Victoriano Lorenzo: defensor de los pobres
... el país no supo sobre su vida y sus hazañas hasta que los poetas Changmarín, José Franco, Amelia Denis de Icaza y escritores e historiadores serios de nuestra patria, escribieron su biografía.
Cuadro de Victoriano Lorenzo, presentado en un homenaje que le hiciera la Universidad Tecnológica de Panamá, en 2018. Victoriano Lorenzo fue fusilado el 15 de mayo de 1903. Foto: Página de la UTP.
Siempre es bueno recordar que en la historia de nuestra vida republicana vivieron, próceres, caudillos, héroes, que defendieron al pueblo en todo momento.
Nunca aceptaron las imposiciones ni mucho menos que su pueblo estuviera arrodillado ante los poderes económicos.
Uno de ellos fue Victoriano Lorenzo, la historia de su vida es muy interesante e importante que la juventud la conozca.
El Cholo, apodo que se ganó en la historia, siempre denunció las injusticias en contra de su gente, y eso le valió para que los poderes económicos en momentos en que Panamá se separaba de Colombia, lo persiguieran hasta acabar vilmente con su vida.
VEA TAMBIÉN: Pensiones en Panamá, una muerte anunciada
A pesar que sabía que en cualquier momento sus detractores inventarían o le señalarían como enemigo del país, siguió hacia adelante, porque creía firmemente en el poder soberano del pueblo.
En su momento, sus buenas acciones no fueron reconocidas como tal, sino que su imagen fue vendida como contraria a los intereses del pueblo.
El maestro Changmarín, en su memorable libro lo llamó El Guerrillero Transparente, en donde se puede aprender las verdaderas luchas de este prócer que, a pesar de haber nacido en Colombia, siempre se identificó por las causas panameñas.
Victoriano Lorenzo nunca fue a la escuela, sin embargo, desde pequeño fue educado por un jesuita que le enseñó a leer y escribir.
Proveniente de una familia que desde pequeño le inculcó buenos valores.
En su vida política fue Regidor de El Cacao.
VEA TAMBIÉN: Sociología de la religión: las sectas
Participó activamente en la Guerra de los Mil Días en donde ganó múltiples batallas.
Pasó varios años preso denunciando las arbitrariedades que cometían los representantes de los conservadores.
Con justa y sobrada razón, se le considera hoy el caudillo de Panamá.
A pesar que había nacido antes de 1903, hecho ocurrido en 1867, se sentía muy identificado por las causas indígenas panameñas.
El General, soldado, guerrillero, representante del explotado, defensor de la clase marginada, denunció abiertamente cuando el gobernador panameño emitió una disposición en donde obligaba que su gente pagara injustamente un monopolio sobre la sal.
Este hecho hizo que El Cholo se levantara en contra de la medida.
Por mucho tiempo el país no supo sobre su vida y sus hazañas hasta que ilustres panameños como los poetas Changmarín, José Franco, Amelia Denis de Icaza y escritores e historiadores serios de nuestra patria, escribieron su biografía.
Los poetas se han inspirado de sus acciones para rememorar y valorar este hombre humilde, bajo de estatura como suelen describir a los indígenas, tranquilo, amable, pero cuando veía las injusticias en contra de su pueblo, alzaba abiertamente su voz de protesta.
Este año, hace 117 años, le tendieron una trampa acusándolo de delincuente y de una serie de homicidios para tener la excusa de perseguirlo, apresarlo y matarlo en forma cobarde.
El 15 de mayo de 1903 acabaron con su vida en donde actualmente es la Plaza de Francia, sin que nadie, ni siquiera Belisario Porras, con quien tuvo una cierta amistad, hiciera lo posible para defenderlo.
Le dispararon 36 veces y sus verdugos, las fuerzas políticas, nunca entregaron su cadáver a sus familiares, hecho que fue repudiado por toda la población panameña.
Considero que esta figura no debe pasar desapercibida, los estudiantes deberían conocer más sobre su vida.
Homenajear su figura en momentos de su aniversario sería elevar hasta lo más alto el nombre de este ilustre caballero.
Solo vivió 36 años.
En su lecho de muerte Victoriano perdonó a todos sus detractores, pero advirtió que la pelea era peleando.
Sus memorables palabras fueron: “Señores, oíd una palabra pública, ya sabéis de quién es la palabra”.
Docente de inglés.