Raúl Andrade, nada lo detiene y rompe barreras
- Gabriela Herrera
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- gherrera@epasa.com
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- @gbrl50
Raúl Andrade narra cómo un balazo le cambió la vida y le presentó el atletismo, una disciplina que antes no miraba, pero ahora es su pasión.
El 30 de noviembre de 2007 Raúl Andrade celebraba su graduación, estaba en una fiesta, se divertía con sus amigos y algunos compañeros de escuela, hasta que un carro pasó frente a la casa donde se encontraban y desde este hicieron varios disparos.
Algunos de los jóvenes recibieron los estragos de las balas; a uno le entró y salió, a otro le rozó en una pierna, sin consecuencias; otro perdió sensibilidad en su rostro, y a Raúl la bala le alcanzó la columna vertebral, donde permanece alojada.
Sicológicamente fue difícil superar su nueva condición, él no quería salir de su casa, vivió encerrado prácticamente un año, se quería morir, hasta que su familia lo invitó a un paseo por la ciudad. Llegaron a la Cinta Costera y vio tantas personas en sillas de rueda disfrutando de una vida normal y haciendo deporte.
Raúl, en ese momento entendió que hay vida después de una discapacidad, y fue así que nació su amor por el atletismo adaptado, con el que ha representado a Panamá en diversas justas regionales y ahora tiene tres objetivos: Juegos Paranamericanos, Mundial de Atletismo y los Juegos Paralímpicos de Tokio.
"Del accidente para acá fue que quedé encantado (con el atletismo), me di cuenta que la vida sigue, los obstáculos los pone la mente", señaló Andrade, quien competirá en Lima en el lanzamiento de jabalina.
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"Estamos terminando los preparatorios para Lima y primero Dios, a buscar la clasificación al Mundial de Atletismo en Doha y para los Juegos de Tokio", dijo Andrade.
"Estos son mis segundos juegos y voy a meterle fuerte", añadió.
Reconoce Andrade que antes de su accidente no sabía de atletismo ni de baloncesto, "después de la lesión fue que vi que se podía continuar, ahí fue que quedé metido en el atletismo, porque cuando cambiaba jugaba fútbol, que es lo que todo el mundo hace", manifestó.
Recuerda Andrade que al principio cuando salía siempre pedía ayuda porque tenía miedo de caerse, pero ahora cuando en la calle le ofrecen auxilio lo descarta, porque "yo puedo solo y uno así va rompiendo las barreras".
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