opinion
Demetrio Herrera Sevillano o El poeta del pueblo
- Actualizado:
Álex Nieto Montilla (opinion@epasa.com) / PANAMA AMERICADemetrio Herrera Sevillano, “el poeta de la pobreza panameña” (1902-1950), leí –no recuerdo dónde– nació, como el gran poeta César Vallejo (1892-1938), un día en que Dios estuvo enfermo, grave, pues su vida transcurrió entre la amargura, el sufrimiento, el dolor y la miseria, elementos que fueron el móvil de su producción.Herrera Sevillano es contemporáneo de los poetas nacidos entre 1890 y 1904, los que, en la historia de la literatura panameña, marcan las pautas de la primera generación vanguardista.Con versos nacidos del más profundo dolor del pueblo, Herrera Sevillano crea, con inteligencia y fuerza, una vasta obra, que, en cuanto al lenguaje, refleja el ser nacional a través de la forma peculiar de habla del panameño.Con creces demostró que este es componente fundamental de la obra poética e incorporó en sus versos palabras que expresan motivos netamente panameños, y con esto evidencia la mezcla de razas, culturas y también lenguas.Pedro Correa Vásquez (1955-1995), uno de nuestros críticos, se expresó de Herrera Sevillano en estos términos: “…es el poeta más original que nos dio la vanguardia panameña y acaso aún lo sea a lo largo y ancho de la historia de toda nuestra vida poética”.De igual modo, el académico Aristides Martínez Ortega señala: “Es el poeta más original de su generación y el de las siguientes.Su obra está impulsada por una fuerza personal que, no obstante la modesta cultura de su autor y de las acentuadas influencias en obra, sorprende por lo singular como muy pocas obras de nuestro parnaso.Su poemario muestra un alumno que aprende una lección y, en vez de memorizar, se expresa con sus palabras y de una manera muy particular”.La obra de Herrera Sevillano, a decir de don Ismael García Stevenson (1907-1992), “es el testimonio de un cantor popular, el mensaje de uno que vio todo a través de su dolor, que es de todos los abandonados de la suerte”.En otras palabras, Herrera Sevillano es el poeta urbano que sale en defensa de los mundos bajos de la capital.Es justo y además digno de admirar cómo un hombre acosado por la miseria, sin una disciplina académica que lo encauzara por los caminos del arte y la belleza, haya producido una gran obra poética de profundo contenido social y de altas cualidades estéticas.Allí reside el mérito del escritor de Santa Ana, “el pequeño dios”, como lo llamara Sinán (1902-1994).Yo sí creo, como apuntaba el doctor Eduardo Ritter Aislán (1916-2006), que la obra de Herrera Sevillano es “Kodak de la insatisfacción presente”, pues, por haber sufrido a lo largo de toda su existencia la más desoladora miseria, diría Sinán, “supo compenetrarse con el vivir humilde de los desamparados de la fortuna”.Eso lo veremos cuando el poeta de los tugurios y de los patios pobres “pinta con mágicos brochazos realistas la idiosincrasia panameña”, una poesía, en definitiva, muy personal.El movimiento inquilinario de 1925, en el que seguramente desfilaron chiquillos descalzos, gente pobre, mujeres semidesnudas y enfermos, y que dio lugar a cuartos oscuros, fogones apagados, tos, harapos y tinacos malolientes, da como resultado “Cuartos”, poema en el que Herrera Sevillano nos muestra una de las escenas más repugnantes y vergonzosas de la ciudad de Panamá: las casas de alquiler donde habita el pobre.Esto a pesar de la concepción de arte como articulación de lo bello y con una visión realista de aquel que tiene por objeto representar tanto lo bello como lo feo, lo positivo como lo negativo.¿Cómo olvidar un poeta de esta naturaleza? Es imposible si por nuestras venas corre sangre, como la que tiñó sus poemas.A un hombre como este no es difícil reconocer y recordar, solo bastaría escuchar sus poemas, el “Zonzos / de calor y noche, / pasan cuartos./ Cuartos… / Cuartos…”; o el “Paisano mío, / panameño, / tú siempre respondes sí”.Para hablar hoy de poesía panameña es imprescindible señalar a Herrera Sevillano.Señalarlo y leerlo.Escucharlo.Termino con estos apuntes de José Moncada Luna (1926-1966): “Difícilmente podrá hallarse un poeta más del pueblo, raíz, sangre y lágrimas mismas del pueblo que este juglar entristecido por la miseria, abatido por los acontecimientos.Especie de Jeremías tropical, Demetrio Herrera lanza sus lamentaciones de agonía y avienta en la locura de su inspiración las cenizas de sus visiones de amargura”.