La hija de una leyenda
Publicado 2001/03/19 00:00:00
Dicen que las reconciliaciones son dulces, y eso lo confirma Irichelle Durán, ya que a casi más de un año de "pelear" en el seno familiar con su famoso padre Roberto "Mano de Piedra" Durán, goza de todo su apoyo, respeto y orgullo para su profesión boxística.
Irichelle fue determinante cuando decidió dedicarse de lleno a este rudo deporte considerado sólo para hombres.
Provocó un conflicto familiar, se alejó de su hogar, su familia y de su país. Lo único que le interesaba era boxear.
Pero un año después, más madura y segura de sí misma, Irichelle puede sonreír de oreja a oreja sin ningún remordimiento. El pleito familiar sanó.
"Finalmente comprendieron que el boxeo era lo que verdaderamente quería.
¿Qué pueden decir mis padres, si crecí en este ambiente?
Mi propio papá me llevaba al gimnasio, me enseñó a pegarle a la pera, entre otras cosas.
¿Cómo no querer dedicarme a esto que es lo que me apasiona desde niña?
"Fue difícil al inicio, mis padres se opusieron. Nos distanciamos, pero ahora ya lo aceptan", comentó.
Irichelle agregó que de un total de ocho hermanos, sólo ella, la menor de las tres mujeres, y su hermano Roberto Jr., optaron por seguir los pasos de su padre.
Después de aquella disputa familiar, la boxeadora se fue a concentrar a Australia, donde refinó su táctica.
"Me alejé de todo, sólo quería pensar en el box, a mejorar", expresó. "La verdad no me puedo quejar. Me ha ido muy bien. Me siento contenta porque cada día aprendo más y adquiero más experiencia".
Antes de iniciar su profesión en el boxeo, la hija del "Mano de Piedra" se dedicaba a disc jockey.
PRETENDE CINTURON
Después de Australia, Irichelle eligió hacer de Los Angeles su base para iniciar el difícil camino a la obtención de un título mundial de respaldo.
"Mi aspiración es ser campeona mundial. Ahora me mudo del todo para Los Angeles. Cambié de entrenador, estoy con el señor `Chato" Robles, un profesional. Me siento a gusto entrenando con él".
La tercera pelea que tiene en su historial profesional, está en el "horno" de la nueva empresa angelina Punchboxing, planeada para el 8 de junio contra Tracy "Mighty" Moe a cuatro rounds en The Pyramid, en la Universidad Estatal de Long Beach.
"Aún no conozco la trayectoria de mi rival, pero estoy consciente que quien sea, se va a preparar mucho, va a llegar al combate con lo mejor de ella", comentó.
"Por mi parte, aprendí que las peleas se ganan en el gimnasio. Estoy entrenando muy duro porque quiero ganar esa pelea, no quiero manchar el nombre de mi padre".
Esta joven de 24 años asegura que la edad no es un impedimento para iniciar proyectos, menos si se trata de un deporte, siempre y cuando uno lo haga con la firme convicción de lograr sus metas.
"Nunca es tarde", mencionó. "Estoy verdaderamente emocionada, porque además mi carrera la estoy llevando como siempre quise. Y al momento de decidir esto, nunca pensé en la edad, sólo pensaba que iba a hacer lo que quería porque el día de mañana no quiero arrepentirme de no hacerlo".
EL APELLIDO PESA
Ser hija de un gran campeón panameño que logró tres títulos mundiales resulta una carga muy pesada, según Irichelle, que sigue los pasos de su padre. No es nada fácil llevar el apellido Durán al ring.
"Mano de Piedra" obtuvo los cinturones de las categorías ligero, welter y superwelter, y abrió las puertas de Estados Unidos para el boxeo.
"Estamos hablando de una doble responsabilidad. De un gran peso, porque toda la gente va a querer ver en los hijos de los famosos una copia", expresó. "Yo no quiero ser copia, cada persona es diferente".
"Estoy en el boxeo porque me gusta, nadie me lo impuso, claro, a través de mi padre me gustó esto, pero él no quería que me dedicara a esto", añadió. "Y cuando hablo de una doble presión, es porque por un lado trato de hacer mi trabajo, y por el otro me preocupo para que el nombre de mi padre no quede manchado".
Cosa irónica del destino, Irichelle inicia en la misma categoría que lo hizo su padre, la ligera con 135 libras.
"NO SOMOS PAYASAS DEL RING"
Irichille opinó que en la actualidad el boxeo femenino está pasando por un momento aceptable dentro de la sociedad, que incluso tiene sus seguidores.
"A la gente le gusta los combates femeninos, ya no es como antes, poco a poco se está notando que a la afición le gusta, y no falta mucho para que nosotros estemos a la par del boxeo masculino. Ahora ya nos aceptan. No somos payasas del ring, y mucho menos hacemos el ridículo", mencionó.
Aseguró que para la práctica del deporte de los puños también surgen cada vez más aspirantes, que primero tienen que enfrentar a la sociedad, y luego a sus rivales de ring.
