El rincón de la gloria
Un olímpico que se destacó en los rebotes y en el ataque
En nuestro país ha habido muchos y muy buenos jugadores, pero no conozco a uno que lanzara al canasto donde solo él sabía que iba a caer
En nuestro país ha habido muchos y muy buenos jugadores, pero no conozco a uno que lanzara al canasto donde solo él sabía que iba a caer ese rebote. Si mi mente no falla, esa facultad solo la conocía Luis Sinclair, un explosivo jugador de baloncesto, de seis pies, tres pulgadas, 198 libras, que se inclinó por este deporte; aunque según los entendidos, tenía madera para llegar a jugar béisbol en las Grandes Ligas.
Residía en Parque Lefevre y empezó a practicar el baloncesto con bolas de tenis para ocuparse en algún deporte. A raíz de inaugurarse la Liga Víctor Tomás, el señor Eustorgio González, quien laboró en los correos nacionales, llevaba el balón y allí dio sus primeros pasos Sinclair, llevándolo a participar en categorías menores con el Bazar Imperial.
Luego pasó a formar parte del quinteto del Instituto Tomás Alba Edison, dirigido por el profesor Antonio Gordon, equipo que ganó todos los torneos en el Intercolegial de Panamá y Nacional, en el que lograron sendas victorias como la que consiguieron frente al poderoso equipo del Abel Bravo, de los hermanos Rivas, en categorías menores. Todos los partidos quedaban arriba de cien puntos.
Un día del año 65 iba camino al estadio de Barraza a jugar béisbol y el profesor Mike “Grillo” Olde le preguntó: ¿Quieres formar parte del equipo nacional? Él le respondió: “Listo”. Así fue como uno de los grandes inicia su periodo en los Centroamericanos, logrando su primera medalla de oro.
Luego de esto vino una gira por todo el sur de Estados Unidos, denominada “De Pueblo a Pueblo”, tiempo de la segregación racial. Luego fue llamado por el técnico Clare Cumberbatch a la selección para los V Juegos Bolivarianos, en Guayaquil, Ecuador, logrando la medalla de plata.
En ese mismo año inauguraron una liga de ascenso para ver quiénes de los jóvenes podrían participar en la categoría mayor, hoy superior, en la que Sinclair logró el objetivo jugando para cerveza Atlas. Ese año ganó el novato del año. Ese mismo año Panamá ocupó el cuarto lugar en un campeonato mundial extraordinario, por invitación en Chile; el equipo nacional sufrió dos bajas, una de ellas la de Sinclair.
Pero él se recuperó y nuevamente formó parte de la delegación que fue a los X Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en San Juan, Puerto Rico, donde Panamá ocupó el IV lugar.
En el segundo centrobasket en 1967, en San Salvador, participó, y veamos lo que escribió el profesor de Educación Física José Enrique Montesinos, en su libro “Fiebre entre aros”:
“El segundo centrobasket se desarrolló en San Salvador, la capital salvadoreña, pero su proyección cualitativa quedó por debajo de la primera edición, aunque creció en la cuantitativa al intervenir siete selecciones nacionales. México, país defensor, se hizo representar por una escuadra de un estado, y Puerto Rico no participó; de esta manera la escena quedó preparada para que Panamá y Cuba se convirtieran en los dos principales contendientes en una lucha por la corona”.
En el tercer centrobasket en el 69, en La Habana, Sinclair logró su tercera participación consecutiva y su segunda medalla de oro en estos juegos.
Luis Sinclair Morrell se retiró en 1976, luego de una exitosa carrera. Para este servidor, tú, Sinclair, cumpliste con tu patria.
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