Medidas
Reflexión sobre la seguridad pública en Panamá
- Jesús A. López Aguilar
...cualquier política de seguridad pública debe tener el aval de toda la sociedad, el cual se obtendrá una vez podamos demostrar que hay un modelo efectivo, eficiente y sostenible para mantener la paz y el sosiego que tanto necesitamos como país y comunidad.
Viendo todo lo que sucede a diario en el país, me pongo a anotar ideas y llego a concluir que tal pareciese que en Panamá no hay política criminal en el país, y no se trata nada más de establecer unos parámetros operativos y salir a la calle a buscar personas que delinquen y aplicarles el rigor de la ley. Una política de seguridad implica más que eso.
Como debe suceder, con cualquier situación que implique una respuesta multisectorial, hay que estimular la participación de todas las instituciones estatales para que se haga valer la importancia que conlleva este tipo de labor. Y una verdadera política pública implica la planificación conjunta y articulada de muchas entidades estatales, a la par que se promueve la implicación directa de los sectores privados, académicos y de la sociedad, en su totalidad, para lograr que todos se sientan parte de la solución de un problema que nos atañe a todos.
Una medida inicial es la conformación de un verdadero gabinete de línea en esta materia. Cuya tarea sea mucho más integral que el Gabinete Social que, en fin de cuentas no hace mucho para aportar algún elemento innovador en lo que a planificación de políticas públicas del sector social se refiere. En esta ocasión hago referencia a una instancia real, de peso específico alto, con capacidad de efectuar las convocatorias necesarias para lograr que se cristalicen las medidas que sean necesarias, dotadas de los recursos reales para la prevención y la reinserción social de los que puedan ser rescatados.
Diré algo muy claro: el tema de la seguridad pública no es potestad única y exclusiva de la Policía Nacional, ni son ellos los que más saben sobre el tema; como parte de una institución con características muy propias, la Policía Nacional tiene un papel que jugar, tanto a escala preventiva como represiva, pero no es una parcela donde solo ellos pueden sembrar para recoger frutos después. Está demostrado que la seguridad pública mejora cuando se atrae a todos los sectores a trabajar de forma coordinada al más alto nivel. Todavía estamos a tiempo, pero aún hace falta ciencia. Barrios Seguros sigue siendo un modelo que debe probar su efectividad, más allá de que solamente se puede considerar como una medida paliativa. De lo que se trata es de la creación de un modelo de trabajo cuyos efectos perduren en el tiempo y que las acciones del inicio se conviertan en valores persistentes y constantes. Por ese motivo, reitero que la política de seguridad no es solo potestad del Ministerio de Seguridad.
Falta fortalecer y dotar de recursos altamente sofisticados a las instituciones que se encargan del registro de los casos, de forma que se tenga más que un registro de incidencias y que ese sistema o institución pase a ser un ente que pueda mantener registros actualizados de forma periódica, ya sea semanal o mensual, así como un sistema georreferenciado que ayude a visualizar de forma gráfica el comportamiento estadístico de las situaciones delictivas y todo lo que haga posible llevar a cabo investigación científica de calidad y con cifras confiables. Con ello debemos dar un paso extra, ya que no podemos seguir solo destacando las cifras de homicidios como el principal baluarte para resaltar posibles logros en materia de seguridad.
Para enfrentarse al problema del crimen y la seguridad pública es necesario contar con un buen sistema de registros de estadísticas criminales, eficiente y altamente organizado. Todavía hace falta conformar dicho sistema y eliminar muchos registros manuales. Para ello, cada una de las ramas que conforman las entidades que registran, compilan, procesan, etc. datos relacionados deben estar entrelazados en una sola gran base de datos nacional, desde el nivel local al nivel nacional. De esa forma se puede diseñar un perfil psicosocial del comportamiento estadístico de la criminalidad en nuestro país.
Con un verdadero registro único, debemos pasar del simple reporte de incidencias a rectificar y corregir calculando los posibles, probables, niveles de subregistro y para eso existen técnicas e instrumentos de medición y diagnóstico, como las Encuestas Nacionales de Victimización que, según tengo entendido, ya se anunció la realización de la primera de dichas encuestas en Panamá en algunos meses.
Esto es importante porque una cosa es el registro de la Criminalidad Estadística, que es lo que se hace en Panamá y otro tema es lo que se denomina Criminalidad Real, que incluye los cálculos de subregistros de incidentes, que la gente no reporta por muchos motivos, falta de eficiencia del sistema de denuncias, temor a represalias, desconfianza en las autoridades y otros entes (la Policía), así como otros tipos de situaciones que no son atendidas de forma efectiva. Ante un panorama así lo que se produce, en gran medida, es un amplio subregistro, llevando a una fuerte sensación de impunidad y revictimización de la población.
El ideal de cualquier Estado es que entre la Criminalidad Estadística y la Criminalidad Real exista cierto nivel de similitud, ya que tanto los incidentes disminuyen como la gente siente que hay mayor seguridad real. La única forma de asegurar que la criminalidad ha disminuido, si queremos utilizar solo cifras, es mediante lo que anoté del equilibrio en ambos tipos de criminalidad. De lo contrario, los solo anuncios mediáticos de disminución a los que estamos acostumbrados se vuelven meros y vacíos eventos mediáticos para tratar de tranquilizar los reclamos de la población.
Siempre hago mención de que la disminución de las tasas de homicidios no es el mejor dato estadístico para asegurar que una política criminal ha sido eficaz, ya que el homicidio, siempre es el delito que menos ocurre, dado lo extremo de su incidencia y motivaciones. Únicamente si analizamos los demás tipos delictivos y su comportamiento estadístico y cualitativo podremos asegurar algo así. Por ejemplo, en Venezuela durante el año 2015 se cometieron un total de 25 mil homicidios, pero esa cifra queda pálida contra los 2 millones 100 mil robos y asaltos que ocurrieron en el mismo período, sin contar muchos otros delitos más. A eso hay que agregar los costos económicos, psicológicos y sociales que dejan estos eventos, muchas veces con secuelas psíquicas y físicas permanentes, con lesiones físicas que dejarán marcada una huella profunda en la víctima. Por eso, al hablar de esas disminuciones hay que hacer referencia a todo el conjunto de delitos que ocurren en el país. Y dado que hechos como las violaciones sexuales a niñas, niños, mujeres, han ido en sostenido aumento en los últimos años, la violencia doméstica se incrementa de forma permanente, así como otros delitos más, no podemos declarar éxitos con tan poca evidencia real y sustentada en metodologías científicas confiables.
Cualquier política de seguridad pública debe tener el aval de toda la sociedad, el cual se obtendrá una vez podamos demostrar que hay un modelo efectivo, eficiente y sostenible para mantener la paz y el sosiego que tanto necesitamos como país y comunidad.
Psicólogo
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.