"Entrenamos igual o más que los hombres. Dejamos deser el sexo débil como antes veían a las mujeres, y que les imponían el patrón tradicional de estar en su casa con sus hijos y servir al hombre. No, ahora ya hay profesionales en todos los campos, y así como hay abogadas y doctores, a la mujer también le gusta el box", concluyó.
Irichelle fue determinante cuando decidió dedicarse de lleno a este rudo deporte considerado sólo para hombres.
Provocó un conflicto familiar, se alejó de su hogar, su familia y de su país. Lo único que le interesaba era boxear.
Pero un año después, más madura y segura de sí misma, Irichelle puede sonreír de oreja a oreja sin ningún remordimiento. El pleito familiar sanó.
"Finalmente comprendieron que el boxeo era lo que verdaderamente quería.
¿Qué pueden decir mis padres, si crecí en este ambiente?
Mi propio papá me llevaba al gimnasio, me enseñó a pegarle a la pera, entre otras cosas.
¿Cómo no querer dedicarme a esto que es lo que me apasiona desde niña?
"Fue difícil al inicio, mis padres se opusieron. Nos distanciamos, pero ahora ya lo aceptan", comentó.
Irichelle agregó que de un total de ocho hermanos, sólo ella, la menor de las tres mujeres, y su hermano Roberto Jr., optaron por seguir los pasos de su padre.
Después de aquella disputa familiar, la boxeadora se fue a concentrar a Australia, donde refinó su táctica.
"Me alejé de todo, sólo quería pensar en el box, a mejorar", expresó. "La verdad no me puedo quejar. Me ha ido muy bien. Me siento contenta porque cada día aprendo más y adquiero más experiencia".
Antes de iniciar su profesión en el boxeo, la hija del "Mano de Piedra" se dedicaba a disc jockey.
PRETENDE CINTURON
Después de Australia, Irichelle eligió hacer de Los Angeles su base para iniciar el difícil camino a la obtención de un título mundial de respaldo.
"Mi aspiración es ser campeona mundial. Ahora me mudo del todo para Los Angeles. Cambié de entrenador, estoy con el señor `Chato" Robles, un profesional. Me siento a gusto entrenando con él".
La tercera pelea que tiene en su historial profesional, está en el "horno" de la nueva empresa angelina Punchboxing, planeada para el 8 de junio contra Tracy "Mighty" Moe a cuatro rounds en The Pyramid, en la Universidad Estatal de Long Beach.
"Aún no conozco la trayectoria de mi rival, pero estoy consciente que quien sea, se va a preparar mucho, va a llegar al combate con lo mejor de ella", comentó.
"Por mi parte, aprendí que las peleas se ganan en el gimnasio. Estoy entrenando muy duro porque quiero ganar esa pelea, no quiero manchar el nombre de mi padre".
Esta joven de 24 años asegura que la edad no es un impedimento para iniciar proyectos, menos si se trata de un deporte, siempre y cuando uno lo haga con la firme convicción de lograr sus metas.
"Nunca es tarde", mencionó. "Estoy verdaderamente emocionada, porque además mi carrera la estoy llevando como siempre quise. Y al momento de decidir esto, nunca pensé en la edad, sólo pensaba que iba a hacer lo que quería porque el día de mañana no quiero arrepentirme de no hacerlo".
EL APELLIDO PESA
Ser hija de un gran campeón panameño que logró tres títulos mundiales resulta una carga muy pesada, según Irichelle, que sigue los pasos de su padre. No es nada fácil llevar el apellido Durán al ring.
"Mano de Piedra" obtuvo los cinturones de las categorías ligero, welter y superwelter, y abrió las puertas de Estados Unidos para el boxeo.
"Estamos hablando de una doble responsabilidad. De un gran peso, porque toda la gente va a querer ver en los hijos de los famosos una copia", expresó. "Yo no quiero ser copia, cada persona es diferente".
"Estoy en el boxeo porque me gusta, nadie me lo impuso, claro, a través de mi padre me gustó esto, pero él no quería que me dedicara a esto", añadió. "Y cuando hablo de una doble presión, es porque por un lado trato de hacer mi trabajo, y por el otro me preocupo para que el nombre de mi padre no quede manchado".
Cosa irónica del destino, Irichelle inicia en la misma categoría que lo hizo su padre, la ligera con 135 libras.
"NO SOMOS PAYASAS DEL RING"
Irichille opinó que en la actualidad el boxeo femenino está pasando por un momento aceptable dentro de la sociedad, que incluso tiene sus seguidores.
"A la gente le gusta los combates femeninos, ya no es como antes, poco a poco se está notando que a la afición le gusta, y no falta mucho para que nosotros estemos a la par del boxeo masculino. Ahora ya nos aceptan. No somos payasas del ring, y mucho menos hacemos el ridículo", mencionó.
Aseguró que para la práctica del deporte de los puños también surgen cada vez más aspirantes, que primero tienen que enfrentar a la sociedad, y luego a sus rivales de ring.
"Entrenamos igual o más que los hombres. Dejamos deser el sexo débil como antes veían a las mujeres, y que les imponían el patrón tradicional de estar en su casa con sus hijos y servir al hombre. No, ahora ya hay profesionales en todos los campos, y así como hay abogadas y doctores, a la mujer también le gusta el box", concluyó.
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