Los hijos de la luna
La Asamblea Nacional aprobó un proyecto de ley par ayudar a quienes padecen de albinismo en busca de que sean tratados de igual forma que otros seres humanos y que se les pueda garantizar plenamente sus derechos....dotarles de medicamentos necesarios para que puedan cuidar su salud.

Brenda Hawkins, una niña de la etnia guna. La piel y los ojos de los hijos de la luna, son muy sensibles al sol. Foto: Archivo.
Seguramente, cuando vieron el título de este artículo, pensaron inmediatamente que se trataba de los albinos, porque así se le ha referido, cariñosamente, a nuestros hermanos hijos de la luna.
Nuestros albinos o sipumar (en guna), han sido objeto de varias investigaciones en las diferentes universidades del mundo.
Ese nombre peculiar se lo han ganado, literalmente, nuestros hermanos albinos, porque se adueñaban de la noche para presenciar el eclipse lunar.
Recuerdo en mi juventud que, cuando se aproximaba el eclipse lunar, se comentaba lo especial que eran ellos, porque eran los únicos que podían apreciar el fenómeno de la naturaleza sin usar ningún tipo de lente o equipo especial, incluso eran los únicos que podían salir a las calles, porque el mundo sería devorado por un dragón y sus hijos solo eran los únicos que podían salvarla ante la acometida del monstruo.
Durante este suceso de la naturaleza, la luna se hacía débil y vulnerable ante la oscuridad y solo sus hijos eran capaces de ayudarla y ser sus permanentes guardianes.
En relación con este tema, hay un sinnúmero de mitos y leyendas que las diferentes culturas indígenas han creado y los gunas también lo han hecho a través de sus hijos de la luna.
La cultura guna ha simbolizado a la luna con una mujer hermosa, vestida esplendentemente, protegida por sus hijos blancos quienes también la cuidan del acecho de los hombres.
Los poetas también se han inspirado de su belleza y de su singular y atractivo color para referirse a su infinito amor o a la traición.
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En 1924, antes de la Revolución Guna, el norteamericano Richard Oglesby Marsh visitó al cacique Inabaginya, en Guna Yala, para investigar la existencia del árbol que producía el caucho o látex para llevar la muestra a su país, pero quedó sorprendido por la existencia de los hijos de la luna.
Lo curioso de aquella visita era que uno de los hijos del cacique también era albino.
Inabaginya le comunicó al visitante que los albinos eran hijos de la luna y bendición del Creador.
Marsh quedó sorprendido y terminó escribiendo un gran libro sobre ellos que lo tituló The White Indians of Darien (Los Indios Blancos del Darién) y después de haber pedido permiso al cacique llevó a dos niños albinos a New York para investigar la condición especial de su piel.
Actualmente, sabemos que la piel y los ojos de nuestros hermanos, hijos de la luna, son muy sensibles al sol, que necesitan de los medicamentos en forma permanente.
Traigo este tema a colación porque actualmente el proyecto de ley No. 115, que reconoce el albinismo en Panamá, cada 13 de junio, ya fue aprobado por la Asamblea Nacional de Diputados.
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Solo falta que el Ejecutivo lo sancione, para que sea ley de la República.
Ojalá que esta loable iniciativa no solamente quede en ese punto, sino que alcance a ayudar a nuestros hermanos y dotarles de medicamentos necesarios para que puedan cuidar su salud.
La Asamblea busca que ellos sean tratados de igual forma que otros seres humanos y que se les pueda garantizar plenamente sus derechos.
El respeto a nuestros hijos de la luna debe ser algo prioritario a nivel nacional.
En Guna Yala, ellos han jugado un papel preponderante en la historia.
Como cosas de la vida, de concretarse la iniciativa legislativa, a través del Poder Ejecutivo, el pueblo guna celebraría dos acontecimientos muy importantes porque coincidentemente cada 13 de junio el pueblo guna también conmemora y recuerda la muerte del gran cacique Inabaginya, que la Asamblea reconoció sus esfuerzos en el año 2010.
Profesor de inglés.