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Panamá, país quebrantado hasta en los libros
Eduardo Soto P. - Publicado:
Qué pasó el 3 de noviembre de 1903? En las escuelas de hoy, primarias y secundarias, no se toca el tema con todo su color, su desborde de pasiones, sus aristas.Hay una historia oficial, apenas una mirada de soslayo, que se pone sobre el pupitre para que los chicos la toquen...Hubo un tiempo cuando al hacer esta pregunta, cierta gente cruzaba miradas, apretaba los labios, se resistía a que se contara la historia completa, o al menos que se discutiera a fondo el tema.El otro extremo también llegó, y cuando quienes podían salir heridos ya no estaban entre los vivos, surgieron las otras versiones, llenas de espinas, ofensas y otras medias verdades.Todavía hoy, después de transcurridos 105 años, las certezas parecen escurrirse como agua entre los dedos.Hay puntos de vistas dispersos en lo profundo de una veintena de libros, que alguno que otro historiador ha intentado consolidar, sin evitar que en el intento surjan voces de protesta, ayes y golpes sobre la mesa.Gasteazoro.Ya en 1951, el profuso historiador Carlos Manuel Gasteazoro reflexionaba sobre estas dudas y versiones contradictorias, y trató de explicar a qué se debían.Según Gasteazoro, la visión de los sucesos del 3 de noviembre de 1903 está condicionada por cinco estratificaciones históricas:"Primera: La ausencia de un conocimiento global del devenir histórico del Istmo.Me atrevería a censurar a los próceres que justificaron la separación y a muchos de nuestros historiadores de antaño y hogaño, de no haber comprendido a Panamá en el tiempo ni en el espacio.De no haber visto a nuestra historia como un todo indivisible."Segunda: La popularización en nuestro medio de interpretaciones extranjeras del 3 de noviembre, principalmente colombianas y norteamericanas."Tercera: A la participación activa de los Estados Unidos de Norteamérica en nuestra independencia."Cuarta: La actitud negativa de algunos historiadores locales de mirar la caótica situación política de Colombia en el siglo XIX como un fenómeno que actúa sólo en el Istmo y no en todas las Provincias."Quinta: La falta de sinceridad con que se ha estudiado y enseñado hasta ahora el contenido del movimiento separatista de 1903.Se han omitido voluntariamente hechos y circunstancias que parecían vergonzosos, dando origen a una ingenua ‘leyenda dorada’ contra la que se reacciona exageradamente hoy en día".Los colores.Como bien indica Gasteazoro son dos las "leyendas" que giran en torno a la gesta de noviembre.Una blanca y otra negra.Más adelante sumaremos una más, que se mezcla en un claroscuro diagnóstico, y mira la historia con amargura.La primera leyenda, también conocida como "versión dorada", está representada por los escritos de los propios conjurados, es decir, "los llamados próceres" como los califica el historiador Celestino Andrés Araúz (Revista Tareas No.117 Pag.63-92).Araúz advierte que, aunque algunos de ellos mencionan la participación del gobierno de Estados Unidos en el acto de secesión, en realidad se concentran en su actuación personal.Según esta "leyenda blanca", en el centro de la conspiración estuvo el abogado José Agustín Arango Remón, un hombre que al momento de la gesta tenía 62 años.Un anciano para la época.Como abogado, era "agente especial" en la Compañía del Ferrocarril de Panamá, empresa estadounidense cuyos funcionarios principales tuvieron activa participación en los contactos iniciales que se lograron en Estados Unidos, particularmente con el abogado William Nelson Cromwell.Según la versión de Arango, a quien por sus conocimientos, personalidad y respeto que infundía le apodaban "el maestro", una de las primeras medidas de los conjurados fue ponerse en contacto con el agente de fletes de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, el capitán J.R.Beers, a quien se le pidió valerse "de personas de alta posición e influencia" para asegurarse de que el gobierno estadounidense "no prestaría auxilio a Colombia para reincorporar el Istmo a esa república; y que, por el contrario, pudiéramos contar con la decidida protección de los Estados Unidos, en el sentido de reconocer