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El Chase: Banco insignia
Luis H. Moreno Jr. - Publicado:
Aunque desde hace ya algún tiempo se esperaba, la noticia de la venta del Chase en Panamá, la recibí en París, con un dejo de sorpresa y de nostalgia, acentuadas por la distancia.Y así ha sido, con pena también, para muchos que vivieron y sintieron la presencia fecunda de este banco norteamericano que ha hecho historia en Panamá, estrechamente vinculado, como estuvo, a su desarrollo, casi desde los inicios de la República, hasta fundirse con muchas de nuestras aspiraciones, proyectos e inquietudes nacionales.A casi un año de la apertura del Canal, abrió sus puertas en Cristóbal, Zona del Canal, el 1 de marzo de 1915, bajo el nombre de Commercial National Bank, de Washington, D.C.Para entonces, ya existía el Firts National City Bank of New York desde 1904.Las actividades canaleras, y el comercio que ellas generaban, dominaban, casi por completo, la vida económica del Istmo.Así pues, en sus orígenes los predecesores del Chase se dedicaron a la provisión de servicios financieros a las naves que atravesaban el Canal, y cada vez con mayor intensidad a la comunidad oficial, civil y militar de la antigua Zona del Canal, como también a las actividades comerciales de la Avenida Central en Panamá y la Calle de El Frente en Colón.El nombre cambió varias veces, por razón de adquisiciones y fusiones en su país de origen.De Commercial National Bank pasó a Foreign Banking Corporation en 1917; luego a Chase National Bank en 1925, y por último, en 1955, a Chase Manhattan Bank.A medida que el Banco se adentraba en la economía del Istmo, se fueron instalando nuevas sucursales: la de Panamá en Plaza Catedral, la de Colón y Balboa, en su primera época.Por cerca de cincuenta años desempeñó, casi sin réditos directos, el importante papel de distribuidor del papel moneda circulante en Panamá y la Zona del Canal, hasta que por sugerencia de su Gerente General, se trasladó esa función al Banco Nacional de Panamá en 1979, dentro del marco del recién acordado Tratado del Canal.La historia del Chase en Panamá es interesante e intensa.Sus iniciativas tuvieron que hacer con casi todas las actividades del país.Su influencia en la economía fue trascendental.Pionero en el establecimiento de la banca extranjera en el interior del país, igual que en el crédito supervisado para el sector agropecuario, educó y financió, directamente en sus fincas, a miles de pequeños y grandes productores, al tenor de cerca de seiscientos millones de dólares, que ayer, hoy y siempre agradecerá y añorará el sector, al que ayudó el Chase a pasar de importador a exportador de calidad.Que un barco, de los grandes de New York como el Chase, viniera a un país en desarrollo, a prestar dinero "a caballo" al pequeño agricultor y ganadero con alentadores resultados, como para que el programa durara más de treinta años, han sido de los hechos más insólitos de la banca en Panamá, que no poco se debió a la visión y al coraje de James Edward Healy Jr., Gerente General de 1942 a 1958, quien lo concibió y puso en ejecución, con el respaldo del siempre buen amigo de Panamá, don David Rockefeller.Altos del Chase en Betania y Fuente del Chase en Chorrera, son, entre otros, palpables testimonios de reconocimiento comunal y empresarial, por la ingente labor iniciadora del Chase en el campo de la construcción y préstamos para la vivienda de todos los niveles.La industria y el comercio sintieron su influjo estimulante.Como intermediario financiero consciente de sus múltiples deberes hacia el país sede que le brindó su respaldo amplio y franco, el Chase fue promotor y ejecutor de importantes inversiones extranjeras privadas en proyectos de envergadura como la Zona Libre de Colón, Refinería Panamá, Cítricos de Chiriquí, Petroterminales de Panamá y otros que contribuyeron al realce y bienestar del país por décadas.Entre sus iniciativas se cuenta también el establecimiento del primer banco de inversión afiliado en Panamá.El Chase fue leal a sus colegas oficiales y privados panameños.Cada vez que lo necesitaron o se le solicitó, acudió puntual y desinteresadamente para solventar y devolver confianza en el sistema.La Caja de Ahorros y el Banco Nacional contaron siempre con su apoyo, especialmente en algunos momentos difíciles.Al mismo tiempo, los bancos nacionales y extranjeros sintieron la leal e incansable competencia de su carisma institucional para atraer ahorros de grandes y de chicos.Especialmente de estos últimos, de quienes espontáneo surgió el distintivo que luego, publicitariamente, le brindó la mejor aureola popular con que se ha distinguido a un banco, en el apogeo de su fecunda identificación con Panamá: "buena gente sea" la del Chase.Con razón, el fino y vertical periodista don Luis Restrepo, no tuvo dudas en calificar al Chase como "parte de la patria", en su columna del Matutino, el 6 de noviembre de 1980.Tal vez pocos saben o recuerdan que su transparencia e independencia, mereció al Chase el gesto de fe pública, al confiársele a su bóveda de valores, la custodia de los votos de más de una elección presidencial.De sus filas salieron a cumplir, con honestidad y civismo, diversas encomiendas ministeriales, gerenciales, contraloras de asesoría, de comisiones de importancia oficial y civil.Allí se gestaron catedráticos y conferencistas, instructores y autores, que honraron y enriquecieron centros académicos.Las principales entidades cívicas y profesionales encontraron en la rica cantera humana del Chase, el liderazgo, la ética y la