Deporte panameño, de lo silvestre a lo inmortal
- Jaime A. Chávez Rivera
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- jaime.chavez@epasa.com
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Panamá es un país chico, con unos 4 millones de habitantes, ha dado muchos Salones de la Fama en diferentes deportes y lo más triste, sin una verdadera política deportiva de Estado.
La mayoría de nuestros deportistas salen de manera "silvestre", y deslumbran al mundo con sus hazañas hasta llegar a la inmortalidad.
Aclaro que cuando digo "silvestre" no lo hago de manera peyorativa, y mucho menos, espero que no lo malinterprete, estimado lector, lo que ocurre es que nuestros atletas surgen "prácticamente" de la nada, como espiga silvestre que crecen tanto y terminan en templos inmortales con poco apoyo, con dirigentes que quedan en entredicho, sin infraestructura, sin verdaderas leyes deportivas que beneficien al atleta.
El deporte es el orgullo de un país, tanto es así que cuando nuestros atletas destacan, el pueblo se desboca, se hincha de emoción, pero son los dirigentes y políticos los primeros que se toman la foto.
Inclusive, un consejo para el actual responsable de Pandeportes, Eduardo Cerda, los anteriores directores salían más en fotos en los eventos deportivos que los atletas, craso error. Donde pareciera que el atleta es un segundo plano y no debe ser.
El ingreso de Mariano Rivera a Cooperstown volvió a poner a Panamá en el radar mundial, el de Puerto Caimito se unió a otro grande, Rod Carew.
El boxeo es otro deporte que tiene a Panamá en el templo de los inmortales, desde Teófilo "Panamá" Al Brown, Roberto "Manos de Piedra" Durán, Hilario Zapata, Ismael Laguna y el desaparecido Eusebio "Alacrán" Pedroza.
A esto hay que sumarle, otro Salón de la Fama, pero en la hípica, Laffit Pincay Jr., mantener un peso y estar entre los máximos ganadores del hipismo mundial no debe ser fácil.
A todos estos logros inmortales, hay que agregarles la presea de oro de Irving Saladino, en unos Juegos Olímpicos.
Nuestras últimas grandes instalaciones deportivas datan de 1970, cuando fuimos sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Se imaginan si hubiese un verdadero apoyo al deporte en todos los sentidos, instructores, estructuras, leyes deportivas, verdaderos centros de alto rendimiento, etc.; cuántos Salones de la Fama se tuviera.
Por eso, el reconocimiento a estos grandes panameños, que deslumbraron de lo silvestre a la inmortalidad.
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