En respuesta a Donald Trump
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Bruce Maxwell, primer jugador de las Grandes Ligas que se suma a la protesta; los Warriors no irán a la tradicional visita a la Casa Blanca.
Las críticas del presidente Donald Trump para que los dueños de equipos de la NFL despidan a los jugadores que se arrodillen durante el himno nacional ha servido para incitar más protestas de los jugadores en lugar de apaciguarlas.
Ayer, más de un centenar de jugadores se hincaron, se sentaron o levantaron sus puños en gesto desafiante. Hace una semana, solo cuatro se sentaron y 2 levantaron los puños.
Von Miller, baluarte defensivo de los Broncos de Denver, figuró entre la mayoría de jugadores del equipo que se arrodilló en Buffalo, donde el running back de los Bills LeSean McCoy hizo estiramientos durante el himno. En Chicago, los Steelers de Pittsburgh se quedaron en el túnel.
Tom Brady sobresalió entre de los jugadores de los Patriots de Nueva Inglaterra, que unieron brazos en muestra de solidaridad en Massachusetts.
Los comentarios de Trump hicieron que la ceremonia de los himnos -reservada para espacios de comerciales- fuera un momento imperdible en las transmisiones.
Jugadores, entrenadores, propietarios y ejecutivos por igual aprovecharon la interpretación del himno para mostrar su solidaridad, en desafío a Trump.
En Detroit, Rico Lavelle, encargado de la interpretación, puso una rodilla en tierra cuando pronunció la palabra "valientes", última del himno. Agachó la cabeza y levantó un puño.
Christopher Johnson, presidente y director general de los Jets, consideró un "honor y un privilegio permanecer unidos, codo a codo, con nuestros jugadores, durante el himno nacional" en East Rutherford.
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