Gregor Samsa, cien años después
Pero podemos ser como la familia de Gregor Samsa. Podemos ser sus padres, su hermana o su jefe, que van haciéndole sentir culpable de ser como es hasta el punto de dejarlo morir...
Decía el escritor Luis Landero durante la presentación de "Kafka con sombrero" de mis queridos Jesús Marchamalo y el ilustrador Antonio Santos, que en el ...
- Pedro Crenes Castro (Escritor)
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- pcrenes
- - Actualizado: 10/5/2015 - 08:55 am
Decía el escritor Luis Landero durante la presentación de "Kafka con sombrero" de mis queridos Jesús Marchamalo y el ilustrador Antonio Santos, que en el futuro, quien mejor dará cuenta de la humanidad en literatura, será Franz Kafka. Celebré la sentencia, estábamos en la Librería Rafael Alberti de Madrid, que está en el año de sus cuarenta años, y convine con él que es verdad, todos le debemos a Kafka algo como lectores, sin duda, y como escritores, aunque no lo parezca muchas veces.
De Kafka celebramos este año el centenario de la aparición de uno de los relatos más inquietantes e influyentes de la literatura: "La metamorfosis". Publicado en vida del escritor, es uno de sus trabajos más conocidos y que mejor dibuja la condición humana ante el cambio de los otros. Un relato/novela corta que vale la pena volver a leer y más en esta época en la que "los otros", los distintos, "los de allá", los que "no son de aquí" (como si esto fuera un mérito nuestro), nos parecen una amenaza.
Si no también, de estas preguntas: ¿cómo se es distinto? ¿Qué siente el que hasta hace unas horas era "normal"? (¿quién decide qué lo es?), ¿cómo se resuelve la distancia que van tomando respecto a uno los que deberían estar siempre cerca de nosotros? Reivindico a Gregor Samsa, ese indeterminado insecto, como ocurre con "el gran pez" del bíblico Jonás, como un interlocutor válido, como reflejo de quiénes somos y cómo debemos sentirnos. Esta inmensa metáfora es nuestra esencia, es lo humano, es el temor que nos espanta en lo más hondo: ser distintos, caer en un descrédito tan grande por razón de raza, condición social, sexo o lugar de procedencia, que aparta a los más cercanos, a la familia, a los nuestros.
Pero podemos ser como la familia de Gregor Samsa. Podemos ser sus padres, su hermana o su jefe, que van haciéndole sentir culpable de ser como es (recuerden que después de un apacible sueño se ve sumido en esa nueva identidad) hasta el punto de dejarlo morir, ponerse de perfil y buscar otras dichas, otros intereses a pesar de que bajo ese nuevo y súbito aspecto, bajo ese ser monstruoso, está, como siempre, Gregor, su hijo, su hermano, su semejante.
Sí, Luis Landero, gran novelista al que admiro muchísimo y al que pude saludar e invitar a venir a vernos a Panamá, tiene razón: Kafka es el mejor dibujante del perfil humano y sus textos, su "La metamorfosis", serán los que mejor reflejen la esencia de las mujeres y los hombres, de esta raza que es capaz de tratar con dignidad a un animal arrebatándole a sus semejantes la suya. Kafkiano y parajódico se mire por donde se mire.
Para celebrar los cien años de este brillante relato me he dado a la tarea de buscar otros que tengan ese regusto existencial que se respira dentro de "La metamorfosis" (me resisto a llamarlo "La transformación", que dicen los que saben alemán que es más correcto). Y quiero recomendarles estos: Bartleby el escribiente, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde y El desván. Hay más, sin duda, pero estos son mis preferidos.
Leer es también pensar, digerir, rumiar. Yo diría que es hasta cambiar. Es verse reflejado, es querer mirarse desde otras perspectivas para tener un mejor retrato de uno mismo. Franz Kafka, el Bartleby checo, nos da en esta obra la oportunidad ser otros para ser mejor uno mismo. Pero serlo es personal, es una opción. Lo que no lo es, es mirar a los demás con la misma compasión con la que queremos ser mirados.
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