Alberto Barrow. Es cierto que somos un crisol de razas, pero hay que incluir a todos los que lo componen.
‘Hay que ir más allá de una frase bonita’
Las legislaciones no resuelven los temas de exclusión e inclusión, pero son instrumentos que ayudan en la medida en que la legislación es parte del ordenamiento social.
Toda lucha de reivindicación tiene tropiezos
- ‘Hay momentos desconcertantes; como la frustración del malogrado censo, son momentos difíciles. En el caso del censo, por la forma como el Estado lo manejó, ese fue un momento desconcertante y hay momentos como esos en toda lucha social’.
- Alberto Barrow
Alberto Barrow avista la ciudad mediante un telescopio instalado en el noveno piso de su apartamento localizado en el corazón de la capital. Con él, observa con luces largas y también aprecia en detalle el carácter cosmopolita del país, lo cual reafirma su convicción de no claudicar en la causa por la ‘inclusión plena’ de los afrodescendientes en este mosaico multicolor llamado Panamá.
Abogado de profesión, activista por convicción, Barrow se reconoce como una de las muchas voces que proclaman que en este país -que todos aceptan como crisol de razas- se trascienda de la frase bonita a las acciones de Estado que contribuyan a derrotar a los estereotipos y a abrir canales de integración para aquellos que a veces, de manera deliberada y en otras inconsciente, padecen los rigores de la exclusión y la falta de oportunidades.
En torno a una mesa central, con un cuadro alusivo a la etnia negra y con el telescopio en posición de reposo, Alberto Barrow se sienta a responder nuestras preguntas, algunas veces emocionado, otras reflexivo, pero siempre convencido de que la causa que él y otros activistas han liderado, antes y ahora, es justa; por lo que a estas alturas, y aun cuando han habido momentos desconcertantes, no se vale abandonar la lucha.
¿En qué estado se encuentra al activismo por la inclusión o visualización de los afrodescendientes en el país?
Todos los esfuerzos que se han hecho para la inclusión plena de la población afrodescendiente han transitado por distintos momentos. Hay esfuerzos que nos anteceden, ha sido una lucha generacional; y si miramos los primeros 20 años de la República y después los años 30, 40, 50 y 60, en distintos momentos de la vida republicana, distintas personalidades han tomado algún nivel de liderazgo para impulsar la lucha histórica por la inclusión de la etnia negra. De manera que lo que tenemos no nace hoy, tiene sus antecedentes y quizás los que intervenimos ahora somos apenas continuadores de nuestros antecesores.
¿Se ha avanzado mucho o poco en esa iniciativa?
En materia de lucha social siempre se avanza y se retrocede. Las luchas sociales son procesos complejos. En el caso de esfuerzo por la inclusión plena de la etnia negra nacional, debo decir que han habido indiscutiblemente avances, pero hace falta mucho todavía. Pero el camino ha sido largo, con altas y bajas, y yo pienso que hoy nos encontramos en un punto importante porque el debate sobre la inclusión en la sociedad panameña es mucho más abierto, y eso sin duda constituye un avance. Nos obstante, todavía hay mucho más que abrir.
¿Qué es exactamente inclusión plena?
Siempre decimos que Panamá es un crisol de razas, y en efecto somos eso. Pero la lucha por la inclusión plena es hacer que esa frase bonita sea más que eso. Que efectivamente todos los componentes de ese crisol de razas puedan sentirse incorporados en todas las instancias y en todo el quehacer de la sociedad panameña.
¿Cuáles serían los puntos clave para alcanzar esa inclusión plena?
Hay una exclusión en el plano económico. La pobreza en el país está fundamentalmente marcada en dos sectores muy claros: la población indígena y la población negra. Si examinamos el mapa social del país, encontraremos que ahí donde está concentrada toda la pobreza, ahí están concentradas estas dos poblaciones. Cuando hablamos de inclusión social, hablamos de políticas públicas tendientes a que todos los sectores de ese llamado crisol de razas puedan disfrutar de todos los beneficios que este país es capaz de proporcionar.
Además de la pobreza, ¿qué otra variable incide en la exclusión de los afrodescendientes?
La educación. Hay mucho que hacer en esa ruta de cara a la inclusión social plena de los afrodescendientes. Nuestra historia real y efectiva y la contribución de la población afrodescendiente al país, está ausente de nuestro sistema educativo. Hicimos una propuesta hace 10 años y la hemos reiterado en esta administración y no ha tenido eco en el Ministerio de Educación. La propuesta es que, para ir ampliando todo el proceso de democratización de esta sociedad, hay hacerlo en la educación; y en términos de la población afrodescendiente, se requiere que en nuestro sistema educativo se enseñe lo que hemos sido y lo que somos en el desarrollo de este país. Todavía en el mercado laboral uno puede detectar que determinados componentes étnicos de la sociedad panameña están ausentes de algunos espacios del mercado. Uno enciende la TV y observa que gente panameña de determinadas características están asociadas a determinados segmentos componentes de este y otros no están. Todavía hay sesgos, todavía la selección de personal para algunas clases de trabajos pasa por la cuestión del color de la piel. A algunas personas les es difícil internalizar eso que pasa en este país que es crisol de razas.
