apuesta a la construcción de los mejores valores de convivencia social, de lo humano.
CTF:Fíjate, Salvador, que yo no espero compensaciones. Con el solo hecho de poder escribir y que esa escritura tenga importancia para la historia de la poesía en Panamá, y para la gente que la lee, ya me doy por compensada. Pero sigo pensando que la poesía panameña debe ser conocida en otros puntos del planeta para entrar en ese diálogo que mencionas. Yo era la única poeta centroamericana en ese evento de casi 60 poetas de todas partes del mundo. ¡Wao!, eso es una cosa, porque no solo te preguntan por la poesía, sino que se acercan a ti con genuina curiosidad sobre el país del que vienes. Una anécdota: cuando llegué a Sofía (Bulgaria), cansada en la noche y al ver que nadie me estaba esperando, resolví irme a un hotel a descansar para ver qué iba a hacer. El taxista, muy amable, me preguntó de dónde venía. Cuando le dije Panamá, en Centroamérica, el hombre botó una expresión... algo así como ¡Uf!, otro planeta. Me dio mucha risa, y pensé: ¡caramba, qué lejos llegué!
CTF:Bueno, cuando llegué a Struga en un taxi a las 12 de la noche del día siguiente al que tenía que llegar, me recibieron como si hubiera estado secuestrada por extraterrestres. Casi mandan a poner fuegos artificiales. Mi apodo fue “Consuelito lost and found”. Luego, me vi en la antología traducida al macedonio, sorpresota de la buena. Y bueno, tantos poetas muy reconocidos en sus países: Japón, China, Líbano... Allá conocí al buen amigo Ahmad Al Shajawi, de Egipto, que lamentablemente no pudo venir a Panamá a nuestro reciente festival; pero logré intercambiar figuritas con él.
CTF: Son varias actividades, muy orientadas a compartir con el público que vacaciona en esa ciudad en los meses de verano: Presentación de colecciones editoriales con trabajo de traducción, conferencias, lecturas en monasterios muy antiguos. Este año hubo un homenaje al país de Azerbaiyán; vinieron poetas y músicos de allá. Había lecturas nocturnas (después de las 12 de la noche) para el público macedonio joven, con presentación de poemas en video o cantautores; es decir, todo lo que se oía en ese idioma. Me llamó la atención el “Wine Contest”, un concurso entre los poetas invitados para elegir el mejor poema escrito al vino. Yo no escribí el poema al vino, perfiero bebérmelo (risas). Esta es una región que produce un vino muy famoso. A mí me tocó mi oportunidad de leer (la única) en la clausura, y todo fue transmitido por la televisión local. Puedo decirte la cifra: 53 poetas de los 5 continentes (¿o son 6?) sobre todo de los países cercanos de la Europa del Este, Serbia, Bosnia, Montenegro, Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, en fin...
CTF: Pues, si hubo traición no me enteré. Suele ocurrirme en la vida en general. Y bueno, cuando me tocó leer en la clausura, el escenario era tan enorme, las luces tan brillantes y el público estaba tan lejos, ubicado como estaba en las orillas del canal (porque el escenario se monta en el puente sobre un canal que va a dar al lago Drim), que entonces no pude ver las reacciones del público, solo las de mis compañeros y compañeras poetas. Leí el poema De la propensión a los accidentes, en español. La traducción al macedonio fue hecha desde la traducción al inglés de Zoe Anglesey, ¡imagínate!; fue leída por una actriz macedonia, excelente la muchacha leyendo poesía.
CTF:No chico, si yo me la pasé escuchando calladita los comentarios de las únicas cuatro personas que hablaban castellano en el festival de Struga, aparte de mí. Mi combito de referencia para cuando se me arrugaba el cerebro de tanto hablar inglés o francés. Ellos habían ido a otros festivales y se comentaban que si el hotel esto, que si la comida aquello. Me traje todo eso en el archivo porque la idea es que los que vienen a Panamá hablen bien del festival. Y bueno Salvador, por supuesto que hubo magia, la magia de las buenas cosas que se construyen para la felicidad. Si todos estamos concentrados en eso, no hay peleas, no hay egos sublevados. Este grupo trabajó así todo el tiempo, en plan de amigos que construyen una casa para hacer de ella un hogar. Cada uno pone lo que puede. Algunos con más experiencia que otros. El festival de Struga es más institucional. Los que lo llevan son en su mayoría funcionarios, que hacen su trabajo muy profesionalmente y con mucha comprensión y paciencia. Nosotros en Ars Amandi solo estábamos obligados por la voluntad y el querer. Al final salió algo bueno, y todos notaron que allí no había mala onda. Ojalá pueda seguir así.
CTF:Mira, yo digo que si se critica algo, también se debe estar dispuesto a trabajar para entender por qué ese algo es así, o modificarlo a su mejora. Yo tuve la buena fortuna y privilegio de haber recibido apoyo, consejo, espacio y crítica de gente de generaciones poéticas anteriores. En buena onda. Mi deber ahora es apoyar a los que siguen en la escala del tiempo. Es más, la lógica de la cadena que la de la escalera. Para poder ayudar, debo conocer. Estar. Acompañar.
CTF:¡Áyala!, fíjate Salvador, lo que pasa es que yo sufro de un síndrome que no sé cómo se llama. Creo que mi cuerpo tiene una edad, que ya me acerca a eso que llaman el adulto mayor. Pero tengo otra edad en la mente y el espíritu que no se pone de acuerdo con la edad corporal. Esta edad está más en el tiempo de los proyectos, el entusiasmo, el viaje interminable. No sé cómo voy a hacer. Te lo explico mejor. Si pudiera correr los 8 kilómetros que corría cuando tenía 35, los correría, pero las rodillas no me lo permiten. Pero ahora estoy estudiando una Maestría, porque el cerebro está más preparado para ello. Corro por ahí. Pero no te preocupes, no llego al punto de hacer el ridículo. Siempre existen las convenciones sociales, y no me interesa violentarlas, siempre y cuando no me coarten el entusiasmo, ¿eh?
Entusiasmo. Eso es ella. Rosa florecida, la Tomás. Impetuosa en el gesto de vivir, se aleja por los pasillos del sueño y nos deja una fragancia que perdura en el corazón y las lágrimas. Con gente como ella, el mundo es más habitable. La abrazo y, pequeña como es, desaparece en el poema de una tarde para confundirse con el silencio.
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