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De ruidos y condenas
REDACCION - Publicado:
Una de las causas más señalada del estrés es el ruido.Más de un buen ciudadano ha pedido a las autoridades medidas contra este atentado a la salud: troneras en los "diablos rojos", tubos de escape en los autosparlantes a todo volumen en barriadas y avenidas, o frenazos de conductores irresponsables.Claro que en el tropicalísimo país en que vivimos esta situación es casi parte del folclor.Quienes se oponen han gastado tiempo, palabras y hasta recursos económicos en tratar de hacerse oír en medio de tanto escándalo; total, nadie conocía precedentes, en alguna parte del mundo, de sanciones por gritar.Pero eso se acabó, porque el 14 de marzo pasado "La Audiencia de Barcelona" ha condenado por exceso de ruido, a cinco años y medio de prisión, a la dueña del antiguo pub Donegal, situado en la calle Nou de la Rambla, en Ciutat Vella.La anterior es la sentencia penal más grave por delito de contaminación acústica en España, según fuentes de la "Asociación Catalana contra la Contaminación Acústica".Lo "novedoso del caso es que se condena por primera vez un delito de lesiones causadas por el ruido".¿A cuántos habría que condenar en Panamá por algo similar, a cuántos años y en cuántas celdas? Ahora "la tía" catalana del escándalo guardará cinco años y medio de prisión...y en total silencio.Aquí habría que instalar, primero, una Asociación Acústica y después armarle un "tamborito" a la Corte para ver si se compadece de los sordos en perspectivas.