Mundo de Negocios
Tres lecciones de los mejores jefes que he tenido
Muchas compañías tratan a sus empleados como empleados, pero no como humanos.
- Deborah Mills-Scofield
- - Publicado: 28/2/2020 - 12:00 pm
Mi primer jefe en Bell Labs tenía el hábito de gritar. Cuando me gritó en mi primera reunión departamental, me levanté, le dije que cuando él quisiera hablar – no gritar – yo estaría en mi oficina, y salí de la sala. Quizá ese no fue el mejor movimiento inicial de carrera. Sin embargo, aproximadamente 30 minutos después, él entró a mi oficina y se disculpó. Nunca me volvió a gritar y se convirtió en uno de los tres directivos-mentores que le dieron forma a mi carrera, primero en Bell Labs y subsecuentemente en AT&T, nuestra compañía matriz en aquel tiempo. He aquí las lecciones gerenciales que aprendí de cada uno de esos líderes.
LECCIÓN: DEJE IR A SU GENTE. Cuando encuentre grandes talentos, haga lo que sea necesario para incentivarlos y respaldarlos. Trátelos con justicia y haga lo correcto para ellos y para la organización, por encima de lo que sea conveniente para usted en lo personal.
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Mi primer jefe se esforzó en hacerme la primera persona ascendida a miembro del equipo técnico sin un doctorado o maestría en ciencias. Él me dio la libertad para diseñar mi propio rol y la autonomía para alcanzar mis metas, solo “interfiriendo” para remover obstáculos y crear más visibilidad. Cuando decidí mudarme a Ohio y casarme con mi esposo, movió todas sus influencias para que no renunciara. Él y su contraparte en AT&T (que se convertiría en mi siguiente jefe) eventualmente acordaron mi transferencia a Ohio y me apoyaron con los vuelos de ida y regreso durante nueve años.
LECCIÓN: ENCIENDA EL FUEGO Y LIMPIE EL CAMINO. Guíe la pasión de su gente y quítese del camino: La autonomía y libertad que me brindaron para crear y hacer mi trabajo incrementaron exponencialmente mi pasión, emoción y éxito.
Después de mi transferencia a AT&T, mi segundo jefe me permitió diseñar mi propio trabajo, con mi propia serie de entregables y resultados, y me brindó los recursos para lograrlo. Él respaldó plenamente mi trabajo a distancia y financió una oficina casera con todo dispositivo imaginable para 1988, incluyendo una laptop y teléfono celular. Él me enseñó cómo tener éxito en las intrigas corporativas sin comprometer mi integridad y defendió mi trabajo ante los niveles altos de la escala ejecutiva. Él orquestó que me “prestaran” a la oficina del presidente para un proyecto especial que era una significativa oportunidad para mi carrera. Eventualmente, él me impulsó a unirme al equipo directivo del nuevo negocio.
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LECCIÓN: RECUERDE, SON HUMANOS. Muchas compañías tratan a sus empleados como empleados, pero no como humanos. Mis directivos-mentores dejaron en claro que yo importaba no solo por lo que podía hacer, sino también por quién era.
El jefe que encabezaba el equipo directivo del nuevo negocio también creía en la autonomía, en los resultados por encima de los entregables, en centrarse en el consumidor y desarrollar a su gente. Mientras trabajaba para él, tuve a mi primer hijo. Además de las muy generosas prestaciones de maternidad, su apoyo y comunicación con el resto del equipo en Nueva Jersey me posibilitaron trabajar desde casa, sin viajar, y mantener un impacto significativo en la empresa. Para él, el hecho de que no estaba en Nueva Jersey significaba que yo tenía una perspectiva libre de sesgos respecto a las necesidades del negocio.
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He sido extremadamente bendecida. Mis circunstancias fueron, y desafortunadamente siguen siendo, atípicas en los lugares de trabajo, pero no debería ser así. Mientras observa a su organización, piense acerca de cómo puede aplicar solo una de estas lecciones. Los beneficios permanecerán durante décadas.
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