nuestra independencia una vez persuadido aquel gobierno de que era un movimiento unánime de los pueblos del Istmo.Relata Celestino Andrés Araúz que al decir de Arango, Beers cumplió la "delicada misión" que se le encomendó en EEUU y retornó a Panamá provisto de claves e instrucciones de las personas que coadyuvarían a los planes secesionistas, entre quienes estaba Cromwell.Dice Araúz que Arango prefirió omitir los nombres del influyente abogado neoyorkino y se limitó a mencionarlo como "la respetable persona que abrió el camino a las esperanzas de los conspiradores".Manuel Amador Guerrero.Con el título de "Documentos históricos.Memorias sobre la emancipación de Panamá", Manuel amador Guerrero, quien tenía 70 años cuando se gestó la secesión, escribió su versión inconclusa pocos años después del movimiento separatista.En la primera parte de sus memorias, relata cómo José Agustín Arango lo puso en conocimiento del complot y que el capitán J.R.Beers iba a partir hacia EEUU con licencia como el encargo de hablar con los "amigos de nueva York", sobre el movimiento separatista que se tramaba.Describe su viaje a EEUU a finales de agosto de 1903, provisto de claves para comunicarse con los otros conspiradores en Panamá, su primera entrevista con William Nelson Cromwell a quien le entregó una carga de Arango.Señala que el abogado neoyorquino ofreció ayudar cuando el Tratado Herrán-Hay fuese absolutamente negado, pese a que él (Amador Guerrero) intentó vanamente convencerlo de que no abrigara esperanza alguna en ese sentido.Confirma que Cromwell se atemorizó por las amenazas del ministro colombiano Tomás Herrán, y tomó rumbo a Europa.Mientras esperaba los resultados de una carta que escribió al secretario de Estado John Hay, por intermedio del banquero judío Joshua Lindo , Amador se puso en comunicación con Philippe Bunau Varilla, a quien encontró en su primera conferencia "tan animado" que le redactó instrucciones para realizar y sostener la separación.Dos días después, en otra entrevista, el ingeniero francés le hizo saber a Amador que no había conseguido los "recursos pecuniarios" solicitados por éste, pero que "sí tenía recursos ofrecidos que aseguraban el éxito del asunto una vez que hubiésemos dado el golpe en Colón y Panamá".En su escrito de Tareas, Araúz señala que Amador no entra en detalles sobre la cantidad de dinero que le pidió a Bunau Varilla, "pero sabemos que fueron 6 millones de dólares que al francés le pareció una suma exorbitante y le ofreció en cambio 100 mil dólares para los gastos que ocasionara el movimiento independentista, así como obtener el respaldo del gobierno estadounidense".Según Araúz, Amador tampoco menciona las condiciones exigidas por Bunau Varilla para apoyar la conspiración, que eran que se le nombrara enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la nueva República con facultad para negociar y firmar el Tratado del Canal con el gobierno de EEUU.Pasa por alto asimismo, que el ingeniero francés redactó una proclama de independencia, confeccionó una bandera para la joven república y propuso que el movimiento secesionista tendría que llevarse a efecto a más tardar el 3 de noviembre de 1903.En cambio, Amador Guerrero se limita a decir: "Listo todo para mi partida para Panamá, el 20 de octubre tuve una larga discusión con B.V.sobre cierta condición que él quería exigirme y concluyó con que no tocáramos el punto sino más tarde".La justificación.Un opúsculo, casi inmediato a la separación, con fecha del 18 de noviembre de 1903, es el de Ramón Maximiliano Valdés, quien no participó en la gesta, pero sí su padre Ramón Valdés López.Ramón Maximiliano escribió un documento titulado La independencia del istmo de Panamá, sus antecedentes, sus causas y su justificación.El propósito del ensayo es demostrar que el movimiento separatista no fue obra de "unos especuladores", ni tampoco hechura de los Estados Unidos, sino el producto de la voluntad popular."El desenlace lógico de una situación ya improrrogable, a solución de un problema gravísimo e inquietante, la manifestación sincera, firme, definitiva e irrevocable de la voluntad de un pueblo".Gasteazoro explica que el escrito de Valdés es un análisis de