La reglas del juego han cambiando
- Egbert Lewis
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Una empresa dedicada al entretenimiento, como lo es el hipódromo, no puede andar divorciada de los medios masivos.
Una empresa dedicada al entretenimiento, como lo es el hipódromo, no puede andar divorciada de los medios masivos.
Estamos por entrar a la recta final de la temporada hípica y quedan pendientes tareas que, al parecer, tendrán que ser abordadas después de Navidad.
Este año ha sido evidente que existen limitaciones presupuestarias dentro de la empresa que administra el Hipódromo Presidente Remón y, por los vientos que soplan, es muy posible que en 2020 haya que apretar mucho más el cinturón, lo cual traerá consecuencias no muy felices. Ojalá nos equivoquemos.
Pero los momentos difíciles deben afrontarse con creatividad o buscando recursos de donde sea, para darle la vuelta al negocio y si eso implica invertir en promoción y publicidad, entonces hay que hacerlo.
Fuera de los temas internos relacionados con el pobre mantenimiento de las instalaciones, la precariedad del servicio que se brinda a los clientes y el tema de la transparencia que, aunque han habido avances, no ha sido resuelto del todo, la principal debilidad de la hípica es la falta de promoción.
Ya no son suficientes los medios internos, los pocos espacios especializados que existente ni los esfuerzos individuales que hacemos algunos.
El mercado, la competencia y la necesidad de estar en la mente de los clientes, obligan a que se ponga en práctica un plan profesional, agresivo y bien estructurado de mercadeo, publicidad y promoción.
Lo anterior no se hace sin que haya recursos económicos y humanos consolidados.
Una empresa dedicada al entretenimiento, como lo es el hipódromo, no puede andar divorciada de los medios masivos y ocupada solo en actividades internas que tienen un efecto efímero y que muy poco aportan a despertar el interés de la comunidad en lo que al final del camino es el tanque se oxígeno de esta industria: Las apuestas.
Solo basta ver la realidad que nos depara esta misma semana, cuando hay una oferta inmensa y variada de acumulados en distintas jugadas, sin que la información haya podido trascender de círculo cerrado de los hípicos.
Son mucho más de 60 mil dólares que hay acumulados en cuatro jugadas distintas. Eso, en un mundo ideal, debiera producir un impacto positivo, por lo menos en la jugada bruta del jueves, pero seguramente no será tanto porque casi nadie sabe lo que está sucediendo.
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Entendemos que mucho de esto tiene que ver con las políticas internas del grupo Codere que administra varios hipódromos de la región, pero al parecer no comprenden que el temperamento de los panameños no puede medirse con el mismo barómetro que México o Uruguay.
Al panameño hay que enamorarlo, entusiasmarlo y 'bombardearlo' con mensajes en los que se les insista en que pueden ganar 'mucho billete' con poca plata.
Justamente el hipódromo y sus jugadas cumplen con ese perfil, pero sino no se convencen de que deben contar con un presupuesto fuerte para promover el espectáculo y las apuestas, lo que nos espera en 2020 será igual o peor que este moribundo 2019.
Nosotros sabemos que ustedes lo saben, pero toca repetírselo otra vez: El que no anuncia no vende y las reglas del juego han cambiado.
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