Hipócrates y vacunación contra la COVID-19
No habría sido mejor vacunar a los que llenan las unidades de cuidados intensivos de nuestros hospitales ...? Peor aun, saber que personal médico de la Caja de Seguro Social corrió, no tanto sin tener derecho, a vacunarse, en detrimento de otros, que realmente sí lo ameritan y a gritos.
La enfermera Violeta Gaona de Cocheran, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Santo Tomás, fue la primera persona en Panamá en recibir la vacuna Pfizer/BioNTech contra la COVID-19, en ese hospital, el miércoles 20 de enero. Foto: EFE.
Ha venido a mi memoria el juramento de Hipócrates y su influencia en las acciones y comportamiento médico. La ética hipocrática, sin duda alguna, ha sido una especie de brújula que señala la ruta a seguir en lo que toca al servicio de la atención médica de la salud.
Si damos lectura a los contenidos del juramento hipocrático, tendríamos que resaltar los siguientes puntos: 1. El juramento se hace ante divinidades que son tenidas como testigos. 2. Se trata de un juramento de fidelidad. 3. Tener como si fuesen sus padres a quienes le enseñaron las artes de la medicina. 4. Usar todas las reglas de la medicina en provecho de los enfermos y apartar de ellos todo daño e injusticia. 5. Jamás dar a nadie medicamento moral, bajo ninguna circunstancia o razón. 6. Prohibición de administrar abortivo a mujer alguna. 7. Ejercer la medicina de forma sana y pura. 8. Respetar las especialidades médicas. 9. Siempre actuar para bien de los enfermos. 10. Apartarse el médico de toda injusticia involuntaria o corrupción. 11. Llevar una vida moralmente decente. 12. Respetar el secreto de confesión el cual es tenido como inviolable. 13. Vida infeliz para quien transgreda el juramento.
Hipócrates nació alrededor del año 460 A.C. en Cos, isla griega del Dodecaneso y es considerado el Padre de la Medicina. Fue autor de una serie de obras, las cuales son dignas de mencionar: Los famosos Aforismos, Los Cuatro Principios Fundamentales (Jamás perjudicar al enfermo, no buscar aquello que es imposible ofrecer al paciente, los famosos milagros, luchar y encontrar lo que está provocando la enfermedad, creer en el poder de cura de la naturaleza).
La mención a Hipócrates y de su archiconocido juramento tiene la siguiente justificación: De las pocas dosis de la vacuna contra el virus SARS-CoV-2 (COVID-19), que llegaron al país y en razón de lo cual se hicieron resonar bombas, platillos, saxofones y panderetas, se produjo, entre no pocos profesionales de la salud (Médicos, enfermeras, auxiliares, etc.) una ansiosa y desesperante carrera, del "quítate tú para ponerme yo" y sin respetar ningún principio o regla de estos postulados hipocráticos.
Tal vez, el razonamiento de los médicos y demás personal de la salud podría haber sido el siguiente: "Mejor me curo yo y así curo al enfermo". El contagiado diría "Mejor cúrenme a mí y así no necesito médicos, ni hospital, ni más nada".
Lo cierto de todo es que, frente a estas posturas, insisto, gana singular importancia la Ética Médica. Reservándome el nombre de algunos médicos que tuvieron a bien hacerme el comentario, no pude adoptar otra postura que no fuera el asombro y desilusión, al saber que médicos que en 10 meses de pandemia jamás se presentaron en un Centro de Salud a decir "Aquí estoy para servir", sino que se dieron a la huida cual estampida y se refugiaron en sus fincas privadas o en sus casas, corrieron a vacunarse. ¿Dónde queda, luego, la ética y la moral hipocrática?
He visto cómo se ha venido anunciando quiénes serán los primeros, segundos y terceros en vacunarse y se ha tomado como patrón el considerar a la persona que por su edad y condiciones de salud son las que llenan las estadísticas de muerte por contagio de la COVID-19 en nuestro país. Solo a título de reflexión, digo lo siguiente: ¿No habría sido mejor vacunar a los que llenan las unidades de cuidados intensivos de nuestros hospitales o a los que están presentando etapas avanzadas de contagios del virus? Peor aun, saber que personal médico de la Caja de Seguro Social (CSS) corrió, no tanto sin tener derecho, sino inoportuna e imprudentemente, a vacunarse, en detrimento de otros, que realmente sí lo ameritan y a gritos.
De lo que sí estoy seguro, amigos lectores, habiendo analizado a profundidad el juramento hipocrático, leyendo y releyendo, que puedo arribar a las siguientes posturas éticas y moral de los profesionales de la salud: 1. Qué poco queda del juramento hipocrático en el actuar de los profesionales de la medicina. Se dice que hay que aplaudirlos porque son héroes.
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Aclaremos esto. La palabra "héroe" es muy grande y merece respeto y que ante ella nos inclinemos. Pero para mí, serían héroes tan solo aquellos que, desde el portero, aseador de pisos y limpiador de ventanas, pasando por el auxiliar, la enfermera, el intensivista y otras especialidades médicas que, desde el día uno, hasta el presente, han estado al pie del cañón y muy a pesar de que ellos saben que están expuestos al contagio. Pero ahí estaban y están. 2. Se ha perdido la moral y la ética hipocrática por la moral crematística, esto es en una especie de fuente de la medicina que produce oro y plata. 3. ¿Acaso recordarán nuestros médicos lo que dice el juramento hipocrático o lo tendrán como un mero desiderátum o como una vigente y efectiva regla de ética medica?. 4. El buen médico, aún al criminal de sus progenitores, le dispensaría el servicio de su sabiduría y conocimiento. Como dice Hipócrates: "Actuar a pesar de una injusticia propia".
¡Dios bendiga la Patria!
Abogado.
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