Panamá
Lombricultura en la comarca tiene sello juvenil
Al ver cómo se desaprovechaban los desechos orgánicos de la cocina escolar, las estudiantes pusieron en marcha un proyecto para usarlos en la lombricultura.
- Karol Elizabeth Lara
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- - Actualizado: 27/10/2024 - 01:16 pm
Cuando Mariela Carpintero y Mónica Venado toman en las manos un puñado de lombrices rojas californianas, no pueden evitar sentir escalofrío, sin embargo, recuerdan que delante tienen una importante tarea: contribuir con el impulso de la lombricultura en la comarca Ngäbe Buglé.
Las estudiantes de la escuela Cerro Caña desarrollaron un proyecto con lombrices a fin de obtener humus y lixiviado, abonos que ayudan a mejorar la calidad del suelo y fortalecen los cultivos. Los resultados del proyecto los presentaron en la reciente feria científica del Ingenio Juvenil.
Carpintero recalcó que la idea surgió luego de que, en su escuela, los desechos orgánicos procedentes de la cocina, no se aprovecharan de forma correcta.
"Lo estamos trabajando porque en la cocina botaban los desechos. No tenían el conocimiento de cómo usarlos ni sabían que estos desechos son importantes y se pueden aprovechar en la lombricultura", dijo Carpintero a Panamá América.
De acuerdo con el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, la lombricultura hace referencia a la crianza y manejo de lombrices de tierra en condiciones de cautiverio, con la finalidad básica de obtener a través de ellas productos de importancia para las actividades agrícolas.
Añadió que "la técnica consiste en utilizar un residuo orgánico con laboreo y compostaje que es puesto como sustrato y hábitat para la lombriz californiana, la cual lo transforma mediante su aparato digestivo en una extraordinaria fuente fertilizadora".
Precisamente Carpintero resaltó las bondades que brinda al suelo, la lombricultura. En este sentido puntualizó que mediante ellas pueden mejorar la producción de los huertos escolares o familiares de la comarca.
"Con ellas se genera fertilizantes de buena calidad, con muchos macro y micronutrientes para casi todo tipo de plantas", expuso.
Venado, por su parte, rememoró que la aventura con las lombrices empezó con su adquisición en una tienda agropecuaria. Luego desarrollaron una serie de procesos que les permitió, de primera mano, vivir la experiencia de producir humus y lixiviado.
El lixiviado es una concentración líquida, mientras el humus es más compacto. Las lombrices utilizadas (Eisenia foetida) son europeas, pero curiosamente se les llama "californianas" porque fue en esta ciudad de Estados Unidos donde se empezó a prestar atención a los beneficios que le brinda al suelo.
Las lombrices adultas pesan de 0,24 hasta 1,4 gramos y pueden comer una ración diaria que iguala su propio peso, de ella, un 55% se convierte en abono.
"Al enseñar el aprovechamiento de los desechos orgánicos mejoramos la calidad del suelo y ayudamos con el ahorro de capital económico", precisó Venado, mientras mostraba sonriente el humos que logró obtener.
La joven lamenta que en la comarca Ngäbe Buglé apenas usen este tipo de abono, sobre todo por los beneficios que brinda al suelo y por ende a las plantas, aunque confía en que el panorama cambie.
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