Contrapunto
¿Y el hombre maltratado?
La pregunta es válida. En los últimos días, se habla en los medios de un incremento de los casos investigados de violencia intrafamiliar. El artículo 200 del Código Penal, que tipifica la violencia doméstica, no distingue entre los géneros de la víctima y el victimario.
La frase con la que terminamos el párrafo anterior es una trampa lingüística no fortuita. Podríamos haber dicho la victimaria y el ofendido u agredido, pero sería incorrecto referirnos a “el víctimo”. Por graciosa que parezca la reflexión, no está desprovista de lógica, el lenguaje español se ha moldeado a siempre entre el machismo y el matriarcado. La importancia que tienen los géneros en la lengua es un reflejo de las diferenciaciones que nos impusimos, la moraleja en este caso: nos estamos limitando a pensar que al hablar de violencia intrafamiliar nos referimos exclusivamente a una forma de maltrato ejercida por un hombre contra una mujer, que tiene como contexto las relaciones familiares.
Algunos estarán en desacuerdo con lo que voy a decir, pero la violencia intrafamiliar contra el hombre en Panamá es un problema real; que poco se sepa sobre eso tiene que ver con lo referente al machismo y matriarcado que mal conviven en un tira y jala. El hombre calla por temor a ser blanco de burlas, la victimaria, quien usualmente está provista de algún tipo de superioridad económica, intelectual, profesional o inclusive física, la ejerce y se impone. ¿Y luego? Se dan las mismas consecuencias que todo maltrato trae, inclusive homicidios (entiéndase como antónimo del femicidio).
Diariamente nos hemos encontrado con problemas de maltrato al hombre en las relaciones intrafamiliares. Una situación bastante común cuando las parejas se separan: la mujer no deja que el hombre vea a sus hijos o hijas. Este tipo de maltrato es uno de los más crueles que hay por cuanto implica una violación al derecho del hombre y a la vez contra los hijos, quienes tienen derecho a relacionarse con su padre.
Ahora bien, existen otras formas de maltrato intrafamiliar contra el hombre. En esta sociedad, en la que la mujer está consiguiendo grados de escolaridad más altos que el hombre, se está presentando un tipo de violencia relacionada con la manipulación emocional e intelectual y el hostigamiento sicológico contra el hombre.
El sistema judicial no puede desamparar al hombre maltratado en las relaciones intrafamiliares, pues tiene el mismo derecho ante la ley y la Constitución Nacional que la mujer, y el enfoque de género no puede ser el único factor determinante para investigar los delitos de violencia intrafamiliar.
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