La importancia de permitirnos sentir nuestras emociones
- Celeste Amaro opinion@epasa.com
Debemos considerar válidas a todas nuestras emociones, vivir la experiencia, sentirlas sin luchar por ocultarlas, aprendiendo a identificarlas, a comprenderlas (las tuyas y las de los demás), y sobre todo, tomarlas en serio.

Biológicamente los seres humanos venimos estructurados para sentir distintas emociones. Todos necesitamos sufrir, amar, emocionarnos, sentir la felicidad e incluso la pérdida. De las emociones no es imposible protegernos, de igual forma las vamos a sentir y estas son las que irán cincelando nuestro carácter, aquello que vamos logrando ser.
Poner distancia y reserva a la hora de sentir emociones, solo causará más dolor, rabia y tristeza de la que se encuentra a nuestro alrededor. Y aunque muchos son los que se construyen grandes muros, para no permitirse sentir aquello que creen que puede causarles daño, lo que logran es reprimir el sentimiento almacenándolo, convirtiéndolo en rencor. No hay emociones buenas ni malas, todas forman parte de lo mismo, todas nos hacen humanos, y es humano tener altibajos y cambios emocionales.
Un hecho común por el cual se ocultan las emociones son las relaciones de pareja. Aquellas donde se sufre engaño, traición o rupturas traumáticas, logran que muchos dejen de confiar y valoren, que es preferible no volver a tener una relación para no sufrir. También están las llamadas relaciones "exprés", ahí donde no existen demasiados compromisos o dependencias, tampoco un amor desmedido. Son relaciones donde se prefiere guardar la individualidad para no perder el control y así salvaguardar la independencia.
Debemos considerar válidas a todas nuestras emociones, vivir la experiencia, sentirlas sin luchar por ocultarlas, aprendiendo a identificarlas, a comprenderlas (las tuyas y las de los demás), y sobre todo, tomarlas en serio. Por supuesto, aceptar y respetar no implica resignarnos sin hacer nada, significa más bien darnos el tiempo y el espacio, el momento que necesitamos para que la emoción ocurra. Recuerda que el dolor es una parte inevitable de la vida. Que las experiencias positivas cobran sentido, porque existen las negativas, el contraste es lo que les da el significado sino ¿Cómo diríamos que estamos contentos o felices, si jamás hubiésemos estado tristes?
Si ocultamos las emociones se irá generando un peso, conformando una carga emocional peligrosa y difícil de soportar, teniendo en ocasiones, repercusiones en nuestro cuerpo. Démonos permiso para sentir las emociones, manifestarlas es un privilegio; pues son el puente para saber qué necesitamos.
¿Para que encapsular emociones que pueden llegar a hacernos un terrible daño? Aunque se sienta miedo, rabia o que nos cueste expresar lo que nos sucede en el plano afectivo, es preferible atravesar el dolor pasajero que resulta fundamental para sanar. Cuando negamos nuestras emociones, también nos estamos negamos a nosotros mismos la posibilidad de conocernos.
Así que no está mal, de vez en cuando y sobre todo ante situaciones de especial importancia para nosotros, preguntarnos qué sentimos y reflexionar durante unos minutos con total sinceridad sobre aquello que experimentamos. Pruébalo, detente y pregúntate cómo te sientes. Házte un chequeo y conecta contigo, a pesar del dolor, a pesar de la incertidumbre. Ya que esta es la única forma en que podemos librar la poderosa batalla que significa aprender a autorregularnos. Y en esta medida podremos alcanzar un crecimiento constante y daremos lo mejor de nosotros a los nuestros, repercutiendo también en el aprendizaje de ellos.
No tengamos miedo, vivamos comprendiendo que una emoción no tiene por qué permanecer toda la vida, que lo mejor, es que sean pasajeras y nos dejen su aprendizaje. Ese tan importante, que nos puede ayudar a poner en práctica el más grande anhelo de ser felices…
Life Coach.
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