nuestras relaciones políticas con Colombia a partir de 1821 y a través del resto del siglo XIX, pero como lo calificaría Diógenes de la Rosa, "se perdió en la otra que el contribuía a crear y dio una solución errónea al destino político panameño al considerar el Canal ‘como la única salvación que se veía para esta comarca’".Más adelante Valdés sale al paso a los detractores de la separación diciendo: La suspicacia y la maldad acusarán acaso a los Estados Unidos del Norte de haber promovido la insurrección en el Istmo; pero semejante cargo, inexacto y vil, no alcanzará a manchar la gloria inmaculada de esta hora blanca, de esta hora santa en que las naciones del mundo saludan con alborozo el advenimiento de la nueva república y alaban el pavoroso valor cívico de sus fundadores".Visión liberal.Hasta ahora, han hablado los del partido Conservador.Pero el 3 de noviembre de 1911, Federico Boyd, liberal, escribió su Exposición Histórica acerca de los motivos que causaron la separación de Panamá de la república de Colombia en 1903.Boyd tenía 52 años cuando se convirtió en uno de los próceres.Al momento de la separación era un próspero hombre de negocios que incluso fungía como cónsul de Ecuador y Holanda.Inicia resaltando la importancia que para el Istmo representaba la construcción del Canal interoceánico y de cómo él y otros "panameños notables" insistieron en rescatar la obra francesa del fracaso ofreciendo a las naciones europeas (particularmente a Inglaterra) a fin de conseguir que algunas de ellas, o todas en conjunto, tomaran a su cargo la empresa y concluyeran el canal.Según Boyd, el tratado Herrán-Hay fracasó porque los colombianos estaban más preocupados por sacar provecho para los Estados del centro del país, así como habían alcanzado cuantiosos beneficio por el contrato y prórrogas de la compañía francesa.Además, acababa de pasar la devastadora guerra civil de tres años, y la pasión dominaba todo en el Congreso granadino.Así las cosas, dice Boyd citado por Araúz, "El estado de desesperación para los panameños llegaba a su colmo, viendo que se alejaba tal vez para siempre el único medio que tenían de salir del estado de vergonzoso atraso, de miseria y desgracia en que se encontraban sus pueblos sin poder subir a la altura que la naturaleza le tenía señalado a su privilegiado territorio por su posición topográfica, y viendo que ya el gobierno como el pueblo americano, enojados por el brusco rechazo del tratado Herrán-Hay se preparaban para adoptar la vía de Nicaragua, puesto que el gobierno y habitantes de esa república sí les brindaban toda clase de facilidades y se afanaban por atraerlos, un puñado de esos panameños: Amador Guerrero, José Agustín Arango, Ricardo y Tomás Arias, Manuel Espinosa B., Carlos C.Arosemena, Nicanor A.de Obarrio y yo, resolvimos arriesgarlo todo: vidas, familia, fortuna y posición social en bien de nuestros conciudadanos y nos alzamos a la dificilísima obra de separar a Panamá de Colombia, si el tratado Herrán Hay era finalmente rechazado por Bogotá".Seguidamente Boyd detalla cómo se llevó a cabo el plan separatista, pero en ninguna parte de su exposición menciona la participación de los funcionarios estadounidenses de la Compañía del Ferrrocarril de Panamá ni a William Nelson Cromwell.Según Boyd, los panameños por sí mismos "con mucho sigilo y secreto", llevaron a cabo la separación el 3 de noviembre de 1903, que tenían previsto efectuar el día 4, pero tuvieron que adelantar ante "la llegada a Colón de un cuerpo militar de 400 hombres que venía a reemplazar el que estaba a la plaza".En sus palabras: "Pocas horas antes de que estallara el movimiento y que redujéramos a prisión a los jefes de las tropas recién llegadas, jefes colombianos que se habían adelantado a venir de Colón, corrió como por electricidad la noticia por toda la población y todos los habitantes sin distinción de partidos ni de razas y prescindiendo de anteriores divisiones políticas, todos como un solo hombre, con una sola voluntad y dominados por un solo sentimiento, acudieron a los cuarteles a prestar sus servicios a tan santa y noble causa.Hasta los extranjeros residentes en la ciudad todos, todos nos brindaron su ayuda y simpatía".