¿Una cohabitación para Ecuador 2021-2025?
Ninguna campaña y/o algún gurú digital pueden asegurarle el triunfo a Lasso ni a Arauz. Las matemáticas son claras. Ecuador no es la Argentina y Lasso no es Macri. Y Arauz tampoco es Scioli. Aquí el ajedrez es otro.

Carteles de los candidatos presidenciales en Ecuador. La cohabitación entre fuerzas republicanas, democráticas e institucionales, se debe formar en segunda vuelta para combatir el desgobierno, que representa el desacuerdo total de las fuerzas políticas vivas. Foto: EFE.
En Ecuador después de la última elección general del 7 de febrero pasado, les tomó a la Directora del Consejo Nacional de Elecciones y al candidato Yaku Pérez, catorce días para digerir y entender que la tendencia en un conteo de votos con el 90% de los votos contados son irreversibles. Sin embargo, hasta hace poco, aún insistían en revertir la tendencia habiendo perdido la elección. ¿Ocurrirá lo mismo el 11 de abril próximo?
De 25 a 40,000 votos hoy en día hace la diferencia en muchas elecciones, por ejemplo: Pedro P Kucinsky 2016, Nito Cortizo 2019 y Joe Biden 2020 en los colegios electorales que le dieron el triunfo a este último. Hoy día no es tan fácil ganar una elección presidencial con un margen holgado. Pasada la primera vuelta, ahora toca armar la segunda vuelta, que se parece a una cuarentena por los días que ella contiene del 1 de marzo al 11 de abril próximo. Lasso, con 19.74% de los votos, no puede ganar sin el apoyo de Izquierda Democrática de Xavi Hervas (15.68%) y Pachakutik de Yaku Pérez (19.39%). Aunque se diga que aventaja a Arauz desde inicio de marzo. Lo que ellos decidan [Hervas y Pérez] se convertirá en la variable dominante de esta contienda. Tal como ocurrió con Verónica Mendoza en Perú en el 2016 con PPK.
Pensamos que el Ecuador está más cerca de Perú que de la Argentina, como lo indicó una vez Durán Barba, el asesor de Macri. Es mejor mirarse en el espejo de Perú o Bolivia, por ser países bolivarianos. La suma de esos tres candidatos asciende al 55% de los votos. Y lo que une a estas tres tendencias ideológicas es la Democracia, contrariamente al populismo carnívoro de Arauz -según ellos-,, el candidato Correista que obtuvo el 32.72% de los votos.
En Ecuador pareciera que solo un 36% es totalitario y eso es una buena noticia para que los demócratas se unan siempre. No obstante, Arauz podría imponerse al final, como lo acaba de hacer Bukele en El Salvador y Arce en Bolivia, el año pasado.
No es evidente que la democracia sea lo más importante para los votantes de hoy en día. La derecha democrática viene de una racha de pérdidas desde hace ya un rato. En El Salvador confesaron hace unos días: la necesidad de reinventarse por parte de ARENA.
Ninguna campaña y/o algún gurú digital pueden asegurarle el triunfo a Lasso ni a Arauz. Las matemáticas son claras. Ecuador no es la Argentina y Lasso no es Macri. Y Arauz tampoco es Scioli. Aquí el ajedrez es otro.
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Ambos candidatos tienen la posibilidad de ganar y quien logre la mejor estrategia, de seguro que se hará con el triunfo. Ninguno de los dos puede cantar victoria antes del 15 de abril. Se requiere de una gran combinación de estrategias políticas, para asegurarle al Ecuador un gobierno estable y, sobre todo, democrático, ya sea que sea gobernado a la derecha, a la izquierda o en el populismo, o aún según las circunstancias futuras..
¿De qué vale ganar una elección, si es para empeorar la situación en el país? Como ocurrió con Macri en Argentina. El Ecuador no se merece esa salida. De allí que la cohabitación es una salida a esa crisis electoral, ya sea a la izquierda como a la derecha. Nos contó recientemente Iván Ciganer Albéniz, gurú del grupo profesional ÑATION, que el mejor camino para el futuro de Ecuador es una cohabitación de las fuerzas políticas ecuatorianas, para superar la crisis actual que vive ese país bolivariano.
Ciganer define la cohabitación como: “Una adscripción de dos o más ideologías contrarias en un mismo gobierno para estabilizar el Estado a través del Gobierno de la República”. Aunque eso requiere una gran madurez política, tal vez Ciganer esté en lo justo. Amanecerá y veremos. Si Hervas y Pérez (35% de los votos) logran una alianza nacional parlamentaria para el beneficio de la democracia ecuatoriana, un paso hacía adelante sería hecho por el bien del país andino. Lasso por estar en segunda vuelta, podría liderar esa gran oferta ecuatoriana. En efecto, en democracia la representación del 35% de Hervas y Pérez, que es superior al porcentaje de Arauz y Lasso separadamente, permite legalizar y legitimar, una solicitud de cohabitación frente a todo el pueblo ecuatoriano y su soberanía popular. El problema es que en esas jóvenes democracias la legitimidad se diluye para darle paso al protagonismo del ego. VEA TAMBIÉN: De vuelta a clases
La cohabitación entre fuerzas republicanas, democráticas e institucionales, se debe formar en segunda vuelta para combatir el desgobierno, que en una u otra forma representa el desacuerdo total de las fuerzas políticas vivas.
Arauz o Lasso podrían de esta manera convertirse en un presidente árbitro de las fuerzas democráticas ecuatorianas y gobernar con ellas por el Ecuador. Algo que nunca lideró Macri en Argentina y por eso perdió tan descaradamente. Siempre estuvo solo y arrinconado a lo largo de su mandato.
Aunque también podría ocurrir que los extremos y contrarios se asocien bajo un discurso populista vegetariano-ecologista, entonces, se invertiría el modelo con Lasso y Arauz podría ganarle a este último, bajo el supuesto de evitar lo que pasó en Argentina con Macri y sus asesores de campaña. Aquí podría emerger el versus de la medalla y revolverlo todo.
Para esto sirve siempre la segunda vuelta. Sobre todo si se anticipan las contradicciones del momento y del futuro.
Hasta ahora no está muy claro, cómo la democracia ecríuatoriana avanza por los caminos democráticos y parlamentarios, toda vez que el Ecuador desea un cambio (+45% de los votos) y ambos candidatos deberían entenderlo, si desean ganar la segunda vuelta el 11 de abril próximo y no incurrir en los mismos errores de Macri en la Argentina peronista de hace más de un lustro.
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