Nómina releecionista de la Sociedad de Dueños allana el camino para ganar sin oponentes
No podemos dejar pasar el momento actual sin establecer una posición al respecto, aunque en realidad la suerte de la Sociedad de Dueños de Caballos no es asunto que nos quite el sueño.
- Egbert Lewis
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- - Actualizado: 24/9/2018 - 07:03 pm
Habíamos tomado la decisión de guardar distancia del proceso electoral para escoger a la nueva junta directiva de la Sociedad de Dueños de Caballos, cuyas elecciones están previstas (por el momento) para el próximo domingo 30 de septiembre.
Tras ver el panorama, nos pareció oportuno dejar que la democracia siguiera su dinámica y que ganara quien capitalizara la mayor cantidad de votos. Además, dentro de las dos nóminas que finalmente se presentaron, figuran nombres de personas a las cuales respetamos, les tenemos simpatía, incluso, hay uno que otro que también goza de nuestra admiración.
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También es del conocimiento público que nuestra principal crítica a la actual dirigencia es su proclividad a intervenir en asuntos que no son de su competencia, especialmente en lo relacionado con el Laboratorio de Análisis de Drogas, la sección de Toma de Muestra y hasta en las sanciones y restricciones a los entrenadores sancionados, temas que, básicamente, son responsabilidad legal de la Comisión Nacional de Carreras y en segunda instancia de la Junta de Control de Juegos.
Con este profundo desacuerdo de principio, obviamente que no íbamos aplaudir la reelección.
Pero ciertamente, no podemos dejar pasar el momento actual sin establecer una posición al respecto, aunque en realidad la suerte de la Sociedad de Dueños de Caballos no es asunto que nos quite el sueño, puesto que hay problemas capitales en la hípica grande que sí merecen ser atendidos inmediatamente.
Sin embargo, parece se les ha subido tanto el cargo a la cabeza que en lo personal hemos sido testigo de la intervención del jefe de la Sociedad en temas privativos de la administración del hipódromo y se han dado incidentes con algunos colaboradores de la Empresa Hípica de Panamá, que no están subordinados a la Sociedad de Dueños de Caballos, mucho menos a su presidente ni a ninguno de sus directivos. Si dudan de lo que aseveramos, pregúntenles a los colaboradores de mantenimiento que recientemente construyeron el salón de la Sociedad de Dueños de Caballos que está instalado entre el Salón Presidencial y Appucapa.
Pero cuando pensábamos que lo habíamos visto todo y ante el hecho claro de que, si bien tienen todas las de ganar las elecciones, no iba a ser tan fácil como parecía hace unas semanas, orquestaron, con gente de su entorno, una impugnación trasnochada y planificada para 'correr solos'. Es así que el pasado jueves 20 de septiembre, se conoció sobre la impugnación de la nómina 'Renovación' que lidera el doctor Arturo Wong porque en la directiva 'propuesta' (no en funciones) había tres nominados en un cargo, cuando por mandato del estatuto deben ser dos.
Si fuera que se votara cada cargo de manera individual, tendría sentido la impugnación, pero como se vota por bloque, por nómina, simplemente había que advertir que se eliminara a uno. Pero como el objetivo era no exponerse a una derrota, optaron por liquidar al enemigo a medio camino.
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Puede que legalmente la impugnación tenga validez, pero no deja de tener un tufo a mala fe el hecho de que la Comisión Electoral haya tenido en su poder ese documento por un par de semanas y no fuera capaz de insistir en la advertencia sobre esa inconsistencia para propiciar la competencia y que ganara el que tuviera más votos, aunque no fuera el mejor.
Incluso, a quien más le convenía una elección competitiva es al dirigente actual para poder confirmar su liderazgo y si en realidad la simpatía de los dueños de caballos está arraigada en él. En teoría no debiera ser problema para alguien que fue legislador de la República, ganar una pinche elección de un gremio tan chiquitito como lo es la Sociedad de Dueños de Caballos.
Quedan en el ambiente algunas preguntas. ¿Los inversionistas que más dinero ponen en la hípica se sienten a gusto con este tipo de manejo? ¿Es justo que se deje sin voz a un sector importante de los dueños, solo porque piensa diferente? ¿Están dispuestos a que la imagen de la hípica siga siendo afectada por temas que nada tienen que ver con ella? ¿Cuánto costará a la imagen y la credibilidad que se continúe señalando que “trabajadores” del hipódromo hayan sido manipulados para hacer uso pernicioso de dineros públicos? ¿Están realmente representados todos los dueños de caballos en la directiva propuesta o estamos ante una segunda Unión de Preparadores? ¿La Sociedad de Dueños de Caballos podrá soportar el peso de tres años con el mismo estilo personalista y lo que ello implica? ¿Vale la pena que el gremio más representativo de la hípica siga siendo la diana que usen los enemigos de ella para apuntar sus cañones?
Durante esta semana procuraremos abordar estos y otros asuntos. Porque, independientemente de cuál sea el resultado del domingo 30 (cuando se dará la supuesta elección), hay temas que deben ser dilucidados, porque alguien tiene que martillar cuando se insiste en tratar de hacer que la gente piense que es bueno algo que evidentemente no lo es tanto.
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