Miedo al COVID-19 y pérdidas económicas obliga a transportistas a suspender servicios
Pandemia de COVID-19 deja sin sustento a cerca de 900 familias que dependen del sector transporte en Chame, San Carlos y Penonomé.

COVID19 golpea al sector transporte en el país. Foto/Cortesía
El temor al contagio con el nuevo coronavirus (COVID-19) y la pérdida económica por la reducción de pasajeros debido a la cuarentena total obligó a cientos de conductores del interior del país a paralizar servicios a nivel interprovincial.
Dirigentes de rutas como Chame, San Carlos en Panamá Oeste y Penonomé en la provincia de Coclé sostienen que el congestionamiento vehicular que generan los cercos sanitarios instalados en La Espiga de La Chorrera y El Lago en Capira, les puede tomar entre dos y cuatro horas por viajes, lo que resulta poco rentable para trabajadores que dependen del ingreso diario.
Sin embargo, el tema económico fue la menor de las preocupaciones para el sector transporte en el país. Osmanis Gordón, presidente de la Unión de Transportistas Penonomé – Panamá sostiene que la paralización del servicio en esta ruta responde principalmente al temor que sentían los conductores y asistentes al contagio con el COVID-19.
Gordón asegura que la condición sanitaria y la despreocupación que han mostrado la mayoría de los panameños pone en riesgo tanto a conductores, asistentes, administrativos y el personal del departamento de encomiendas de esta ruta como a sus familias.
Para el dirigente transportista de Penonomé decidir entre el bienestar económico y la seguridad sanitaria no fue fácil, tomando en cuenta que de esta actividad diaria dependen entre 600 a 700 familias.
‘El impacto es muy duro porque hay conductores que a esta altura ya no tienen ni para comer. Ellos viven de las comisiones diarias por viajes’, sostiene el dirigente de la piqueta que tiene al servicio cerca de 75 autobuses, 150 conductores más auxiliares y dos asistentes (secretarios) por unidad.
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Del funcionamiento de esta ruta, también dependen 23 administrativos, despachadores de combustibles, personal de encomienda, entre otros.
Gordón también reconoce que la naturaleza de sus funciones, y así se los ha hecho saber la dirección regional de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) mediante una nota, están obligados a brindar el servicio, sin embargo, el dirigente dejó claro que no puede arriesgar la salud y la vida de sus colaboradores.
La situación se replica en la asociación de propietarios de Chame y San Carlos, que cubren la ruta hacia la ciudad de Panamá, que a pesar de no haber suspendido el servicio, operan con menos del 50% de la flota vehicular.
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Gerald Gutiérrez, fiscal de la ruta Chame – San Carlos sostiene que solo 12 de los 56 autobuses de la asociación están circulando, sobre todo para atender la demanda de personal de salud que viaja a diario hacia los diferentes centros hospitalarios.
Para Gutiérrez la situación económica es crítica tanto para los propietarios de autobuses, que tiene deudas con bancos e hipotecas, así como para los conductores y secretarios que han dejado de percibir ingresos.
Se trata de más de 200 familias las que dependen del funcionamiento de esta ruta, destaca Gutiérrez, propietario de al menos dos unidades que aún continúan circulando.
Ambos dirigentes coinciden en que las autoridades no han presentado un plan de apoyo específico para el sector transporte en medio de la pandemia por el COVID-19.
Recientemente, las autoridades anunciaron regulaciones para la circulación del servicio de transporte público que va desde las 5:00 a.m., hasta las 8:00 p.m. e instaron a un régimen de desinfección y a cumplir el distanciamiento social para evitar la propagación del COVID-19.
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