La fuente del poder en las democracias
...en la historia de Estados Unidos, han participado personajes antisistema de mayor popularidad que Donald Trump, pero nunca llegaron a obtener la nominación de alguno de los grandes partidos a la primera Magistratura, pues el “caucus” estaba instituido para excluir a los indeseables.
La abulia que trajo consigo el fin de la historia proclamado por Fukuyama, luego de la caída de la cortina de hierro, asociado al desmantelamiento del estado de bienestar europeo, orientó a algunos intelectuales a identificar el vaciamiento de la socialdemocracia, con el origen jacobino de los estados nacionales, a partir de textos constitucionales que conservan la monarquía como la fuente de la soberanía.
En términos contrapuestos, la democracia norteamericana es descrita como un genuino sistema de pesos y balances, consignado en el preámbulo de la breve Constitución a través de la formulación “We the people”, que define al pueblo como la fuente del poder democrático.
Reciente entrega de los profesores de Harvard, STEVEN LEVITSKY y DANIEL ZIBLATT, “Cómo mueren las democracias”, Ariel, 2018 permite conocer que la causa basal del sistema de contrapesos norteamericano no reside en el pueblo, sino en un complicado mecanismo de “cribado”, que sostiene el bipartidismo y dentro de los Demócratas y Republicanos, se practica la exclusión de las alternativas que pueden atentar contra la salud del esquema.
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Mediante un enfoque casuístico inductivo, los autores concluyen en forma audaz, que en la historia de Estados Unidos, han participado personajes antisistema de mayor popularidad que Donald Trump, pero nunca llegaron a obtener la nominación de alguno de los grandes partidos a la primera Magistratura, pues el “caucus” estaba instituido para excluir a los indeseables.
La descomposición del eficaz mecanismo de cribado, que elimina las propuestas incómodas, comenzó a fallar desde hace algún tiempo y la elección de Obama entrañó la radicalización de ambos partidos que dejaron de verse como aliados para considerarse enemigos casi acérrimos.
Dejando de lado comparaciones efectuadas por los autores, con fenómenos populistas latinoamericanos y europeos, resulta fácil discrepar del método de análisis, pues no son circunstancias casuales, inductivas, propias de la superestructura, las que determinan el entorno.
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Por el contrario, es el estado del sistema productivo de mercado que hace aguas y en particular, la sociedad norteamericana, vencedora indiscutible de la guerra fría, advierte la insurgencia del capitalismo de estado de China continental, lo que desencadena la trampa de Tucídides, es decir, Estados Unidos como imperio en decadencia avizora la guerra como única solución posible.
En condiciones de un agotamiento del sistema de expansión del modo productivo, la forma autoritaria emergió desde los ataques del 9-11 a través de la Ley Patriota y la conformación de un ejecutivo con plenos poderes es el resultado lógico de una confrontación en desventaja.
La guerra del Peloponeso ofrece muestra inevitable de lo que ahora sucede, pero no esperemos que sea Donald Trump quien lo advierta.
Abogado