Cuando el coronavirus congeló Panamá
... no recuerdo haber visto que los gobiernos en todo el mundo, y Panamá no es la excepción, que se hubiesen preocupado con tanta vehemencia de asignar recursos para el tratamiento o prevención para otras causas de fallecimientos, como por ejemplo: el cáncer, malas prácticas de salud, diabetes...
- Antonio Mola Davis
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- - Publicado: 14/4/2020 - 12:00 am
Hoy no quiero hablar directamente de la pandemia del Covid-19 en sí.
Quiero empezar con lo que ya todo el mundo sabe.
El coronavirus es un organismo virulento de rápida propagación, pero está lejos de ubicarse entre las pandemias mortíferas de la historia.
Analicemos los datos históricos que aportan perspectivas a estos sucesos.
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Las grandes pandemias a través del tiempo:
Como podemos observar, el Covid-19, pese al dramatismo actual, está muy lejos de estas otras pandemias, pero no por eso debemos estar tranquilos.
Si parpadeamos puede quedar en el ranking.
Ante este panorama, vale la pena indicar que no recuerdo haber visto que los gobiernos en todo el mundo, y Panamá no es la excepción, que se hubiesen preocupado con tanta vehemencia de asignar recursos para el tratamiento o prevención para otras causas de fallecimientos, como por ejemplo: el cáncer, malas prácticas de salud, diabetes (1.5 millones anualmente de muertos en el mundo en 2012-422 millones sufren actualmente de esta enfermedad), accidentes de auto (más de un millón anualmente de muertos en el mundo), enfermedades coronarias/corazón (más de 12 millones anualmente de muertos en el mundo), etc.
¿Será porque estas no son contagiosas y no se les da importancia de cuántos fallecen por estos males?
Posiblemente importa más los beneficios que estos males representan para las farmacéuticas, los negocios de la salud (hospitales, clínicas, laboratorios, médicos, etc.), fabricantes de autos, aseguradoras, petroleras, etc. y lo que representan al fisco de los países.
Pero volvamos a la historia de hoy en día, el Covid-19.
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Sabemos que lo que está pasando duele... y duele mucho.
Este “Corona Virus” no solo ataca la salud, también ataca el alma, la familia, a Panamá, al todo.
El Gobierno, a través de su organización “SS” (Salud y Seguridad), está haciendo sus mejores esfuerzos (y se está haciendo bien) para evitar la propagación de este mortal virus con sus acciones de aislamiento social, muy necesarias en estos momentos.
Quédate en casa, es lo correcto
Pero creemos que se ha sido poco enérgico con ese grupito de 500 a 700 personas irresponsables y antisociales que ponen en peligro la vida de más de 4 millones de panameños.
Este grupo merece castigos ejemplares inmediatos, tales como trabajos comunitarios sanitarios (limpiar calles, los hospitales, etc.), además de pagar las respectivas multas.
De no poder pagar las multas, debe duplicárseles el tiempo de los trabajos comunitarios.
Pero la peor pandemia actualmente es la del virus Infoxicación (intoxicación por el exceso de información).
El constante bombardeo sobre el coronavirus en las redes sociales con noticias, videos, memes, etc. repetidos una y otra vez, ha generado una ola de estrés que mantiene a la población en permanente terror e impotencia, además de la saturación que se produce sobre las redes de internet (recordemos que Panamá ocupa el lugar 20 en el mundo en uso de celulares, con lo cual su uso es alto).
No hay que olvidar, además, que en la situación actual muchos panameños están realizando sus trabajos mediante el Teletrabajo, mismo que requiere de disponibilidad de la red de internet y su ancho de banda.
A pesar del ambiente de terror e impotencia que se vive, muchas cosas buenas están ocurriendo gracias a las acciones de los gobiernos y la insistencia de la cuarentena.
Renació el espíritu de la familia, la solidaridad se hizo presente, nacieron nuevos héroes en las áreas de salud, el agro, distribución de alimentos y productos de primera necesidad.
Personas humildes y sencillas arriesgando su vida por nosotros.
Aunque los centros religosos están cerrados para evitar la propagación, nunca antes Dios había oído tantas oraciones ni recibido tantas plegarias.
Nos encontramos nuevamente con el Creador.
Y lo más importante: la Tierra está sanando sus heridas.
Los ríos, mares, cielo, montañas y praderas están recobrando nuevamente sus colores.
Se cambió la forma misma de la vida
Pero pregunto: ¿habremos aprendido algo en el manejo de una economía en emergencia y la necesidad de un mundo más solidario y compenetrado... o retomaremos el camino de cero empatía?
#Quédate en casa #Lávate las manos
Ex-Alumno del Instituto Nacional.
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