El abandono de Monte Esperanza
El emblemático arco en una de sus entradas ha sido reemplazado por una improvisada puerta de ciclón que cualquiera rebasa. El estado actual de Monte Esperanza me motiva a preguntar: ¿Qué tan difícil puede ser mantener un cementerio? ¿Qué complicado puede ser mantener la grama cortada? ¿Qué cuesta mantener el orden y el ornato?
A uno de sus costados depositan restos de electrodomésticos y centros de lavados. Es muy triste ver un lugar de 113 años de historia convertido en un vertedero de basura. Foto: Cortesía de la autora, Johanee Holder.
El cementerio de Monte Esperanza, ubicado en la provincia de Colón, fue inaugurado en 1908. En sus 93 hectáreas yacen los restos de miles de personas, que trabajaron en el ferrocarril y que participaron en la construcción del Canal de Panamá. Este es el único cementerio publico ubicado en el centro de la ciudad.
Durante la construcción del Canal francés, el cementerio fue conocido como Monkey Hill, durante la administración norteamericana como Mount Hope, y en la actualidad Monte Esperanza.
Un lugar que debe reflejar paz para quienes lo visitan, representa hoy, un lugar que aterra y muestra la falta de mantenimiento por parte de diferentes administraciones, así como el irrespeto por parte de la ciudadanía colonense.
El emblemático arco en una de sus entradas ha sido reemplazado por una improvisada puerta de ciclón que cualquiera rebasa. A uno de sus costados depositan restos de electrodomésticos y centros de lavados, y al otro, han levantado una casucha de madera que a simple vista parece una guarida de indigentes y que opaca la imagen de un cristo. Además, qué decir de la gran cantidad de basura que dejan los visitantes del Centro Penitenciario o que arrojan desde los vehículos.
El estado actual de Monte Esperanza me motiva a preguntar: ¿Qué tan difícil puede ser mantener un cementerio? ¿Qué complicado puede ser mantener la grama cortada? ¿Qué cuesta mantener el orden y el ornato?
Existe una responsabilidad compartida. El municipio de la ciudad debe destinar el recurso y personal para mantenimiento y limpieza del camposanto. Y los ciudadanos deben contribuir en acciones tan sencillas como depositar los desechos en su lugar y no en los alrededores del cementerio.
Estas acciones demuestran una poca educación y falta de amor por la provincia. Muchos discuten por el cumplimiento de sus derechos, pero son pocos los que cumplen sus deberes. Es deber de todo ciudadano, cumplir con el orden y limpieza de su ciudad. Es muy triste ver un lugar de 113 años de historia convertido en un vertedero de basura.
Escuchar historias de nuestros familiares acerca de lo tranquilo y limpio que era el lugar, describir como se podía caminar incluso de noche por sus senderos tras bajarse en la estación del ferrocarril quedan en el pasado y en el olvido ante la imagen de la actualidad.
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Es necesario tomar iniciativas y actuar. Si cada uno cumple con sus deberes y responsabilidades, este lugar y otros serían totalmente diferentes.
La imagen que se tiene de una ciudad es resultado del comportamiento de su gente. Y la falta de programas de mantenimientos de infraestructuras es reflejo de la ausencia de buenas políticas estatales dirigidas a un adecuado manejo de los recursos.
Recordemos que toda persona merece que sus restos descansen en un lugar digno y todo familiar debe poder sentir seguridad y conforte cuando lo visite.
Psicóloga.
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