A propósito de eso, usted es muy crítico de las caricaturas de contenido racial.
Sí, y no solo de las caricaturas. Lo cierto es que en estas se hace mucho más evidente; creo que los medios tienen un papel que jugar en términos de inclusión social. En la medida que los medios sean, en lugar de vehículos de transformación, reproductores de estereotipos, eso no va a ayudar; necesitamos que todos los panameños podamos vernos de manera igual.
Hace 2 años y medio hubo el censo y también se elaboró una propuesta para la fallida reforma constitucional, ¿qué pasó con todo esto?, ¿es necesaria otra legislación?
Las legislaciones no resuelven los temas de exclusión e inclusión, pero son instrumentos que ayudan en la medida de que la legislación es parte del ordenamiento social y, justamente, si se aboga por legislación y si se han aprobado más de 12 piezas legales en Panamá en los últimos 12 años, es revelador de que hacen falta; si no, no se hubiera tenido que avanzar con la aprobación de ellas.
¿Hacia dónde apuntaban en el tema de las reformas constitucionales?
Arrancamos por decirnos que si nos vamos a dar una nueva carta magna, vamos a firmar un nuevo pacto social que se refleje en la Constitución. Entonces abogamos en nuestra propuesta sobre cómo definimos el Estado panameño, que es el primer artículo de la Constitución, y nosotros proponemos que en ese primer artículo, cuando se hagan efectivas las reformas, como panameños reconozcamos que Panamá es un país multicultural y multirracial; ponerle carne a esa frase, el crisol de razas, que se vea reflejado en todo nuestro quehacer.
¿Y del censo?
Hay que señalar que la inclusión de las dos variables étnicas ya se había hecho anteriormente. Se hizo hasta la década del 40 y se había dejado de hacer. Esto también estaba asociado a los términos de saber quiénes somos y en qué condiciones estamos los panameños; porque los panameños somos muchas cosas. De manera que si de políticas públicas se trata, lo que abogamos es que desde el Estado se impulse a través de proyectos la inclusión de todos los sectores a la vida nacional, y usted no puede incluir si no conoce las especificidades de los sectores que va a incluir y esa pregunta apuntaba hacia eso; quiénes son los componentes de ese crisol de razas, dónde están y cómo están. Sí, crisol de razas, pero hay que ir más allá de una frase bonita.
¿Hay una verdadera unidad o acompañamiento hacia el movimiento de parte de los afrodescendientes?
Los movimientos sociales son complejos. No hay procesos sociales que conciten lo que llamamos unidad, pero hay un movimiento. Yo soy apenas una cara de ese movimiento; quizás sea una de las caras más visibles, pero hay un conjunto de gente. Los esfuerzos que se realizan no son esfuerzos míos, ciertamente mi voz traduce esos esfuerzos, pero hay una Coordinadora Nacional de Organizaciones Negras Panameñas en la que hay más de una veintena de organizaciones de distinto tipo.
¿Considera que ha sido una lucha difícil?
Se ha ido construyendo. Ha tenido sus dificultades, pero toda la gente que nos antecedió tuvo sus momentos glorificantes y momentos desesperantes también.
¿Se ha sentido en algún momento, tan casando como para no seguir adelante?
Dejar la lucha, nunca. Hay momentos desconcertantes; como la frustración del malogrado censo, son momentos difíciles. En el caso del censo, por la forma como el Estado lo manejó, ese fue un momento desconcertante y hay momentos como esos en toda lucha social. Pero detrás de mi persona; de Eunice Meneses, la secretaria ejecutiva, y todos los otros compañeros, nos mueve la convicción de que nosotros somos la continuidad de gente que nos antecedió en la lucha, que nosotros somos transitorios y que después de nosotros vendrán otros. Tenemos claridad en la necesidad de hacer un relevo generacional.
¿Y qué hay para el futuro inmediato?
Además del Mes de la Etnia Negra que crece cada vez, tras una iniciativa del año pasado, el tercer lunes de cada mes de mayo será el 'Día de las trenzas Panamá' porque los panameños entendieron el sentido de esa celebración como un acto de reafirmación nacional, de reafirmación de uno de los componentes de este crisol de razas. Nos esperan momentos sonrientes, momentos de esperanza y seguimos en la brega.
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