A Mourinho le quedaron grandes los zapatos de Alex Ferguson
- Londres/EFE
Llegó con muchos bombos, pero el final el portugués pasó sin pena ni gloria por el banquillo del United.
Quizás nació como un sueño o como una ambición como profesional, pero José Mourinho ya nunca será el relevo de Alex Ferguson en el Manchester United. Llegó tarde, no cumplió y salió despedido tras tener a uno de los mejores clubes del mundo sumido en una pesadilla continua.
El lazo entre el United y Mourinho se trenzó en mayo de 2016, meses después de su escarmiento en Stamford Bridge, de donde fue echado tras situar al Chelsea al borde del descenso.
Mourinho llegó a Old Trafford con la vitola de salvador de un club que daba tumbos y con el objetivo de arreglar los continuos remiendos e intentos fallidos tras la salida de Ferguson en mayo de 2013.
Mourinho quizás ambicionaba haber sido él quien tuviera la oportunidad de ocupar el sillón de Ferguson y asumir las riendas del equipo más rico del mundo en una época en la que aún el United era considerado un temor en Europa.
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Entonces Mourinho era presentado como un ganador a corto plazo y, como se demostró en sus etapas en Madrid y Londres, un volcán a largo plazo.
No en vano, su mayor éxito llegó en el Inter de Milán, donde solo estacionó una campaña.
El portugués dio la razón a sus valedores y se hizo con la Liga Europa y la Copa de la Liga en su primera campaña. Falló en Liga, donde acabó sexto, pero sacó el billete para la Liga de Campeones con el título de la UEFA.
La unión se sostuvo por los títulos, pero cuando estos se secaron, volvieron los problemas al United.
El Manchester United anuncia que José Mourinho ha dejado de ser director técnico del club.
Le agradecemos por su tiempo en el Manchester United y le deseamos éxito en su futuro. #MUFC https://t.co/YaI9FUUQ8w— Manchester United (@ManUtd_Es) December 18, 2018
Su segunda campaña se pasó en blanco. Subcampeón en Liga, a años luz del avasallador Manchester City, y eliminado en octavos de final de Champions por el Sevilla, exhibiendo un ejercicio de racanería que era imposible de justificar en un club con tres 'Orejonas' en sus vitrinas. La final de la FA Cup no fue argumento suficiente para contentar a nadie.
El crédito se le había agotado, los fichajes durante su mandato, como Victor Lindelof, Eric Bailly y Alexis Sánchez, incorporado en enero, no daban la talla. Millones y millones que no eran justificados en el campo y que transformaron al United en un equipo del montón, incapaz de competir con los grandes y sacando planteamientos extremadamente defensivos cuando un rival con calidad estaba enfrente.
Su despido, fraguado después de que las opciones del United de llegar lejos en Champions se hayan minado por el cruce en octavos de final contra el París Saint Germain, coincide con la derrota por 3-1 contra el Liverpool en Anfield, estadio que le dirigió cánticos cuando el resultado estaba totalmente decantado.
El propio Ferguson comprobó desde la grada del templo del Liverpool la caída del que soñó con ser su sucesor.
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