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La batalla de Playa Blanca
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Igual que el mes pasado, unos vecinos de Playa Coronado protestaron por la construcción de un rascacielos en la proximidad de sus viviendas, unifamiliares, ahora toca el turno a los de Playa Blanca.Quizás la más bella zona costera del Pacífico, los propietarios de 16 casas de Playa Blanca se oponen a la construcción de un edificio de condominios denominado La Ensenada el cual, estiman, estropeará la tranquilidad del lugar, congestionando el tránsito de las estrechas calles, elevando la densidad poblacional por metro cuadrado y sobrecargando los servicios públicos, incluyendo el manejo y disposición de las aguas negras, pues no es lo mismo 16 viviendas que 60 en un mismo reducido espacio.En lo que constituye ya la regla en casos similares, los vecinos alegan que no fueron consultados por la construcción de la obra, en circunstancia en que todos compraron allí tomando en cuenta la baja densidad del área y la tranquilidad que representan las viviendas unifamiliares.Otro detalle es que, igual que ocurre en la capital, la constructora sigue la "estrategia de los hechos cumplidos", puesto que sigue adelante, a todo vapor, con la construcción - terminada ya en su estructura, que es la mitad de la obra total- mientras los vecinos agotan las instancias administrativas y judiciales ante la Corte Suprema de Justicia.Si los vecinos ganan, ¿quién se atreverá a demoler el edificio ya terminado, valorado acaso en más de dos millones de balboas?¿Cuál será el desenlace? Pues el de siempre.Las autoridades municipales, cualquiera sea el distrito, de la capital o en del interior, y también las del Ministerio de Vivienda, hacen caso omiso de las más elementales reglas y principios de "urbanismo moderno y convivencia humana, tolerando toda clase de abusos y atropellos, en perjuicio de los residentes primarios, para favorecer la construcción de grandes edificaciones en medio de tranquilos barrios residenciales y de viviendas unifamiliares.En fin, en Playa Blanca se decide la suerte de todos los que han invertido y siguen invirtiendo en casas vacacionales o de descanso, sea en Boquete, Cerro Punta, Bocas del Toro y demás.No hay respeto, ni seguridad jurídica para los pioneros del desarrollo de esos sitios de interés.Quien encuentre un lugar apartado y paradisíaco donde construir su casa, estará siempre amenazado por inversionistas inescrupulosos que destruirán el entorno y le robarán su tranquilidad en cualquier momento.