Cámaras trampa: Un vistazo a los secretos de la fauna silvestre
A través de las cámaras trampa, la investigadora Carolina Mitre trata de conocer las poblaciones de vertebrados terrestres y arbóreos en Cerro Chucantí.

Esperar tanto tiempo para revisar las cámaras es la mejor parte. Foto: Cortesía Adopta Bosque
En las entrañas de los bosques, una diversidad de especies atesora secretos únicos. Descubrirlos es todo un desafío, el cual de la mano de la tecnología se simplifica.
Con la ayuda de las cámaras trampa, los científicos tienen acceso casi permanente a especies habitualmente evasivas.
Carolina Mitre lo sabe perfectamente. La investigadora lidera un proyecto para conocer el estado de las poblaciones de vertebrados terrestres y arbóreos mediante el uso de cámaras trampa en la reserva natural privada de Cerro Chucantí, ubicada en el límite entre Panamá y Darién.
"Las cámaras trampa pueden ayudarnos a cubrir parte del trabajo humano. No podemos estar las 24 horas del día intentando capturar fotos de mamíferos y las cámaras hacen ese trabajo por nosotros", dijo Mitre a Panamá América.
Este método no es invasivo, la perturbación es de mínima a nula y permite observar a los animales en sitio.
Mitre recalca que a través de estas herramientas se pueden ver comportamientos naturales, que jamás podrían conocerse de otra forma.
El proyecto, financiado por Senacyt, tiene una duración de 24 meses y la temporada de campo se extiende por 12 meses para ver el comportamiento animal tanto en estación seca como en lluviosa.
Conocer el estado de las poblaciones de estos animales servirá para implementar planes de acción más efectivos de estas especies y podría convertirse en una referencia para replicar en otros sitios.
Hasta la fecha ha identificado 94 especies de vertebrados, logrando más de 3,000 fotos en más de 35 ubicaciones en la reserva. En cuanto a los vertebrados más abundantes en el dosel del bosque están el mono araña negro del Darién, el mono cara blanca y el aullador. Con respecto a los terrestres se han registrado ñeques, pavos y zorros cangrejeros.
El trabajo es titánico y las emociones no faltan.Esperar tanto tiempo para ver qué misterios ocultan estos inquilinos del bosque acelera el corazón.
"Es una sorpresa cuando vamos a revisar las cámaras después de tres meses. Ver las fotos, los selfies, los pumas intentando morder la cámara. Esperar tanto tiempo para llegar a revisarlas es la mejor parte", agregó.
La tesista de biología con orientación en zoología puntualiza que las cámaras instaladas en el dosel (copas de los árboles) acumulan más registros fotográficos y toman más de 6 horas revisarlas, con el apoyo de programas especiales. Las que están ubicadas a nivel del suelo tardan de 2 a 3 horas.
Mantener las cámaras trampa en buenas condiciones también constituye un reto, sobre todo en zonas húmedas de la reserva, donde son más susceptibles a deteriorarse.
¿Y cómo llegan las cámaras a lo más alto?Las cámaras situadas en ároles altos sacan el lado más extremo e intrépido de los investigadores, quienes con equipos especiales escalan estos gigantes verdes en busca de respuestas.
"La rama en la que tiramos la cuerda de vida tiene que contar con un diámetro que soporte el peso. También es ideal que una rama de seguridad quede debajo. Por seguridad mantenemos dos ramas sobre la cuerda de vida", precisó Mitre.
Antes deben pasar por un proceso de entrenamiento que garantice la seguridad durante las misiones científicas.
El investigador Josué Justo destaca que hay diferentes métodos para escalar, sin embargo, lo más importante siempre debe ser priorizar la seguridad.
"A veces caminamos varias horas por la selva y es complicado llevar mucho equipo. Tratamos de ser, en lo posible, lo más minimalistas, pero manteniendo la seguridad", comentó.
Y al final las escenas más surrealistas salen a la luz, mostrando que todo valió la pena.
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