Retorno al sistema solidario
- Andrea Castillo
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- Economista
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Actualmente, enfrentamos un desafío importante como país y es la quiebra del subsistema exclusivamente de beneficios definidos (SEBD) del régimen de Invalidez Vejez y Muerte (IVM) debido a la grave falta de liquidez, el cual tiene su origen con la modificación de la Ley 51 en donde las personas que están en el mismo quedaron como un grupo cerrado, adicional a las leyes especiales que implicó salida anticipada de fondos, la grave falta administrativa en el manejo de los recursos y de ejecutar medidas frente a la evasión de cuotas.
La reforma al sistema previsional es inminente y necesaria, sin embargo, no podemos tomar decisiones apresuradas y menos bajo matemáticas frías cuando esto implica más de 1.3 millones de panameños que día a día aportan su grano de arena con la esperanza de tener una vida digna posterior a su vida laboral.
Para ilustrar un poco los escenarios que se proponen tenemos los siguientes:
1. Introducción de medidas paramétricas, las cuales implican por ejemplo: aumento en la edad legal de jubilación (justificado por los datos estadísticos del aumento en la esperanza de vida), aumento en las cuotas o cambios en las bases del cálculo de la pensión (tasa de reemplazo), entre otras.
2. Reforma estructural del sistema de IVM. En otras palabras establecer un solo sistema de pensión: cuentas individuales (capitalización) o mantenimiento del subsistema mixto.
3. Retornar al sistema solidario de pensiones (reparto).
La primera solución podría ser financieramente viable pero socialmente injusta para los trabajadores panameños, ya que, por un lado, la carga recaería en los mismos y posiblemente sobre una generación que no pinta nada en esto (recordemos que en 2005 con la Ley 51 se rompió el pacto solidario intergeneracional con la premisa que era una carga injusta de llevar para la juventud).
Bajo la segunda solución, tenemos experiencias de países vecinos como Chile y Perú en donde el modelo de cuentas individuales no funcionó y muchas personas han quedado en estado de pobreza, por la miseria en los montos de las jubilaciones. ¿Qué paso?, las agencias privadas no cumplieron con su objetivo, de manejar de forma eficiente las inversiones, ya que los rendimientos eran bajos, el costo del riego lo cargaba mayoritariamente el cotizante, y las comisiones altas.
En un sistema de capitalización, el riesgo por volatilidades en el mercado financiero es elevado, además que para poder tener una pensión sustanciosa la renta del trabajador debe ser alta. En Panamá, un trabajador promedio gana menos de B/.735.40, lo que implica que el excedente que se computa en su cuenta de ahorro es bajo, esto implica que al final de la vida laboral, el Estado tendría que invertir en subsidios para una generación que no podrá mantenerse con sus pensiones. Sin mencionar que el coste de transición de un sistema solidario a capitalización es más alto que retornar nuevamente al sistema solidario. Ojo, actualmente los activos en los que invierte la CSS son en su mayoría de bajos rendimientos. Por otro lado, tenemos el sistema solidario que evidentemente no es perfecto, pero con las reformas necesarias se puede robustecer. Es un sistema con un riesgo financiero más bajo debido a que los costes administrativos también lo son, además que ofrece coberturas más amplias. En cuanto al tema financiero debemos dejar de hacer corridas solo bajo las cotizaciones de los trabajadores, claro que es insostenible de esa manera y comenzar a pensar en otras formas de ingresos (impuestos finalistas, inversiones en otro tipo de activos), mantener una política de empleo favorable (mayor productividad y salarios más altos), así como la aplicación de ciertas medidas paramétricas como aumento en la edad de jubilación (igualdad) y combatir el fraude.
Como joven y profesional entiendo la Seguridad Social no como un sistema de intercambio, sino de transferencias recíprocas con el fin de crear estabilidad económica para el trabajador y el país, así como mancomunidad y compromiso. Por eso apelo al retorno del sistema solidario de pensiones. En los próximos meses no debe existir bandera política en el manejo de este tema, sino cohesión para llegar acuerdos que beneficien al país y las próximas generaciones.
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