Cristiano Ronaldo pide que no le abucheen en el Bernabéu
- Madrid/EFE
El portugués solicitó al sector más crítico del Bernabéu que no le pite, porque siempre trata de esforzarse al máximo.
El público del estadio Santiago Bernabéu es, en general, muy exigente. Pero hay un sector de aficionados que suben el nivel a la altura del famoso tendido 7 de la plaza de toros de Las Ventas y que es capaz de silbar a su mejor jugador hasta en un partido clave y en un momento crítico.
Eso le ocurrió a Cristiano ante el Bayern Múnich. No es la primera vez que el delantero portugués escucha los pitidos de sus aficionados. Desde que llegó al Real Madrid en 2009, ha recibido críticas desde la grada, algunas veces con razón y otras sin ella.
Pero, frente al conjunto alemán, el tendido 7 del Bernabéu actuó en un día inoportuno. Y, además, justo antes de que Cristiano comenzara su recital de goles que acabó salvando al Real Madrid. Eso, no hizo nada de gracia al jugador portugués.
"Yo solo pido que no me piten aquí. Eso jamás, a mí lo demás me da igual, pero no quiero que me silben. Yo siempre doy el máximo y cuando no marco intento trabajar para el equipo".
Después de marcar tres goles, y aún sobre el césped, Cristiano Ronaldo habló así de claro.
Los silbidos fueron escasos, pero suficientes para enfadar a un hombre que no deja de acumular récords en el Real Madrid. Ocurrió en un par de ocasiones, cuando falló al lanzar dos contragolpes blancos. Entonces, se escucharon los pitidos del sector más crítico del Bernabéu, ese tendido 7 que no tiene piedad con nadie.
Con el triplete de ayer, Cristiano alcanzó los 101 goles en la máxima competición continental. Además, en torneos europeos, llegó a los 103. Récord absoluto en ambos casos. Son dos registros que hay que añadir a los múltiples que suma desde que llegó al Real Madrid.
Aún así, siempre habrá un tendido 7 en el Bernabéu dispuesto a criticar a cualquier jugador. A veces, el resto del estadio se une al coro. Otras, este se queda solo, como ocurrió ante el Bayern. En esta ocasión, los pocos que se atrevieron a silbar a su estrella después tuvieron que arrodillarse. Es lo malo de criticar siempre. A veces se gana, otras se pierde.
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