El valor de las lenguas indígenas de Panamá
... la historia de cada uno de nuestros idiomas no ha empezado en la época de la conquista ni mucho menos en 1903, debe ser un motivo esencial para sentirse identificados con sus raíces, y seguir ocupando un lugar primordial en la historia.
El valor de las lenguas indígenas de nuestro país representa la diversidad de la gente, del bagaje cultural. Cada idioma lleva consigo su historia de lucha. Foto: Archivo. Epasa.
En nuestro país existen siete grupos indígenas que representan una diversidad de culturas. Los idiomas de los pueblos Ngäbe, Buglé, Guna, Emberá, Wounaan, Bri Bri y Naso han sobrevivido en el tiempo y espacio.
Cada uno, de su existencia, fomenta la unidad, la paz e invita a convivir entre hermanos. Con sobrada razón, cada pueblo ha exigido sus derechos a una educación a partir de su idioma. Desde 1938, hasta la reciente creación de la comarca Naso Tjër Di por el Ejecutivo, se han creado seis comarcas. Estas comarcas contribuyen a la protección de su rica historia, sus valores éticos, su forma de gobierno, y, por supuesto, su idioma. Junto al valor de su territorio va implícito el tema del idioma.
Un indígena que hable su propio idioma, además del castellano, debe sentirse orgulloso de sus raíces, de sus ancestros, quienes, sin tener una educación formal, han sabido defender hasta con sus vidas para que actualmente existieran.
Hablar varios idiomas te hace conocedor de la diversidad de culturas, debatir con argumentos sólidos con otras personas, quienes sin tener conocimiento sobre la cultura de su pueblo autóctono emiten juicios no razonables.
El valor de las lenguas indígenas de nuestro país representa la diversidad de la gente, del bagaje cultural. Cada idioma lleva consigo su historia de lucha. Las lenguas indígenas han sobrevivido, porque han tenido sus defensores. Por eso, desde tiempos de la conquista se han registrado hechos sangrientos entre los indígenas y los "colonizadores". Si no hubiera sido por los abuelos indígenas, actualmente los pueblos autóctonos solo hablarían el castellano.
A finales del siglo XVII, solo para mencionar un capítulo de nuestra historia, Escocia intentó establecer una colonia en lo que actualmente es Guna Yala. Con la llegada de los escoceses a las costas, los europeos pensaban que los gunas representaban un pueblo perdido, sin costumbres, sin identidad.
Los europeos hablaban su idioma inglés, y nuestros abuelos, su propio idioma. Los europeos quedaron asombrados al ver cómo el pueblo guna estaba unido, su forma de trabajar la tierra era extraordinaria. Los visitantes observaron cómo los indígenas se sentían orgullosos de sus raíces, que estaban dispuestos a defender sus tierras, costumbres, y su idioma.
El exembajador de Inglaterra en Panamá, Jim Malcolm, cuando estuvo visitando Puerto Escocés en el año 2006, que ahora tiene el nombre de uno de sus preclaros caciques, Inabaginya, escribió lo siguiente: "Si los escoceses hubieran tenido éxito, tal vez el Canal hubiera sido construido en el Darién, ¡por panameños comunicándose en el dialecto de las llanuras escocesas!
VEA también Ante esta afirmación, yo plantearía el escenario de la siguiente manera: Si William Patterson (El Plan Darién, colonización) y sus ideas, hubiesen prosperado, seguramente la historia se hubiera contado de otro modo, pero los abuelos gunas nunca hubieran olvidado sus raíces ni mucho menos su idioma que lo hablaban con mucho orgullo desde hace muchos años. A pesar de todo, demostraron que eran respetuosos y firmaron un tratado de amistad.
Lamentablemente, en varios otros países, las lenguas indígenas todavía son relegadas, y no se les ha dado el verdadero valor que se merecen. Los gobiernos tienen que entender que los idiomas indígenas representan la identidad y la historia de todos los pueblos. Sus verdaderos valores morales son los que actualmente inculcamos a los niños en las escuelas: respeto, unidad, sencillez, paz, dignidad, honradez, libertad.
Sin embargo, algunos jóvenes indígenas, por la influencia de la sociedad, se sienten inferiores ante otros grupos, o, sencillamente, no aceptan que hablan su lengua materna.
El hecho de saber que la historia de cada uno de nuestros idiomas no ha empezado en la época de la conquista ni mucho menos en 1903, debe ser un motivo esencial para sentirse identificados con sus raíces, y seguir ocupando un lugar primordial en la historia.
Docente de inglés.
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