experiencia de sus funcionarios.Y, escasamente, hubo legislación bancaria, financiera o económica, en los últimos cincuenta años, que no contara con la objetiva contribución, la dedicación y el patriotismo de los funcionarios del Chase.Sus empleados, a todos los niveles, fueron la verdadera razón de su posición cimera.Entre ellos no se conoció la deshonestidad, porque no fue parte de la cultura empresarial del Chase.El Chase fue escuela de banqueros, y raramente se encuentra uno, entre las decenas de bancos nacionales o extranjeros, en el centro bancario que ayudó a forjar, que no cuente, o no haya contado con los servicios de uno de sus exfuncionarios, en su consciente gestión por la superación personal, y la confianza que les dispensó siempre en su capacitación y formación moral.A quien escribe le tocó la distinción de esa formación y de esa confianza, al ocupar la primera Gerencia panameña en un banco extranjero; acto que no dejó de reconocer la comunidad en general, por su reconocimiento y respeto al panameño.La primera Galería de Arte, que funcionó en un banco en Panamá, sin costos ni cargos para los expositores, organizó en el Chase 95 muestras diferentes de pintores, escultores, actos artísticos y fotógrafos panameños y extranjeros, y que fueron para algunos su debut profesional.Su memorable y auténtico conjunto típico, no sólo llevó alegría y panameñidad a entidades cívicas, a congresos de diferentes clases, fuera y dentro del país, a reuniones profesionales, a cárceles y asilos, sino que dejó huellas de nacionalismo en Wall Street y otras calles de New York...sí, el Chase en momentos que urgían puentes de acercamiento cultural, como marco refrescante en las arduas negociaciones por la devolución del Canal.Las relaciones del Chase con la prensa fueron siempre cordiales y respetuosas, y fraternales con los fotógrafos y camarógrafos de prensa, a quienes se dedicó un concurso anual, honrando la memoria de uno de sus mejores exponentes, Rogelio Martínez.No fueron ajenas a las inquietudes del Chase, en el meritorio descargo de su responsabilidad social y cultural, los certámenes infantiles de redacción, de pintura, de deportes, el primer concurso nacional de oratoria para el ahorro, y el primer foro de liderazgo para la juventud.La deregulación gradual de la banca, la creciente transformación de esa actividad, la pérdida de su intermediación clásica, en los Estados Unidos, especialmente a partir de la década de los ochenta, la atracción del negocio financiero internacional a sus mercados, la sostenida y vigorosa expansión de la economía norteamericana, apoyada por reestructuraciones financieras, fusiones y nueva tecnología impresionantes, han hecho que muchos de sus bancos necesiten concentrar mayores recursos en sus operaciones locales, en su empeño por aprovechar, desde hace más de dos décadas, el despertar inusitado de nuevos e increíbles retos y oportunidades en su propio territorio, y el rendimiento consecuente que deben conllevar, al tenor de mayores riesgos globales.Estas han sido y son las razones principales para el alejamiento paulatino de los bancos América, Chicago, Banker"s, y ahora también del Chase Manhattan, banco insignia del Centro Bancario Internacional, por 85 años de existencia en Panamá.Y más específicamente, como me lo hicieron saber altos directores del Banco en la Casa Matriz de New York, en mi pesaroso deseo por conocer los motivos de su partida: el diseño de nuevas estrategias que correspondan mejor a sus objetivos trasnacionales, a la atención de novedosos negocios de seguros y valores en su territorio, al nivel de rendimiento que existe la hábil inversión del relativamente escaso capital global, ante la creciente demanda mundial, en la que corren parejas con el desempleo, el empobrecimiento y la postración social.Dolorosa paradoja que es preciso y urgente resolver.La verdad es que Panamá fue el último reducto de sucursales del Chase, en un país de la América Latina.Dentro de algunos días, el 31 de julio presente para ser más preciso, habrá desaparecido, con gran pesar para una multitud de clientes, amigos y viejos empleados, el símbolo que cobijó y guió una de las más notables gestas bancarias de todos los tiempos en Panamá, y tal vez, fuera de ella, porque esta clase de simbiosis no se produce usualmente en ambientes financieros.Pero su contribución al progreso nacional, a la definición de un Panamá más moderno, a una conciencia profesional modelo, a una responsabilidad social empresarial emuladora, permanecerán, para siempre, como una presencia tutelar que resulta necesario consagrar y cultivar...y no olvidar.El Banco que absorbe al Chase, el HSBC, es uno de los bancos más grandes del mundo, y de impresionante crecimiento por más de cuarenta años.Su tamaño, con 569 mil millones de dólares, sus 145 mil empleados, distribuidos en más de 80 países, su eficiencia operacional, su trayectoria desde hace más de un siglo, su proyección y sus objetivos, deben hacerlo comulgar con muchos de los aspectos de la cultura Chase: visión universal de su misión, enfoque de diversidad humana, disciplina en la competencia estrategias de corto y largo plazo.Y es de esperar que, en muchas cosas, un banco así recorra los caminos que produzcan bienestar y satisfacción a todos por igual, especialmente a los pequeños.La educación y la protección al medio ambiente, están entre sus firmes postulados.Por lo tanto, debo recordar que, en algunas instancias, el discípulo supera al maestro.Este es el caso del Gerente del HSBC, quien volverá a ser parte del viejo Chase.