Fuetazo: Hay un mundo de gente detrás de las carreras
- Egbert Lewis
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Desde hace tres meses y medio hay una considerable cantidad de personas de la industria hípica que no recibe ni siquiera el 30% de sus ingresos habituales.
Pocas veces como ahora, ha sido tan importante ser empático, o lo que es lo mismo, ponerse en los zapatos del otro.
Es indispensable ponerse en el lugar de los profesionales de las carreras de caballos para comprender sus demandas y su ansiedad ante el cierre del único hipódromo nacional.
A cualquiera le golpea el ánimo el saber que ha hecho todo bien, que en otras partes del mundo se han reanudado las carreras de caballos, con medidas de protección y sin contratiempos. Molesta más ver el tiempo correr y no tener una fecha límite para que termine este proceso de cierre forzado, el cual se ha vuelto insufrible.
Desde hace tres meses y medio hay una considerable cantidad de personas de la industria hípica que no recibe ni siquiera el 30% de sus ingresos habituales y, en los casos más extremos, hay quienes simplemente han quedado fuera de carrera.
A primera vista podemos pensar que los jinetes, entrenadores, mozos y dueños de ejemplares, que constituyen el conglomerado más visible de la actividad, son las únicas víctimas, pero no.
Detrás de ellos hay un ejército de hombres y mujeres, de familias, a quienes el virus les cortó el oxígeno sin avisar.
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Veterinarios, asistentes, capataces, ensilladores, fabricantes de aperos, criadores, proveedores de distinto nivel, personal de apoyo, cocineros, cajeras, saloneros, supervisores, vigilantes, contables, administradores, agentes de monta, jueces, galopadores, expendedores de alimentos, son solo una parte del rostro humano que padece el ya insostenible cierre del hipódromo.
Todo esto en medio de una realidad que hemos planteado responsablemente y explica por qué el hipódromo y el país están arrinconados de esta manera.
Sin embargo, es imposible perdirle a tanta gente que tenga paciencia cuando la ayuda, al igual que a otros sectores del país, no les está llegando en cantidad ni en tiempo oportuno.
La llave sigue estando en manos del Gobierno que, como analizamos ayer, tiene muchas cartas que analizar antes de tomar una decisión sobre el futuro inmediato de las carreras de caballos. No es fácil. Pero falta ver el perfil de una pieza clave en esto, que es el administrador. De ellos hablaré mañana. Espérenlo.
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