Turismo histórico
Promocionando Panamá
... Panamá La Vieja y Portobelo, para que los turistas puedan revivir el rico capítulo colonial, añadiendo la Nao Victoria de Magallanes y Elcano a orillas de Panamá la Vieja como un restaurante de auténticas 7 estrellas, emblemático Chaine de Rôtisseurs istmeño.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 18/1/2020 - 12:00 am
La Ciudad de Panamá, fundada en 1519, es la más antigua de la costa Pacífica del continente. Foto: Víctor Arosemena. Epasa.
Celebramos este año el 500 aniversario del primer viaje de circunnavegación del globo, financiado por la corona española, a cargo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.
Su propósito era encontrar una ruta comercial con las islas de las especies por occidente entre los océanos Atlántico y Pacifico, a bordo de la Nao Victoria.
Por supuesto que nada de esto habría acaecido sin el insigne descubrimiento del Mar del Sur por Vasco Núñez de Balboa en nuestro Darién en 1513, para este cronista, el más importante desvelo de la historia, ya que ubica a Panamá como su ápice, obligado centro logístico de la colonia y posteriormente del comercio mundial al estrenar el Canal de Panamá en 1914.
Para conmemorar tan significativa epopeya, hemos organizado una gira que nos traslada, a mediados del mes próximo, a Santiago, donde abordaremos en su puerto de cruceros en San Antonio a 115 kilómetros de la capital chilena, rebasando Valparaíso y Viña del Mar, el buque Norwegian Star, en su travesía de 14 noches descendiendo hacia Puerto Montt, Puerto Chacabuco y Punta Arenas, ciudad más austral de Chile para atravesar el Estrecho de Magallanes retomando la ladera este del continente en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego, Argentina para dirigirse a Port Stanley, Islas Malvinas y retomar la costa en Puerto Madryn, con destino a Montevideo, Uruguay y feliz desembarque en Nuestra Señora del Buen Ayre, capital de la República Argentina.
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Los pormenores de la excursión los hemos desmenuzado desde hace año y medio para no perdernos ningún pingüino, lobo de mar o detalle curioso dentro del itinerario, inclusive preparándonos en el gimnasio para las frígidas caminatas en el parque Fin del Mundo y otros parajes idílicos que, a pesar de gozar de pleno verano austral, desciende el termómetro a niveles, que, de seguro, han de vigorizar nuestro andar.
Conversando con nuestro caro amigo Fernando Gómez Corral, Antofagastino de cepa, quien nos colaboró en la erección de la columna vertebral de torres celulares de BellSouth Chile durante la década de los noventa el siglo pasado y con quien hemos de celebrar nuestro feliz reencuentro con esplendente ágape y múltiples pisco sours, sobre los deslindes de nuestra visita al viñedo Concha y Toro, mayor productor de vino de Latinoamérica ubicado dentro de los primeros 10 a nivel mundial en Cauquenes, valle del Maule, a escasos 20 kilómetros de Santiago, surgiendo la inquietud sobre el porqué el istmo no ha desplegado su valía histórica con aprovechamiento turístico.
Allí, Fernando me pisoteó el callo de la desventura sobre las oportunidades y falta de visión en nuestro empeño, elucidándole mi atisbo.
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Ciudad de Panamá, fundada en 1519, es la más antigua de la costa Pacífica del continente.
Sus ruinas, como diría Miró "Oh mis lejanas torres", languidecen como triste recuerdo del saqueo del corsario Henry Morgan en el verano de 1671.
Puede contar con mucho mérito para los archivos de Unesco, pero como atractivo turístico, nada, lagaña al alba.
El cerro Pechito Parao en la serranía del Majé, que tuve la dicha de escalar el 2013 con un puñado de empresarios istmeños, donde Balboa ojea la inmensidad del Mar del Sur espejado en el golfo de San Miguel, corre igual suerte, allá en el olvido de las autoridades que bien pudiesen, debiesen, explotar como el destino turístico primario del istmo.
¿Quién no desea la aventura de atisbar la ojeada de Balboa hace 507 años desde su cumbre?
Ello, inclusive, debiese ser sitio obligatorio de visita por todos los excursionistas de escuelas primarias de Panamá para que absorban la grandeza que el destino le otorgó a Panamá.
El Camino Real, la ruta del oro, sobre la cual atravesó la mayor cantidad del preciado metal en la historia, debiese ser reconstruido para que el visitante pueda saborear la historia a través de parajes verdes con azuladas mariposas, restaurando plenamente sus puntos cardinales, Panamá La Vieja y Portobelo, para que los turistas puedan revivir el rico capítulo colonial, añadiendo la Nao Victoria de Magallanes y Elcano a orillas de Panamá la Vieja como un restaurante de auténticas 7 estrellas, emblemático Chaine de Rôtisseurs istmeño.
Ello, querido lector, diferenciaría lo que es con lo que debe ser, incrementando diez veces el flujo de turismo hacia nuestro emblemático destino.
¡Vive la difference!
Líder empresarial.
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