Panamá
Cuevas de Chilibre abren las puertas a la investigación científica
- Karol Elizabeth Lara
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La investigación de murciélagos se fortalece tras alianza que busca estudiar las especies que habitan en la zona, así como la de otros animales.

Integrantes de la fundación Biomundi y la comunidad en una gira a las Cuevas de Chilibre. Cortesía
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El estudio y conservación de los murciélagos en Panamá figura como uno de los pilares de la Fundación BioMundi. Ahora esa línea de investigación se fortalecerá con el acercamiento que sus integrantes han tenido con los guardianes de las Cuevas de Chilibre.
La asociación entre murciélagos y cuevas no es extraña. Su interior, oscuro y solitario, ofrece condiciones propicias para la vida de estos pequeños mamíferos.
Nelson Guevara, de la Fundación BioMundi, dijo que han comenzado a alinear objetivos con la Junta Comunal de Chilibre, a fin de impulsar el potencial del lugar, que además de abrir la puerta a las investigaciones científicas, también se vislumbra como un atractivo turístico por su rica historia.
"La Sociedad Mastozoológica de Panamá, entre 2017-2018, hizo un inventario de especies de murciélagos. En la actualidad no hay estudios, pero ese listado lo tomaremos como base para ampliar el conocimiento sobre otros aspectos como la distribución de las especies, cuáles son las épocas reproductivas, ver de qué se alimentan o si la contaminación o basura del río puede afectar a estas especies", explicó Guevara a Panamá América.
De acuerdo con el experto, la mayoría de los murciélagos de las cuevas son frugívoros y son los que están polinizando y manteniendo el ciclo ecológico del área.
Entre las especies reportadas en la cueva está el murciélago de lanza mayor (Phyllostomus hastatus), el de lanza menor (Phyllostomus discolor) e incluso hay una pequeña población de vampiros.
Guevara recuerda que las cuevas son ecosistemas diferentes, con microhábitats. Dentro de una cueva, las especies se distribuyen tomando en cuenta variables como el calor y la brisa.
Actualmente se trabaja en la señalización de las cuevas, con el fin de que próximamente acoja más visitas. Según Guevara, su interés científico complementa la parte de conservación que se desea impulsar en el lugar, que busca convertirse en una apuesta de turismo ecológico.
"Las cuevas son también un punto turístico, con historia relacionada con la época colonial. Es un patrimonio natural, nosotros podemos aplicar la parte biológica de la conservación y alinearlo con su interés de que las personas lleguen a hacer turismo ecológico. Hemos unido fuerzas", añadió.
Aunque aún faltan varios puntos por mejorar, incluido reforzar la seguridad, la potencial visita de turistas no perturbaría a los animales que allí habitan.
En el caso de los murciélagos, Guevara destacó que tienden a colgarse en lo alto y están acostumbrados a las personas, porque probablemente la gente de la comunidad visita las cuevas regularmente.
Uno de los inquilinos más llamativos es el murciélago de lanza mayor, una de las especies más grandes que hay en Panamá.
"Es una de las especies más grandes del Neotrópicos. Se alimenta de insectos, vertebrados pequeños y frutas. Su importancia radica en que se encarga polinizar", expuso Manuela Pérez, integrante de la Red de Murciélagos de BioMundi.
Las Cuevas de Chilibre, de igual forma, albergan especies de cucarachas grandes como la Blaberus discoidalis, muy tranquila y que suele evitar el contacto.
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