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Arte con el sello distintivo de Claudia Lamboglia
Yessika Valdés - Publicado:
L uminosos, así son los cuadros de la muestra que exhibe en el Restaurante Segundo Muelle, en San Francisco, Claudia Lamboglia.Árboles, ríos, cielos y la figura humana comparten el lienzo.Es un conjunto armónico.Es un maravilloso espectáculo a la vista.No nos queda duda de que Claudia sabe sacarle partido al claroscuro.Ver las obras inspira.Hablan de paz, de vida, de la posibilidad de coexistir con el planeta.De interdependencia.Nada sobra.Nada falta.La Naturaleza, en su magnificencia, sea a la luz o a la sombra, se ve imponente, es amiga, es lecho, es cobija.Es madre e hija.Es hija que necesita cuidados, sólo cabe mirarla a los ojos y tomar nota de ello.Observar esos cuadros donde sombra y luz coexisten lleva a uno a pensar ¿qué pasaría si sigue el sol ganando terreno e invadiendo la Tierra? o ¿cómo sería un mundo en permanente penumbra? ¿Gélido, acaso? ¿Con hambre de calor? Sí, con hambre de calor como las noches de invierno, que lloran mares.Estas reflexiones corretean por mi mente cuando miro los lindos cuadros de Claudia Lamboglia donde los colores están hermanados.No compiten entre sí.Se complementan.A diferencia del ser humano, que hace casi lo que sea, paga el precio que sea por ganar prominencia, en este arte, los colores ayudan al balance de la pieza artística.También queremos destacar de Claudia y sus experiencias artísticas, que ella gusta de andar experimentando tanto nuevas formas de mandar mensajes con sus propuestas como le gusta estar incursionando en lugares no tradicionales para hacerlos escenarios de sus exposiciones.Podemos decirles que así como participó recientemente en la iniciativa de Arlene Lachman, en la que 20 artistas pintaron carritos de paletas en el Parque Urraca, ella pintó el año pasado vallas en el Casco Viejo (las que rodean al Hotel Central) y hace unas semanas colgó sus obras en un túnel también en este histórico sector de la capital panameña.