Cuando la mujer se siente sola
- Geraldine Emiliani
En ocasiones, la mujer se siente sola a pesar de estar acompañada, y esa es la peor de todas las soledades, la del vacío existencial, la que no tiene perspectivas, la que no tiene a nadie de quién depender.
Se dice que la soledad por lo general se viste de mujer y es muy raro ver patologías masculinas en este aspecto, pero sí las hay, especialmente cuando se trata de enfrentar las metas no realizadas. En esta área la mujer es experta, se especializa en materia de sufrimientos, y los más difíciles de asimilar son precisamente las viejas heridas sentimentales.
En torno a la mujer que se piensa sola por no tener a un hombre a su lado -cuenta la historia- que vive sumida en una completa frustración y desesperación al no tener sexo. Y que, por esa razón la mujer tiende a sufrir, tiene mal carácter, son explosivas, etc. Sobre el particular, Dorita de Reyna, periodista, casada por 33 años expresa: “Una mujer fuerte emocionalmente y segura de sí misma no necesita del vínculo amoroso o sexual de alguien para ser feliz y realizarse. Los vínculos afectivos, no amorosos, sí los considero necesarios. Te los puede dar la familia o los amigos y te ayudan a sobrellevar mejor la vida. Creo que toda edad tiene sus etapas, tanto para el hombre como para la mujer. La necesidad sexual definitivamente tiene su cúspide en edades muy definidas. La necesidad de cariño, sin embargo, está presente siempre”.
En este contexto, abordemos un tema un tanto indiscreto de mujeres que se pasan solas y que no se dan cuenta que viven encerradas en sus obligaciones que poco pueden disfrutar de la vida, de salir una noche y dar rienda suelta a su alegría, que muchas veces la esconden encerrándose en una coraza en donde nadie puede entrar. Y, cuántas veces en la soledad siente esos deseos de compartir ese juego amoroso como un sentido de pertenencia fisiológica. Al respecto, Xavier Saéz-Llorens, médico y escritor de artículos de opinión nos dice: “toda persona necesita pasar por las fases biológicas que habitualmente se presentan a las diferentes edades, para lograr su realización plena. Tanto el hombre como la mujer requieren compañía, sea esta permanente, prolongada o transitoria, con una o distintas parejas. Debido a las diferencias hormonales, es posible que la privación afectiva y/o sexual tenga una traducción psicológica diferente según el género. Por ejemplo, el varón en soledad tiende a sufrir depresión y consumo de alcohol mientras que la mujer muestra irritabilidad fácil, amargura e insatisfacción con lo cotidiano. Por tanto, cariño y sexo son importantes para ambos. Es también probable que la mujer requiera más de cariño y el hombre más de sexo pero sin que esta presunción pueda ser generalizada”.
Rossana Uribe, empresaria, comunicadora y actriz señala: “El cariño es algo que el ser humano necesita como alimento de cada día, para crecer como persona. Ahora bien, tendemos a confundir sexo con cariño o con vínculo afectivo y hasta a sustituir el cariño con sexo queriendo cubrir un vacío. Qué triste que una mujer se sienta tan sola como para querer llenar su vacío espiritual y su necesidad de cariño con sexo. El sexo por el sexo no llena, y al final te quedas aun más vacía que antes a menos de que estés totalmente consciente de que es solo eso: sexo y no lo confundas con algo más. Es válido tener sexo por el solo hecho de obtener placer, solo que las mujeres cuando se sienten solas, tienden a confundir una cosa con otra”.
Por otro lado, están las que tienen a un hombre a su lado e igualmente tienen miedo a la soledad, y por esa razón llegan a soportar escenarios incómodos y difíciles. Hay muchas historias tristes de mujeres que aguantan frases como: “yo nunca te he querido”. Palabras hirientes que van quedando en el corazón sin poder olvidarse. Mujeres que soportan despertar junto a alguien que ya no ama, que le ha hecho daño, que le ha engañado, la ha golpeado, que no la respeta. En este aspecto encontramos mujeres en que el factor económico las hace ceder, igualmente están las profesionales de éxito, que la dependencia emocional las hace sucumbir ante esta condición de desamparo. Guillermo Antonio Adames, propietario de una cadena radial y canal de televisión refiere: “El sexo y el afecto son necesidades naturales del ser humano. Algunos hombres frente a mujeres profesionales o de carácter fuerte se sienten inseguros y hasta amenazados. El sexo es fundamental para la armonía y la compenetración de la pareja. El apetito sexual es una necesidad fisiológica. Reprimirlo es causal de frustración. Que una mujer desee satisfacer sus necesidades sexuales va más allá de si es profesional, seria, o su condición social”.
Conclusión.
Si lo que se quiere es evitar relaciones enfermizas lo ideal es vivir esa interconexión sexual en base al placer recibido, en la ausencia de responsabilidades y derechos al margen de sentimientos amorosos. De lo contrario, ni siquiera intentarlo una primera vez.
Y, cuando la mujer se siente sola a pesar de estar acompañada, esa es la peor de todas las soledades, la del vacío existencial, suspendida entre el cielo y el infierno, sin nada ni nadie a su alrededor de dónde sujetarse. Es como estar muerta en vida, y tener que seguir viviendo.
Y, cuando no se tiene la capacidad para enfrentarse a la soledad y no sabe cómo manejar sus conflictos emocionales y actitudes sociales, es porque viene con un arrastre desde la niñez, de conflictos psicológicos no resueltos y que en su vida adulta se destapan con escenas de incoherencias emocionales, de trastornos psicológicos que algunas veces las llevan a asumir el papel de adictas al sexo, extrovertidas, de mal carácter, explosivas, como sinónimos de tristeza, que cuando se prolonga se convierte en depresión que merece ser atendido de manera urgente.
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