Inversionistas Residentes: trazando las tildes sobre las íes
... el grueso de la atención debe ser enfocada hacía los 75 millones de jubilados estadounidenses, porque lo que se busca no es solamente una inversión inmobiliaria con un efecto limitado, sino una fuente permanente de ingresos a otros sectores de la economía..
Los ciudadanos de Estados Unidos con su pasaporte y formulario para depósito de sus cheques mensuales de Seguro Social Americano, podrían abrir sus cuentas automáticamente sin tanta perorata. Foto: Archivo. Epasa.
A través del Decreto Ejecutivo 722 del 15 de octubre de 2020, se crea el programa de Residencia por Razones Económicas para Inversionistas Calificados, en búsqueda de reactivar los sectores inmobiliarios y construcción.
Para calificar a la residencia, el inversionista debe invertir en propiedades inmobiliarias un mínimo de $300,000 durante los primeros 24 meses de vigencia del decreto, aumentando a $500,000 posteriormente.
Este programa, a todas luces, se manifiesta sumamente atractivo para impulsar la economía pospandemia. Habría que pulir los pormenores para asegurar su rotundo éxito. Ante todo: ¿Cuál es el inversionista que se pretende captar?
Nos parece que el grueso de la atención debe ser enfocada hacía los 75 millones de jubilados estadounidenses, porque lo que se busca no es solamente una inversión inmobiliaria con un efecto limitado, sino una fuente permanente de ingresos a otros sectores de la economía que conllevaría el ingreso al país de personas con bolsillos profundos que no impactan la empleomanía local.
Teniendo este punto claro desde un principio, debiésemos entonces enfilar nuestros esfuerzos en una labor de mercadeo hacia ese sector norteamericano, que asumimos debe ser el más importante jugador en la ecuación del proyecto.
A través de artículos en la prensa, reportajes en televisión y presencia activa en grupos de interés puntual, como lo es AARP (Asociación Américana de Personas Retiradas, con 38 millones de afiliados), lograríamos dar a conocer las bondades del proyecto.
Logrando una penetración ínfima, como ejemplo un 1% del universo de jubilados estadounidenses, estamos hablando de 750,000 personas, aproximadamente 400,000 unidades.
Haga usted la matemática y verá que la valía del proyecto nos elevaría a un trampolín mucho más allá de la inyección que puso a hervir la economía nacional a inicios de siglo. Todo ello aunado al hecho de que Estados Unidos vive momentos de zozobra.
VEA TAMBIÉN: Cuarentena irracional
Su pésimo manejo de la pandemia le convierte en la geografía más peligrosa del mundo con casi 10 millones de infectados y un cuarto de millón de víctimas.
El panorama político perfila negativamente, pase lo que pase en las elecciones de noviembre, resultado de vivas diferencias entre las partes, la vigencia de leyes que permiten la compra y libre posesión de armas de alto calibre (¿ametralladoras para qué?) y la génesis de grupitos derechistas de perfil a todas luces racistas y peligrosos como Proud Boys y QAnon, de cariz neofascista que promueven la violencia a lo largo y ancho de Estados Unidos y Canadá.
Entonces, es el momento ideal de impulsar esta iniciativa hacia este mercado. Tendríamos que iniciar con un cambio radical en el tema de apertura de cuentas bancarias donde los ciudadanos de Estados Unidos con su pasaporte y formulario para depósito de sus cheques mensuales de Seguro Social Americano, pudiesen abrir sus cuentas automáticamente sin tanta perorata, indagando sobre la vacunación de viruela de sus abuelos, como ejemplo.
Ese flujo de caja permitiría el sano crecimiento de las carteras bancarias en adición a la oferta de sus otros servicios de tarjetas de crédito, plazo fijo, etc. permitiendo su fluido despegue.
VEA TAMBIÉN: Papel de los adultos mayores en la sociedad
Siempre habrá manzanas podridas, ellas son las excepciones y deben ser tratadas como tal. Por costumbre, el gringo que se jubila no se va a lanzar a la hamaca. Muchos abrirán noveles emprendimientos, creando fuentes permanentes de trabajo bien remuneradas y mayor actividad económica en el país.
Es una situación de ganar-ganar para todas las partes. En el pasado, todos estos programas han fracasado por falta de seguimiento, la nociva práctica del "gringo pricing" y el juega vivo que nos caracteriza.
Si portamos los pantalones largos y hacemos las cosas bien, enfocándonos de una vez por todas en los detalles, esta sería una verdadera oportunidad para el desarrollo sano y continuado de nuestra economía y nuestro turismo, que llene los alicaídos bolsillos de todos los niveles sociales y promueva el progreso permanente en Panamá.
Líder empresarial.