¿Por qué el estrés puede más que las ganas de tener un sueldo?
... tanto la incertidumbre de no saber qué pasará con sus posiciones de trabajo, y el aumento exagerado en la carga de trabajo, no eran equivalentes a lo que sus salarios ofrecían para mantenerlos laborando, por lo que era preferible renunciar...
Un año después de la aparición de la COVID-19 en Panamá, hay algo que todos sus habitantes han tenido en común, unos en distintas etapas que otros, el aumento de los niveles de estrés que hay en los hogares y trabajos.
En un trabajo de investigación realizado por las autoras Ericka Del Carmen Matus García y Graciel Lorena Matus García, llamado “Estrés en Panamá por COVID-19”, en julio de 2020, se hicieron encuestas donde la muestra era principalmente la población panameña, 765 participantes. Dentro de la muestra se evaluaron preguntas relacionadas con el estrés general de la vida cotidiana, abarcando temas como el aislamiento, estado físico, niveles de nerviosismo y demás.
Para todas las interrogantes presentadas en el trabajo, donde se preguntaba de manera afirmativa si se sufría de estrés de alguna manera, en todas, al menos el 90% contestó de manera afirmativa, volviéndose una estadística alarmante si vamos a medir el nivel de estrés sufrido debido a la pandemia por el pueblo panameño.
Para finales del 2020, en Panamá existía una cantidad aproximada de más de 200 mil contratos de suspensión laboral en donde las personas, cuyo estado en el trabajo, se mantenían como “suspendidos”, no recibieron una paga de su sueldo por la COVID-19.
Este mecanismo de suspensión generó dos situaciones diferentes para la población panameña: a) aquellos que todavía laboran, ahora con más carga de trabajo; b) aquellos que ya no reciben ingreso y se encuentran en un limbo laboral. Para ambos, aunque son escenarios totalmente opuestos, el resultado es el mismo: un aumento general del nivel de estrés, originado en el ámbito laboral.
Gracias a testimonios de ambas caras de la moneda (escenarios a y b) se puede sintetizar la causa del aumento del estrés laboral en una sola afirmación para ambos casos: Escenario a): “al haber menos personas laborando en el equipo todos los días, las cargas de trabajo que me asignan han aumentado, incluso estoy haciendo actividades que no me correspondían anteriormente y de las cuales tengo muy poco o nada de conocimiento”.
Escenario b): “como no estoy trabajando no estoy percibiendo los ingresos que solía tener, en teoría sigo contratado en la empresa y volveré en un par de meses; sin embargo, ni esto es seguro y bien podría estar aprovechando el tiempo buscando un nuevo trabajo”.
Estos testimonios finales del escenario a y b son la conclusión de una encuesta hecha por mi persona, en la cual se tomó una muestra de 30 personas donde la mitad cumplía con las condiciones del “escenario a” y la otra mitad con las condiciones del “escenario b”.
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Los integrantes, pertenecientes a la muestra del “escenario a”, afirmaban: “prefiero mantener mi salud mental y emocional antes que el trabajo se vuelva una causal más para yo no estar en las condiciones que debo para traer sustento a la casa”.
En conclusión, tanto la incertidumbre de no saber qué pasará con sus posiciones de trabajo, y el aumento exagerado en la carga de trabajo, no eran equivalentes a lo que sus salarios ofrecían para mantenerlos laborando, por lo que era preferible, para ellos, renunciar y vivir por unos meses de lo que tienen ahorrado, mientras buscan otro trabajo en donde la remuneración y el nivel de estrés llegue a un punto medio, poniendo como prioridad su salud y estado mental ante el depósito de una mensualidad.
Estudiante de maestría de la Universidad Interamericana de Panamá.