Murió el legendario Ted Williams
Publicado 2002/07/05 23:00:00
- Bilbao
Ted Williams, el legendario pelotero de los Medias Rojas de Boston, último con .400 de efectividad al bate, murió ayer en un hospital. Tenía 83 años. Williams, quien sufrió varios ataques de apoplejía y e insuficiencia cardiaca durante los últimos años, fue internado ayer en el Hospital Citrus County Memorial, donde se certificó su muerte"" debido a un ataque cardiaco a las 8:49 de la mañana (1249 GMT), dijo la portavoz de la clínica, Rebecca Martin.
En enero del 2001, fue sometido a una intervención quirúrgica a corazón abierto y en noviembre del 2000 le fue implantado un marcapasos.
El pelotero, que era miembro del Salón de la Fama, quería ser recordado como el mayor bateador de la historia. Sus números en el béisbol bien podrían avalar ese título.
Williams tuvo de por vida un promedio de .344 al bate, con 521 cuadrangulares, pese a interrumpir su carrera en dos ocasiones para participar como piloto de los infantes de marina en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea.
Tuvo 145 carreras impulsadas como novato por los Medias Rojas en 1939, y cerró su carrera conectando un jonrón en el Parque Fenway de Boston, durante su último juego de Ligas Mayores, en 1960.
El mayor logro de Williams fue en 1941, cuando tuvo una efectividad de .406 con el tolete, conectando seis imparables en una doble cartelera, el último día de la temporada.
Williams decía que su vista era tan aguda que podía ver cada una de las costuras de una pelota en movimiento, y percibir el momento exacto en que su bate la conectaba.
Fue un perfeccionista que trabajó incansablemente y que no tenía tolerancia con las personas menos tenaces.
Alto y delgado, casi esquelético, Williams carecía de la complexión tradicional de los bateadores de poder. Sin embargo, fue probablemente el mejor bateador de su tiempo.
Estuvo frecuentemente involucrado en disputas, tanto públicas como privadas durante su carrera, pero su carácter se fue volviendo más amable con los años.
En 1999, se mostró conmovido al ser ovacionado por una multitud durante el Juego de las Estrellas en el Fenway. ""No fue eso grandioso? Sólo lo puedo describir así. No me sorprendió del todo, porque sé cómo son estos aficionados aquí en Boston"".
Williams no fue siempre idolatrado. Aunque algunos reverenciaban su poder de bateo, otros lo recordaban por algunas muestras de desdén a los aficionados del Fenway. Se negó a saludar al público quitándose el casco cuando conectó el último vuelacercas en su turno final al bate, a los 42 años.
Los dioses no responden cartas"", escribió una vez John Updike, en una semblanza de Williams. El 1941, el pelotero dio una muestra de coraje durante 11 horas.
Cuando llegó el último día de la temporada, Williams bateaba para .3996. Redondeada, esa cifra daba una efectividad de .400, así que el estratega de Boston, Joe Cronin, sugirió que el toletero permaneciera en el banquillo durante la doble cartelera para que no bajara su cifra soñada si no tenía un buen día.
Williams se negó. En vez de ello jugó ambos partidos, bateó de 8-6 e incrementó a .406 su promedio de la temporada. Desde entonces nadie se aproximado siquiera a los .400.
Ese año, Williams encabezó también la liga con 37 garrotazos de vuelta entera, 145 bases por bolas y un porcentaje de .735 en efectividad de extrabases. Pese a todas esas estadísticas deslumbrantes, el premio al jugador más valioso de la temporada fue para Joe DiMaggio, quien impuso un récord de 56 duelos consecutivos bateando de hit.
En enero del 2001, fue sometido a una intervención quirúrgica a corazón abierto y en noviembre del 2000 le fue implantado un marcapasos.
El pelotero, que era miembro del Salón de la Fama, quería ser recordado como el mayor bateador de la historia. Sus números en el béisbol bien podrían avalar ese título.
Williams tuvo de por vida un promedio de .344 al bate, con 521 cuadrangulares, pese a interrumpir su carrera en dos ocasiones para participar como piloto de los infantes de marina en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea.
Tuvo 145 carreras impulsadas como novato por los Medias Rojas en 1939, y cerró su carrera conectando un jonrón en el Parque Fenway de Boston, durante su último juego de Ligas Mayores, en 1960.
El mayor logro de Williams fue en 1941, cuando tuvo una efectividad de .406 con el tolete, conectando seis imparables en una doble cartelera, el último día de la temporada.
Williams decía que su vista era tan aguda que podía ver cada una de las costuras de una pelota en movimiento, y percibir el momento exacto en que su bate la conectaba.
Fue un perfeccionista que trabajó incansablemente y que no tenía tolerancia con las personas menos tenaces.
Alto y delgado, casi esquelético, Williams carecía de la complexión tradicional de los bateadores de poder. Sin embargo, fue probablemente el mejor bateador de su tiempo.
Estuvo frecuentemente involucrado en disputas, tanto públicas como privadas durante su carrera, pero su carácter se fue volviendo más amable con los años.
En 1999, se mostró conmovido al ser ovacionado por una multitud durante el Juego de las Estrellas en el Fenway. ""No fue eso grandioso? Sólo lo puedo describir así. No me sorprendió del todo, porque sé cómo son estos aficionados aquí en Boston"".
Williams no fue siempre idolatrado. Aunque algunos reverenciaban su poder de bateo, otros lo recordaban por algunas muestras de desdén a los aficionados del Fenway. Se negó a saludar al público quitándose el casco cuando conectó el último vuelacercas en su turno final al bate, a los 42 años.
Los dioses no responden cartas"", escribió una vez John Updike, en una semblanza de Williams. El 1941, el pelotero dio una muestra de coraje durante 11 horas.
Cuando llegó el último día de la temporada, Williams bateaba para .3996. Redondeada, esa cifra daba una efectividad de .400, así que el estratega de Boston, Joe Cronin, sugirió que el toletero permaneciera en el banquillo durante la doble cartelera para que no bajara su cifra soñada si no tenía un buen día.
Williams se negó. En vez de ello jugó ambos partidos, bateó de 8-6 e incrementó a .406 su promedio de la temporada. Desde entonces nadie se aproximado siquiera a los .400.
Ese año, Williams encabezó también la liga con 37 garrotazos de vuelta entera, 145 bases por bolas y un porcentaje de .735 en efectividad de extrabases. Pese a todas esas estadísticas deslumbrantes, el premio al jugador más valioso de la temporada fue para Joe DiMaggio, quien impuso un récord de 56 duelos consecutivos bateando de hit.
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