La educación como espacio de lucha social
...se reconoce que "el rendimiento de los estudiantes es directamente proporcional a la educación, ingresos y profesión de los padres", a lo que se añade que "el 63% de la variación entre centros educativos en lectura se puede explicar por el estatus socioeconómico de los estudiantes y los centros educativos".

El sistema educativo panameño refleja la inequidad social que existe en el país. Foto: Archivo.
La reciente publicación de los resultados de la aplicación de la prueba PISA en Panamá ha vuelto a traer a la palestra el debate sobre la educación en Panamá.
A partir de esta los sectores dominantes y sus voceros oficiosos la han utilizado como mecanismo para dar una visión distorsionada de la realidad.
Este es el caso, por ejemplo; de una exministra de educación para la cual el problema se reduce a culpar al cuerpo docente del país por la situación.
Se trata de una posición que el propio contenido del documento ejecutivo, elaborado por los encargados de la encuesta, desmiente.
Si bien la prueba PISA tiene serios defectos, como es el hecho de que no mide los conocimientos en términos de las ciencias sociales y la percepción de los estudiantes sobre la situación social del país, por lo menos el referido informe tuvo la honradez de establecer algunos de los problemas que se encuentran detrás de los resultados.
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Es así que se reconoce que "el rendimiento de los estudiantes es directamente proporcional a la educación, ingresos y profesión de los padres", a lo que se añade que "el 63% de la variación entre centros educativos en lectura se puede explicar por el estatus socioeconómico de los estudiantes y los centros educativos".
Esto muestra claramente que el sistema educativo panameño es uno que simplemente refleja la inequidad social que existe en el país.
No es de extrañar, por ejemplo, que en un país donde el 17.3% de los niños de menos de 5 años en el área rural y 10.3% en la urbana presentan una situación de desnutrición (retraso de crecimiento), muestre problemas en el plano de la educación.
El informe ejecutivo que venimos citando también llama la atención sobre la falta de una adecuada acción por parte de los sucesivos gobiernos, todos cooptados por los intereses económicos dominantes, para asegurar una verdadera equidad en términos del acceso a la educación de calidad.
De acuerdo con este documento: "del cuestionario contestado por los directores de centros educativos, se puede deducir que el 56% de los estudiantes en Panamá asisten a centros educativos cuyo director considera que la falta de recursos educativos dificulta la capacidad… para proporcionar una enseñanza de calidad."
A lo anterior se agrega que "sigue habiendo una gran diferencia entre los recursos educativos disponibles en centros educativos oficiales y particulares.
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" Esto, junto a lo anterior, permite afirmar que el sistema educativo panameño opera como un mecanismo diferenciador, en la que los niños con menores recursos sufren una clara discriminación en cuanto a sus posibilidades de desarrollo futuro.
Frente a lo anterior existen dos posiciones.
Primero, la de los sectores económicamente dominantes, quienes pretenden que el sistema educativo sea un mecanismo que les asegure suficiente mano de obra barata con las competencias que son de su interés, a la vez que diferencia la educación dirigida a los sectores dominantes de la que estaría disponible para la gran mayoría.
Así mismo, lo entiende como un mecanismo ideológico que les asegure la presencia de ciudadanos despolitizados, carentes de los conceptos que les permita criticar el actual modelo concentrante y excluyente de la sociedad.
Más aún, por medio de los mecanismos privatizadores pretenden convertir a la educación, incluyendo la financiada con fondos públicos, en un campo para su acumulación de capitales.
Esta posición está claramente definida en la "Visión País 2050" de la APEDE y el resto de la cúpula de los sectores dominantes.
Frente a la visión anterior, aparece un proyecto educativo alternativo, cuyo eje es la liberación humana, el cual lleve a la promoción de ciudadanos productivos, conscientes de sus derechos y respetuosos del medio ambiente, impulsores de un nuevo modelo de sociedad.
Se trata de la educación para la libertad.
Economista.