Cómo operar una nube en función de las necesidades de las organizaciones
La pandemia mundial dejó bien en claro que no podemos limitarnos a crear aplicaciones, también debemos poder operarlas. La COVID-19 obligó a las organizaciones a acelerar sus iniciativas de transformación digital para impulsar nuevas innovaciones y satisfacer las demandas de los clientes.
Cada organización necesitará contar con las plataformas, las herramientas, los procesos y los recursos humanos que le permitan operar este universo heterogéneo de manera eficaz. Foto: EFE.
Hace diez años, Marc Andreessen proclamaba que el software se estaba comiendo el mundo. Esto ocurrió justo en una época en la que las nuevas startups de redes sociales se transformaban en gigantes y el cloud computing aún era una tecnología muy emergente. La revolución del software trajo una ola de innovación y enfoques que impulsaron la transformación en todos los sectores.
Pocos años después, esta afirmación cambiaba: el software open source se estaba comiendo el mundo, y en 2015 Deutsche Bank observaba que “existen rivales del código abierto para casi todos los principales mercados de software de infraestructura y gestión de datos".
Ha sido apasionante ver cómo la industria adoptaba los modelos de desarrollo open source. Siempre es positivo que haya más alternativas de código abierto y más colaboraciones con estos proyectos porque eso redunda en una mayor libertad de elección y en una mejor y más rápida innovación. Como dice el dicho, a partir de ahí, “las cosas se tornaron más intensas.”
La transformación digital comenzaba a cobrar fuerza, las aplicaciones eran las protagonistas y todas las empresas se transformaban en empresas de software. Los comercios minoristas como Walmart y los fabricantes de equipos como John Deere abrieron laboratorios de innovación que hacían hincapié en el desarrollo de aplicaciones y, con frecuencia, integraban con software open source para luego entregarlo a las comunidades e impulsaban el open source como la moneda de la era digital.
La pandemia mundial dejó bien en claro que no podemos limitarnos a crear aplicaciones, también debemos poder operarlas. La COVID-19 obligó a las organizaciones a acelerar sus iniciativas de transformación digital para impulsar nuevas innovaciones y satisfacer las demandas de los clientes.
De hecho, el informe “El Estado del Open Source” de 2021 relataba cómo la transformación digital había subido al podio de los principales usos del código abierto empresarial junto con la modernización de la TI y el desarrollo de aplicaciones.
La popularidad del cloud computing y de los servicios ininterrumpidos reflejan que las empresas tienden cada vez más hacia la nube híbrida como modelo operativo. Combinar servicios de múltiples nubes públicas en una infraestructura de centro de datos y en cargas de trabajo locales existentes mientras nos movilizamos hacia el borde equivale a construir una nube híbrida, lo cual no es una hazaña menor; requiere de nuevas habilidades, herramientas y estrategias.
En síntesis, no basta con considerar a las empresas como empresas de software. Hoy, todos los CIO son operadores de nubes.
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¿Me refiero con esto a que cada empresa es la próxima hiperescaladora? En absoluto. Pero piense en la combinación de hardware, las aplicaciones, los entornos virtuales, los servicios de nube actuales y la infraestructura asociada que supervisa un CIO promedio. Tal vez no tenga el mismo tamaño de lo que consideramos como “nube” pero eso no hace que no lo sea. Nuestros centros de datos van camino de estar formados potencialmente por cientos de nubes individuales y cada organización necesitará contar con las plataformas, las herramientas, los procesos y los recursos humanos que le permitan operar este universo heterogéneo de manera eficaz.
Los CIO y sus respectivas organizaciones deben comprender que son ellos quienes controlan el destino de sus nubes. Sabemos cómo construir para aportar a la nube, pero necesitamos saber cómo operar esa nube en función de las necesidades.
Ejecutivo. Presidente y CEO, Red Hat.
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