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Cuando una caricatura es fotografía
Juan Carlos Ansin - Publicado:
LA hoy vilipendiada ONU dejó plasmado a fuego los principios fundamentales de la democracia occidental.Quizá la obra humana más trascendente que una civilización pueda legar a la Historia universal.En su Declaración Universal de los Derechos Humanos se afirma con la sobriedad y sencillez de las grandes conclusiones que todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.(Art.1).Las caricaturas, esas imágenes del arte grotesco, desde la tragedia griega al teatro de Fo, donde se exageran rasgos y actitudes o se refuerzan las intenciones y mueven los sentidos del observador con el afán de conmover el ánimo, son parte importante, incluyente y asociada de esa libertad de expresión.Una de las conquistas de las sociedades modernas y el arma más eficaz contra tiranos y delincuentes.Libertad que se sostiene por la sola importancia de expresar un pensamiento, sin más censura que la del orden moral y el comportamiento ético que rigen las relaciones humanas.Pero la libertad que no tiene un fundamento moral responsable y que no se sostiene en consideraciones éticas es también una caricatura de la libertad.Es la fotografía de un cáncer llamado libertinaje.Tener libertad no implica ni garantiza un fin bueno cuando se utiliza un medio malo.Es el caso de las caricaturas sobre el profeta Mahoma que fueron publicadas en Dinamarca, justamente en el seno de una sociedad, la nórdica, que se caracteriza por valores morales de un liberalismo ético muchas veces incomprendido hasta por nosotros mismos, los judeocristianos que convivimos con ellos.Las caricaturas danesas son en realidad una fotografía que refleja un aspecto de occidente, el más liberal, dicho esto en el más amplio sentido del término.Dinamarca no solo es famosa por sus quesos y por ser la patria de Hamlet, también lo es por la percepción que tienen de la libertad y su laxitud relativista sobre ciertas costumbres, como en el sexo, las drogas, la eutanasia y la religión.Se halla en las antípodas del Islam y en el otro extremo de occidente, donde éste se transforma en Arte.Si la sociedad occidental no puede comprender todavía que la religión musulmana es más que una concepción filosófica o metafísica o una simple religión cuya creencia impregna y da sentido y forma parte esencial de la vida social, de sus organizaciones, de sus leyes, de su educación y que además se integra indisolublemente en una política de Estado distinta a la concepción democrática que tenemos los occidentales -de la misma forma que en Occidente es distinta la democracia que se ejerce en Israel, en el Estado Vaticano o en las congregaciones mormonas de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días- tampoco podremos comprender por qué nunca ha habido, ni habrá en la historia del Islam un gobierno ateo, ni siquiera laico.La doctora Antaki en su obra Los Árabes, destaca que el Islam no ha tenido algo parecido a la Ilustración, ni nada semejante a una Revolución Francesa, ¿Cómo pretender entonces implantar una democracia a sangre y fuego? Aceptemos que para todo hay un límite y esa frontera es precisamente la libertad del otro.Algo que en nuestra sociedad competitiva se tiende a olvidar y cuando no, a destruir.Así pues, no podemos en nombre de nuestra libertad hacer una guerra, ni torturar, ni mentir ni mofarnos del otro sin violar los principios éticos que nos fundamentan.Si no comprendemos la hondura de los sentimientos y creencias de nuestros hermanos musulmanes, ni ellos las liviandades de nuestra cultura, seguiremos haciéndole el juego a los que festinan del choque de civilizaciones, donde no habrá vencedores ni vencidos.Sólo muertos y humillados.Rodríguez Zapatero, enmendando en algo los trágicos errores de Aznar -que olvidó el histórico significado trascendente de Al Andaluz-, acaba de iniciar un plan necesario, comprensivo y pleno de sentido común.A la inversa de la concepción anglosajona de la confrontación religiosa ha propuesto al mundo musulmán una Alianza de Civilizaciones.La libertad sin predicado no es un valor por sí mismo, porque el viento es libre de soplar por donde le plazca y el agua de correr por donde quiera.Así como expresarse no es lo mismo que pensar.Si se expresaran fielmente nuestros pensamientos, sin una mínima censura moral previa, si las ideas pasaran a ser hechos fieles a lo que representan, el mundo sería la peor de las cárceles y Hobbes el pontífice de una religión cuyo dios pasaría a ser una inteligencia descarnada que domine los instintos humanos con fines fuera de toda comprensión terrena.Desde Derrida al Schopenahuer de "El Mundo como Voluntad y Representación", la idea nace y permanece libre en el pensamiento pero se encuentra limitada por la palabra que la representa y ésta por la capacidad del que la pronuncia y por el entendimiento del sujeto que la percibe.Una cadena de sucesos lingüísticos con distintos filtros que hacen al filósofo alemán concluir: "Según esto, ¿cuál será aquel género de conocimiento que considere la verdadera esencia del mundo independiente y fuera de toda relación, el contenido real de sus fenómenos no sujeto a cambio alguno, y por lo mismo conocido en todo tiempo con la misma verdad; en una palabra, las ideas, que son la objetivación inmediata y adecuada de la cosa en sí o voluntad? Es el arte, obra del genio "Su origen único es el conocimiento de las Ideas, su única finalidad la comunicación de este conocimiento".