Panamá
La celebración del Bicentenario
- Rommel Escarreola
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- Rommel Escarreola
- - Actualizado: 28/11/2021 - 07:48 am
La formación de la nacionalidad panameña es un fenómeno complejo y con un profundo carácter histórico. Las efemérides o los hitos nacionales, en especial el Bicentenario de la Independencia de Panamá de España, debe analizarse en forma serena y desapasionada donde se encuentren las piezas dispersas del pretérito istmeño.
La retórica y el sentimentalismo que es común en estos actos, debe estar sujeta también a los hechos y figuras relevantes relacionadas al fiel reflejo de la realidad histórico sociales del momento. La fecha que hoy nos congrega requiere impostergable conjunción de ideas y hechos reales, los cuales ejercen en el transcurrir del tiempo la formación de una conciencia nacional.
La revolución social y política
La formación de la conciencia nacional debe estar fijada al sentido de pertenencia y al conjunto de ideas, e insertas en la realidad decimonónica. La celebración del Bicentenario de la Independencia de Panamá de España constituye un cúmulo de experiencias y de ideologías contrapuestas. Es también cierto que la Independencia de Panamá de España es imposible concebirla con los moldes de las independencias latinoamericanas.
Mientras que en otras latitudes los triunfos independentistas se sellaron con heroicas batallas como la de Boyacá, la cual garantizó la liberación de Nueva Granada, hoy Colombia. De igual modo encontramos el contraste con la batalla de Pichincha, dirigida por el mariscal José de Sucre y que llevó a la liberación de Quito. Con sus particularidades y propias variantes encontramos la liberación del virreinato del Perú lograda en la batalla de Ayacucho. En efecto, es prudente observar la diferencia de las gestas independentistas que muestran las contradicciones específicas, con el denominador común de lograr la liberación de los pueblos.
¿Qué entonces significa la independencia del solar patrio del 10 y el 28 de noviembre de 1821? ¿O cuál es la diferencia de nuestra gesta con las de otras latitudes?
En pronta respuesta y en prudente testimonio, era la liberación del realismo español. El coloniaje peninsular había configurado una región con profundas diferencias sociales y políticas. La diferencia estriba en que las independencias mencionadas fueron el resultado de confrontaciones, y que luego de las guerras de secesión, el cuadro armonioso y a la vez confuso del liderazgo de Simón Bolívar, se fue fragmentando y cada región fue adquiriendo su personalidad propia.
Aún quedaba la imagen de la Carta de Jamaica que nos arropaba con esa grandeza inmaculada a este istmo. Es en esa vorágine de luchas libertarias y de recuerdos de la figura del libertador en que el anhelo de comunión política y espiritual nos hizo volver la mirada a la Nueva Granada. La Nación que surgía de los escombros de las figuras derrotadas de los virreyes bajo las banderas del liberalismo. Algo sopesaba dentro del proyecto novembrino panameño, y era la pobreza en la nueva entidad política y que había que acabar dando estímulo a una entidad istmeña y republicana. La ciudad de Panamá de esa época de epopeyas aun vislumbraba seguir el norte la gestión bolivariana.'
- No es el Bicentenario de la independencia de 1821, el escenario para expresar resentimientos individuales y colectivos. Pero es la del momento para juzgar los sucesos y la actitud de los actuantes en la gesta.
La geografía istmeña añoraba abrir al comercio mundial sus puertos cerrados al colapsar la feria de Portobelo en el primer tercio del siglo XVIII. En contraste con el feudalismo de la tenencia de la tierra, la pugna entre el agro en el campo se cerró en apariencia con la secesión del 28 de noviembre. El dramático escenario de las regiones del interior también eclosionó con la gesta del 10 de noviembre de 1821. Tal y en virtud de los afanes, políticos de los santeños suscriben en su acta de independencia, según su propio criterio ensayado en el acta del 10 de noviembre de 1821, lo siguiente: "deseosos de vivir bajo el sistema Republicano, que sigue toda Colombia, anhela el mismo pueblo que esta Villa sigue toda Colombia." (1) Magistral descripción e inapelable concierto de ideas de llevar a la práctica el sistema "republicano." No más alegatos de fidelidad a la monarquía ni a la Constitución realista. La verdad indiscutible se cohesionó con la figura de Segundo de Villarreal y con el título: Villa libre ciudad. Y el Ayuntamiento de La Villa de Los Santos hace el llamado en el acta a las poblaciones de Veraguas, Natá y Alanje. El derecho a la subversión fue la repuesta cuando los realistas de la ciudad de Panamá mandaron emisarios a Los Santos para cancelar la revolución y la respuesta fue inmediata: patria y libertad.
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Mientras en la ciudad de Panamá se formulaban los criterios de exponer los principios de independencia por la Miscelánea del Istmo. Con un grupo de comerciantes, entre ellos Mariano Arosemena, hace desbordar la tropa realista y se jura en el Cabildo la independencia del 28 de noviembre.
El sentido de bienestar y progreso era el objetivo de los independentistas de 1821.
Pero la ansiada libertad debió tener un costo y un sacrificio con el fin colectivo de una unión a la Nueva Granada. La empresa libertaria coloco su visión en la unión y solo esperando recibir la respuesta de la hermandad de la Nueva Granada como alternativa soberana, que garantizara no volver a la monarquía.
No es el Bicentenario de la independencia de 1821, el escenario para expresar resentimientos individuales y colectivos. Pero es la del momento para juzgar los sucesos y la actitud de los actuantes en la gesta. Es la atalaya donde mirar al horizonte en que logramos satisfacciones que, a mediados del siglo XIX, y que igual sufrimos desilusiones y que fueron cuestionados por la intelectualidad panameña o por las respuestas de las armas.
En el caso de la revolución de José Domingo Espinar en 1830, y la de Tomás Herrera en 1840, ¿cuál fue el motivo de esos levantamientos? La historia real fue la insatisfacción. La desilusión del compromiso adquirido al convertirnos en Departamento proscribiendo nuestro desarrollo educativo, social, político y de justicia de la administración de los bienes de nuestra entidad geográfica. Ilusionados por el fortalecimiento institucional fuimos convertidos en una intendencia militar.
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